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La justícia com un dels quatre valors superiors de l’ordenament jurídic i com un valor maçònic

Ponència del 1/12/2023

Aquest divendres passat primer de desembre es va celebrar, a Castell d’Aro, un sopar col·loqui del Club Liber Cogitatio. L’acte, presentat pel vicepresident del club Antoni Bou Mias, va comptar amb la representació de l’Ajuntament de Castell-Platja d’Aro i S’Agaró amb la presència de l’alcalde Maurici Jiménez.

El col·loqui de l’esdeveniment va ser introduït per la ponència «La justícia com un dels quatre valors superiors de l’ordenament jurídic i com un valor maçònic» del catedràtic Joan Francesc Pont Clemente i del vicepresident del Club Antoni Bou. En aquest col·loqui es va desenvolupar un anàlisi sobre el concepte de justícia des de diferents vessants, però, sobretot, tractant-la com un fenomen que neix de la tensió entre l’ideal i les tendències socials. Fent un anàlisi del concepte de justícia des de la filosofia i des del naixement del dret romà, el ponent va fer especial èmfasi en la justícia liberal, que naixeria amb la Il·lustració i que trobaria el seu esplendor amb la teoria de la justícia de John Rawls. Joan Francesc Pont va tractar, també, sobre diferents aspectes de la justícia maçònica. Finalment, la ponència va acabar amb una reivindicació de la separació de poders i d’una justícia com a fruit del consens entre les parts.

L’acte, que va reunir una trentena d’assistents, es va completar amb un debat enriquidor i un sopar on els assistents varen poder seguir intercanviant els seus punts de vista.

Catecismo del librepensamiento. Deberes. Partes I y II, por Eduardo Montagut

Debemos á nuestros antepasados la patria y la libertad; debemos á nuestros padres la existencia y la educación; debemos á la sociedad el alimento, el vestido, la habitación y la seguridad; debemos á la naturaleza la fertilidad de los campos, las substancias y las fuerzas que nos mantienen; debemos á la humanidad la ciencia con sus innumerables inventos, la civilización con sus prodigios, la dignidad de ciudadanos y de los hombres conquistada á costa de tanto martirio; debemos, en fin, esencia, vida, razón, esta admirable orden del universo, sin el cual reinaría el caos, al Ser Supremo, sublime arquitecto de la obra maravillosa del mundo

Fernando Lozano Montes (Demófilo)

Rescatamos unos textos del Catecismo del Libre Pensamiento, que escribió Fernando Lozano Montes (Demófilo), uno de los más destacados librepensadores españoles, militar, periodista, masón, y republicano, y que vivió entre 1844 y 1935, siendo uno de los impulsores de la fundamental publicación Las Dominicales del Libre Pensamiento, que ha sido nuestra fuente, a través del número del 21 de noviembre de 1891. Dada su importancia en la historia del librepensamiento español y de su extensión nos vamos a acercar al texto en varias entregas. Nos parece un ejercicio, harto sugerente, en relación con una forma de entender la vida, de las relaciones con los demás, de la convivencia y del libre ejercicio de las propias convicciones. Así pues, con algunas puntualizaciones, algunas de ellas relativas a la mujer, seguramente por la pervivencia de planteamientos paternalistas, creemos que este texto tiene una lectura actual:

De los Deberes

—¿Qué son los deberes?

-Son á modo de deudas que tenemos que pagar por los beneficios recibidos.

—¿Son muchas esas deudas?

—Infinitas. Debemos á nuestros antepasados la patria y la libertad; debemos á nuestros padres la existencia y la educación; debemos á la sociedad el alimento, el vestido, la habitación y la seguridad; debemos á la naturaleza la fertilidad de los campos, las substancias y las fuerzas que nos mantienen; debemos á la humanidad la ciencia con sus innumerables inventos, la civilización con sus prodigios, la dignidad de ciudadanos y de los hombres conquistada á costa de tanto martirio; debemos, en fin, esencia, vida, razón, esta admirable orden del universo, sin el cual reinaría el caos, al Ser Supremo, sublime arquitecto de la obra maravillosa del mundo. Nuestros deberes son, por tanto, abrumadores; hemos de conservar el patrimonio heredado y acrecentarlo con nuevos bienes.

-¿Y qué hay que hacer para satisfacer tanta deuda?

-Muy sencillo: quererlo; tener una buena voluntad. Los mundos, con ser grandes, tienen quien les ayude á moverse; ¿ha de faltar ayuda á una buena voluntad?

-¿Cuál es tu primer deber?

-Mantener la dignidad personal, y al efecto instruirse y trabajar hasta conquistar una posición independiente.

No puede servir á los demás el que no puede servirse a sí mismo.

-¿Qué debes a tus semejantes?

-Amor, respeto, auxilio. Mantendré con ellos relaciones de igualdad. No les mandaré con altanería aunque me presten humildes servicios; me esforzaré por despertar en ellos el sentimiento de su dignidad y de su derecho; les dirigiré palabras afectuosas y de respeto y procuraré vivir con ellos en santa fraternidad.

-¿Qué haré en el caso de ser agredido violentamente?

-Defenderme en la medida necesaria para rechazar el ataque y resistir la violencia.

-¿Qué contestarás a los retos?

-Que hay leyes y jueces para dirimir toda clase de ofensas; que no es lícito ser juez y parte; que no soy tan perverso que quiera matar á un semejante, ni tan vil que haga el oficio de verdugo; que declino toda la responsabilidad de lo que pueda suceder sobre el malvado que intente hacerme objeto de sus odios y violencias.

-¿Qué debes a la mujer?

-Deferencia, respeto y auxilio.

Deshonrar a una mujer es una acción indigna de un hombre noble y valeroso.

Yo veré en cada mujer una hermana y una madre.

-¿Qué debes a los débiles?

-Amparo y ayuda. El niño, el anciano, el enfermo y el vencido encontrarán siempre un apoyo en mi brazo.”

—¿Qué debes á tus padres?

—Infinito amor y obediencia. Yo no disputaré con ellos, no les replicaré; me fortaleceré en el trabajo y el ejercicio para poder auxiliarles en la ancianidad. Yo velaré de rodillas al lado de mi madre anciana y moribunda como ella ha velado tantas veces junto á mi cuna. Procuraré acrecentar el honor de mi apellido huyendo de mancharlo con actos vituperables.

-¿Qué debes a tus maestros?

-Atención diligente, obediencia y afecto.

Consideraré la escuela, el instituto y la universidad como templos donde se presta culto á la verdad, y á los profesores y maestros como ejerciendo el más elevado de los sacerdocios.

-¿Qué debes al maestro de taller, al principal del comercio y a toda persona de quien dependas y en cuya intimidad vivas?

-Obligaciones semejantes á las que impone el hogar doméstico. Yo no olvidaré que el hogar que se me abre es sagrado, y que no debo vivir en él como espía, sino como un hijo adoptivo. Yo no revelaré á nadie lo que vea y oiga en la intimidad de ese hogar.

-¿Qué debes al trabajo?

-Una fidelidad religiosa. No adulteraré los productos, no engañaré al mercado; pondré toda mi voluntad en el trabajo, como si lo que elaboro hubiera de servirme a mí mismo.

-¿Qué debes a la autoridad pública?

-Acatamiento y obediencia. La autoridad representa el poder social y la parte debe subordinarse al todo. Aun el caso de mandarme algo injusto, lo obedeceré protestando y á reserva de reclamar más tarde contra el autor del abuso de autoridad. Solo cuando los depositarios de la autoridad, violan sistemáticamente las leyes y los ciudadanos han agotado inútilmente todos los recursos legales para defender sus derechos, ha lugar á ejercitar el derecho de rebelión.

-¿Qué debes á tu patria?

-Todo lo que pueda prestarle en defensa de su dignidad y de su independencia. Yo no ocultaré mi riqueza; contribuiré en la medida de ella á sostener las cargas públicas, velaré porque la nación esté bien dirigida y administrada estudiando y practicando incansablemente mis deberes cívicos, y, en caso de peligrar su seguridad, pondré á su disposición mis bienes y mi vida. Yo prometo ser justo en el jurado, valiente en el ejército, decidido y prudente al practicar mis derechos electorales, para evitar que el Gobierno vaya á caer en manos de tiranos o explotadores.

-¿Qué debes á los extranjeros?

-Hospitalidad y auxilio. Yo me anticiparé a considerarlos como mis conciudadanos de patria futura que abrazará la tierra entera.

(Continuará)

Memoria democrática, una necesidad para una ciudadanía informada y crítica

Participantes en la presentación del libro. Girona, 17/11/2023

El pasado viernes tuvo lugar, en la Casa de Cultura de Girona, la presentación del libro Memoria democráctica, una necesidad para una ciudadanía informada y crítica.

El libro ha sido coordinado por Isabel Vilabella, directora gerente de la Fundación Progreso y Cultura. Asimismo, la obra es fruto de la Fundación Progreso y Cultura, el sindicato UGT de Madrid y la Escuela Julián Besteiro. El libro recoge las ponencias del ciclo de conferencias con el mismo nombre que se realizaron el pasado año 2022 y en la que participaron 15 ponentes con el fin de hacer pedagogía sobre la necesidad de mantener la memoria ante el intento de establecer un único relato por parte de los vencedores de la cruel Guerra Civil Española y de los herederos del franquismo y ante aquellos que, mediante el silencio y la negación, pretenden hacer caer en el olvido a los derrotados en la contienda. En el mismo año en que se produjeron estas conferencias se aprobó la nueva Ley de Memoria Democrática (20/2022).

Participantes en la presentación del libro. Girona, 17/11/2023

El acto de Girona fue presidido por el diputado socialista (PSC) Marc Lamuà y moderado por Andrés Cascio, el presidente del Club Liber Cogitatio. Asimismo, los asistentes pudieron disfrutar de las intervenciones de la coordinadora de la obra, Isabel Vilabella Tellado; Maxi Rica Munté, secretario de la UGT de las comarcas gerundenses; del histórico profesor de filosofía y político Antonio Chazarra y del también prestigioso filósofo y político Antonio García Santesmases.

La presentación de este proyecto es, en definitiva, una invitación a no olvidar nuestro pasado, a interesarnos y a recordar las injusticias que vivieron los que nos precedieron. La memoria es un acto de resistencia contra aquellos que vencieron y que quisieron imponer su relato silenciando a la disidencia. La memoria es, en fin, una herramienta social que, si la conservamos, nos impedirá caer en los errores del pasado.

Participantes en la presentación del libro. Girona, 17/11/2023

Presentación del libro Memoria democrática, una necesidad para una ciudadanía informada y crítica

Hoy 17 de noviembre, tenemos el placer de auspiciar, junto a otras organizaciones de relevancia estatal, la presentación del libro Memoria democrática, una necesidad para una ciudadanía informada y crítica. En este acto participarán los co-autores Antonio García Santesmases, Antonio Chazarra e Isabel Vilabella Tellado.

El evento, que se celebrará en la Casa de Cultura de Girona, estará presidido por el diputado del Congreso de los Diputados Marc Lamuá (PSC) y estará moderado por el presidente de nuestro club Andrés Cascio.

EL DESARROLLO HUMANO, LA DESIGUALDAD Y LA SALUD MENTAL

Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida,
deseosa de sí misma.
Khalil Gibran

Imagen: Pixabay

El desarrollo humano, puede concebirse como el proceso mediante el cual el ser humano evoluciona desde su nacimiento, crece, aumenta sus capacidades y habilidades y se integra en una sociedad que a la vez que constituye la suma de un conjunto de seres humanos en evolución, mejora sus condiciones de vida e incrementa sus bienes para cubrir sus necesidades básicas, este desarrollo  debe estar ubicado en el marco del respeto a los derechos humanos y al fomento de la igualdad en toda la amplitud que este término abarca.

Entre los principales factores que afectan el desarrollo humano se encuentran las estructuras sociales y económicas, políticas, los usos y costumbres, el desarrollo psicológico manteniendo un equilibrio de su salud mental, los derechos civiles, la industrialización y el desarrollo tecnológico.

La naturaleza es en sí misma, la única causa y esencia de la existencia según manifiesta Baruch Spinoza y si bien en la mayoría de las veces la fuerza de la razón tiene menor fuerza que la fuerza de las pasiones, son sin embargo la razón y la lógica, libres de cualquier condicionamiento para moldear el pensamiento, lo que puede aproximarnos a la verdad y ello requiere de la máxima y a la vez minuciosa y constante observación seguida de un análisis reflexivo.

Por consiguiente, si observamos el desarrollo humano y sus comportamientos en la inmensa mayoría de sociedades o pueblos a nivel global, no tardaremos en descubrir que existe un desequilibrio constante en lo referente a la igualdad y una notoria falta de equidad, de tal manera que en el conjunto de los habitantes del planeta padecen una desigualdad que incide gravemente en el desarrollo psíquico y da lugar a una variedad altamente significativa de alteraciones de la salud mental.

Si observamos, constantes deterioros en la convivencia y la harmonía dentro de la sociedad y un abuso negligente de la naturaleza que se degrada a la vez que genera un sinfín de cambios que transmutan de manera mórbida hacia una atmósfera insana, ambos factores generales deterioran el desarrollo humano.

Y en tanto y en cuanto observemos la paulatina gestación de un desarrollo mórbido, es fácil deducir tanto un detrimento moral, como un agravamiento de la salud mental en el contexto de la salud pública, entendida esta como la salud en el conjunto de una sociedad, así como en el concepto de las actividades de las administraciones, para preservar, prevenir o proteger la salud de toda la ciudadanía.

La salud mental es mucho más que la ausencia de enfermedad. Es una parte intrínseca de nuestra salud y bienestar individuales y colectivos.[i] . Las tasas de trastornos que ya son comunes, como la depresión y la ansiedad, aumentaron en un 25% durante el primer año de la pandemia, sumándose a los casi 1000 millones de personas que ya sufren algún trastorno mental. Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de la fragilidad de los sistemas de salud que intentan atender las necesidades de las personas con trastornos mentales, bien sean de reciente aparición o preexistentes.

Los trastornos mentales son muy comunes en todos los países del mundo. La mayoría de las sociedades y la mayoría de los sistemas sociales y de salud descuidan la salud mental y no le prestan la atención y el apoyo que las personas necesitan y merecen. El resultado es que millones de personas en todo el mundo sufren en silencio, son víctimas de violaciones de los derechos humanos o se ven afectadas negativamente en su vida cotidiana[ii].

En 2013, los Estados miembros de la OMS adoptaron el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013–2020. Se comprometieron a alcanzar las metas mundiales relativas a una mejora de la salud mental. Estas metas se centraban en el fortalecimiento del liderazgo y la gobernanza, la atención de salud en la comunidad, la promoción y la prevención, así como en los sistemas de información y la investigación. Pero el último análisis de la OMS sobre los resultados de los países con respecto al plan de acción muestra que los avances han sido lentos.

En promedio, los países dedican menos del 2% de sus presupuestos de atención de salud, a la salud mental. (último informe de la OMS)

Un trastorno mental se caracteriza, por una alteración clínicamente significativa de la cognición, particularmente en la elaboración conceptual y el entendimiento de las cosas que le aquejan o pueden llegar a afectarles, causa de infelicidad.

La alteración de las emociones o el comportamiento de un individuo por lo general va asociado a la angustia, la ansiedad generalizada o a una discapacidad funcional (asociada a pérdida, limitación o aislamiento). Una de cada ocho personas en el mundo padece un trastorno mental. Los trastornos mentales comportan alteraciones considerables del pensamiento y al entorpecimiento de las emociones y/o el comportamiento.

La falta de satisfacción, realización personal o insuficiencia en lo referente a vivencias gratificantes, podríamos decir que constituyen una infelicidad, que conduce a la desaprensión, el sentimiento de inutilidad, la desvalorización personal y, en definitiva, a la falta de sentido de la vida.

Pero algunas alteraciones de la emotividad y el conocimiento suelen conducir a deterioros más graves, si a todo ello le sumamos las carencias económicas, una defectuosa socialización o una falta de integración en el medio y además podemos encontrarnos con una alimentación insuficiente o desfavorable para el desarrollo clínico, nos conduce a deducir la gravedad y el alcance e impacto de una deficiente salud mental en la población general.

La desigualdad económica y social, la desigualdad de género y las desigualdades por distintas problemáticas globales, como el deterioro medioambiental, las hambrunas en algunos lugares del planeta, las guerras y las crisis en general, da lugar a un deterioro generalizado que constituye el caldo de cultivo para generar una muy deficiente salud mental en la gran mayoría de las sociedades en la actualidad, que en muchas ocasiones se ven alimentadas por las diferencias culturales o la conceptualización mórbida que conduce a fenómenos como el racismo, la aporofobia, la homofobia o tantas otros trastornos culturales, como la prevalencia del machismo o la profusión de algunos nacionalismos exacerbados que provocan rechazo entre distintos colectivos de ciudadanía.

La necesidad urgente de un sistema público de asistencia a la salud mental y de un programa de salud pública en salud mental, es hoy por hoy, uno de los problemas más urgentes y que debería abordarse de manera prioritaria en todos los programas de políticas públicas e igualitarias.

Si se carece de un sistema de salud, implementado con rigor y de acuerdo a los criterios de la OMS y del conjunto de profesionales de la salud mental, corremos el riesgo de abandonar a los afectados en manos de profesionales o pseudo profesionales de la conducta que carecen de las capacidades y habilidades de los profesionales de la salud mental, como psiquiatras y psicólogos clínicos y en el peor de los casos empujados por patéticos conocedores de la conducta que proliferan por internet, curanderos o al amparo de supuestos conocimientos “médicos ancestrales”, lo que sin duda contribuyen a aumentar el deterioro generalizado de la salud mental de la población.

El cuidado de la salud mental radica en primer lugar, en el entorno en el que el individuo se desarrolla, la harmonía de la comunicación, el respeto, la tolerancia mutua y el esfuerzo en el entendimiento del otro, pensemos que el otro muchas veces tiene razón, independientemente de la edad que tenga. Es importante dar importancia y credibilidad a las opiniones, la ignorancia del sujeto o la indiferencia, suelen generar un estado de desvalorización, que conduce a la ansiedad.

Por otro lado, es necesario educar en la práctica del razonamiento, el entrenamiento de la atención y la memoria. Sin un razonamiento crítico y con criterio, el sujeto se encuentra desprovisto de un pensamiento clarificador y ello contribuye a la ansiedad, en ocasiones a la desesperación y a la perdida de interés.

En las sociedades en las que vivimos, las personas se ven sometidas constantemente a situaciones de estrés, continuos duelos por distintas perdidas que se significan como referente de su propia vida, la perdida de personas queridas por cualquier circunstancia, separación, distanciamiento, migración, etc. pueden conducir a distintos estados depresivos.

Existen muchas perdidas, muchos duelos, muchos fracasos y si a ellos le sumamos la desigualdad, la injusticia social y la pobreza o el maltrato social o personal, es indiscutible que las personas se vean sumergidas en distintos trastornos de la salud mental.

La mayor diferencia es que la ansiedad se caracteriza por el miedo y la angustia constante, mientras que la depresión suele ser un trastorno en el que la persona se siente vitalmente triste hasta el punto de poner en riesgo su instinto de vida, no tiene motivación, ni interés para realizar tareas que antes eran satisfactorias, pero no por ello estos son los únicos trastornos psicológicos; existe una extensa lista de perturbaciones y desarreglos mentales, y si bien es verdad que algunos tienen su origen en la química y la fisiología del propio sistema nervioso, otros, la gran mayoría, se originan por causas sociales, de relación o económicas y políticas.

No hay que olvidar a aquellos que son especialmente sensibles a la producción de trastornos como es el caso de los niños, debido a que su desarrollo mental, es incompleto o insuficiente y por ende más proclive a sufrir algún deterioro, que, con el paso del tiempo, pude constituir un trastorno con una mayor severidad.

Por último, me gustaría, en este breve análisis del desarrollo humano y la salud mental, destacar la importancia de la educación en el desarrollo. Una educación libre de dogmas, amplia en conocimientos y muy especialmente en la inducción a la racionalidad, factores que con el tiempo forjaran criterios basados en la ciencia, la lógica y la evolución sana de la personalidad en el marco de un contexto universal de igualdad para el ser humano.

La relación entre el crecimiento, el desarrollo humano y la desigualdad se puede observar en problemas como el cambio climático, la creciente desertificación y el deterioro de la biodiversidad, la escasez de agua para beber, la erosión, etc., pero también cabe una reflexión profunda sobre el acceso a los conocimientos y la formación como eje fundamental del desarrollo humano.

La desigualdad generada por algunas ideologías convertidas en patrones, dogmas políticos o religiosos, pero sobre todo por la falta de conocimientos y de la ignorancia y el no continuar buscando y profundizando para encontrar las respuestas adecuadas, lo que a veces nos hace caer en certezas más cercanas a las creencias y sin ninguna base de sustentación, más allá de supuestos, todo ello nos induce a una marginación, cuya factura es pagada por el deterioro de la salud mental.

El desarrollo humano resulta de una evolución sana del ser humano y por consiguiente cualquier desviación clínica, psicológica y sobre todo social, conduce a una sociedad fragmentada entre aquellos que han podido desarrollarse de forma que han podido mantener un equilibrio sano y una ingente cantidad de la población de la humanidad que padece un deterioro y una infelicidad constante, en mayor o menor grado en medio de sistemas políticos globales distinguidos por la injustica y contrario al desarrollo humano saludable.

Referencias bibliográficas
[i] Dr Tedros Adhanom Ghebreyesus Director General Organización Mundial de la Salud
[ii] Dévora Kestel Directora Departamento de Salud Mental y Consumo de Sustancias Organización Mundial de la Salud

El Club Liber Cogitatio abre el ciclo 2023-2024 con una ponencia sobre la fraternidad

La «fraternidad» ha sido una noción que, más allá de pretender mostrar un ideal ingenuo y feliz de las sociedades humanas, ha estado, sobre todo, un objetivo político

J.M del Pozo

El pasado viernes 22 de septiembre se celebró en Castell d’Aro el acto de inicio de ciclo del Club Liber Cogitatio. El acto, presentado por el presidente del club Andrés Cascio, se desarrolló con la colaboración de la Asociación Ciudades por la Fraternidad y contó, también, con representación del Ayuntamiento de Castell-Platja d’Aro y S’Agaró. El acto se retransmitió por streaming con la voluntad de que pudiese ser seguido desde otros lugares del mundo.

El coloquio del acto fue introducido por la ponencia «La fraternidad y sus expresiones filosóficas» del Dr. Joan Manuel Del Pozo, donde se desarrolló un análisis sobre el modo en cómo se ha tratado el concepto de “fraternidad” a lo largo de la historia de la filosofía. Atendiendo a la etimología, “fraternidad” hace referencia a la hermandad y se trata, en efecto, de una concepción según la cual todos los miembros de una sociedad son hijos de una misma tierra madre. Desde Platón, pasando por Aristóteles, las escuelas epicúreas y estoicas, el cristianismo, la revolución francesa, Stuart Mill y otros autores contemporáneos como John Rawls, la fraternidad ha sido una noción que, más allá de pretender mostrar un ideal ingenuo y feliz de las sociedades humanas, ha estado, sobre todo, un objetivo político. Además de este recorrido por la historia de la filosofía, del Pozo ha analizado cuáles son las características concretas de la fraternidad que pueden contribuir a la ampliación de las democracias y ha realizado un diagnóstico sobre cuáles los desafíos más importantes a los que se enfrenta la fraternidad en el mundo actual.

La fraternidad, en definitiva, ha estado caracterizada como el punto de equilibrio necesario entre el individualismo y el comunitarismo colectivista más extremos, al mismo tiempo que se erige como el vértice que sostiene la Libertad y la Igualdad en una sociedad justa.

Aquí tienen el video de la conferencia: https://youtu.be/0Aey4TR5BD0

Paule Mink entre el socialismo y el librepensamiento en España (1892), por Eduardo Montagut

Paule Mink (1839-1901) fue una mujer de intenso compromiso feminista y socialista, de origen social elevado polaco, pero cuyos progenitores le enseñaron la importancia del socialismo utópico, desarrollando desde muy joven una clara conciencia librepensadora y feminista. Escribió en la prensa, participó en la Primera Internacional, y sobre todo, en la Comuna de París. También se vinculó al mutualismo según las ideas de Proudhon. Posteriormente, participaría del complejo desarrollo del socialismo francés, además de seguir con su lucha feminista en la prensa, y fundando organizaciones. Pues bien, en 1892 Mink acudió al Congreso de Librepensamiento que se tenía que celebrar en Madrid, pero que Cánovas del Castillo suspendió.

Pues bien, en esta pieza nos acercamos al encuentro que tuvo con los socialistas españoles en Madrid. Nos interesa, además, porque Mink expuso en un escrito sus ideas socialistas sobre el librepensamiento que se ajustaban a lo que defendía el PSOE sobre el mismo, frente al que defendería el republicanismo español, con el que los socialistas encontraban otro motivo de enfrentamiento.

El Socialista protestó por la prohibición gubernativa al considerar que había sido una decisión arbitraria, e informaron del encuentro que habían tenido con Paule Mink. Los socialistas se lamentaban también de esta prohibición porque se habría privado a Madrid de poder escuchar las ideas de Mink, que, a buen seguro, no habría gustado a lo que el periódico socialista español consideraba la “turbamulta de republicanos de todos los colores que constituían el núcleo principal de aquella Asamblea”.

Ante esta prohibición Mink estuvo muy poco tiempo en la capital española porque tenía compromisos en Barcelona para impartir una conferencia y asistir a un mitin. En todo caso, quiso dejar un escrito, que se publicó en el periódico obrero.

Mink explicaba en su texto que había sido elegida representante del fallido Congreso por varias organizaciones: Unión de Librepensadores de Hérault (grupo “Víctor Hugo”), la Federación del Libre Pensamiento de Marsella y por el Libre Pensamiento de Orán (Argelia). Además, de dichas organizaciones, siempre según nuestra protagonista, habría recibido el mandato de defender en el Congreso los principios del socialismo revolucionario y los derechos del pueblo trabajador. Pero, además, representaba a dos publicaciones, La Revue Socialista y La Question Sociale. Con eso quería dejar claro cuáles eran sus ideas sobre el librepensamiento y el socialismo.

Efectivamente, Mink afirmaba que el librepensamiento no era más que una de las fases de la emancipación humana, y que no se realizaría la liberación religiosa más que con el triunfo del socialismo. Mientras el obrero estuviese bajo la dominación de un patrono no tendría una verdadera independencia ni en su conciencia, ni en su vida económica y política.

Por eso Mink quería explicar en el Congreso madrileño que para ser consecuentes con el librepensamiento había que ser socialista y luchar por la verdadera emancipación de la Humanidad en su triple dimensión: moral, material e intelectual.

Nuestra protagonista insistía en que los socialistas eran anticlericales, pero el clero no era el único explotador. El clericalismo seguiría existiendo mientras hubiera capitalistas para sostenerlo. La transformación económica, el fin del sistema del salario, era el único medio para terminar con el poder del clero. El pueblo se vería libre de la explotación y de los prejuicios religiosos. El fin de la explotación evitaría que el hombre buscase un “paraíso extraterrestre”, ya que la felicidad reinaría en la tierra con el triunfo de la solidaridad. En la sociedad socialista el paraíso sería humano, social, y la única religión que existiría sería la de realizar el bien y la felicidad de todos.

Hemos consultado el número 346 de El Socialista. Sobre el anticlericalismo socialista este autor ha publicado diversos trabajos en El Obrero. Sobre el anticlericalismo socialista español es importante acudir a:

Arbeloa, Socialismo y anticlericalismo, Madrid (1973).

Gómez Llorente, Aproximación a la historia del socialismo español hasta 1921, Madrid (1976), en el capítulo correspondiente a la posición anticlerical del Partido. Mate y V. Arbeloa, “La crítica de la religión en el socialismo español”, Sistema, 31 (1979).

Ya está disponible el número 12 de la Revista «tea»

La Asociación Civil 20 de septiembre acaba de publicar el número 12 de su revista «tea». En esta ocasión, la revista trata de, entre otras cuestiones, Inteligencia Artificial y laicismo.

Aquí tienen disponible la revista .

No olviden visitar la web de la Asociación Civil 20 de septiembre, cuyo propósito es difundir el librepensamiento, la tolerancia y el humanismo.

El reto de la igualdad como principio ideológico

El primer individuo al que, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir“esto es mío y encontró gentes lo bastante simples como para hacerle caso, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuantos crímenes, guerras, asesinatos, cuántas miserias y horrores no le hubieran ahorrado al género humano el que, arrancando las estacas o cegando el foso, hubiera gritado a sus semejantes: “Guardaos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si olvidáis que las frutas a todos pertenecen y que la tierra no es de nadie”.

Jean-Jacques Rousseau. El contrato social. 1762.

«El ser humano era libre, hasta que se rompe el encantado natural de estar integrado en la naturaleza, hasta el momento en que el sentido de la propiedad, “esto es mío”, “que hay de lo mío”, introduce el modelo de desigualdad moral, socialmente vinculada mediante un contrato y se aleja de la razón de la naturaleza misma».

Ensayo filosófico de Jean-Jacques Rousseau, cuyo título completo es el Discurso
 sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres (1755).

La igualdad natural es propia de todo el género humano por naturaleza, es decir, desde el comienzo, con 30 días de vida nacido de parto normal o por el milagro del bisturí y ningún hombre o mujer puede tener más derechos que otros, ni tampoco menos, todos deberíamos ser igualmente libres. Lo que implica que, sin igualdad, no hay libertad.

La igualdad a lo largo de los tiempos, tal y como afirma Thomas Piketty, es fruto de luchas y rebeliones contra la injusticia y resultado de un proceso de aprendizaje de normas, usos y costumbres, sistemas legales, sociales, y, sobre todo, educativos que, bien articulados, constituyen la supuesta base igualitaria de la sociedad en la que vivimos.

Pero no es así, este proceso se ve debilitado por la amnesia histórica y porque, tras las vivencias cotidianas, no es fácil comprobar cómo el equilibrio es mucho más que frágil y la desigualdad es el signo característico de las sociedades organizadas en la actualidad, desde las sociedades primarias hasta las más complejas.

La consigna marxista, (programa de Gotha, 1875) de “a cada uno según sus necesidades y a cada uno según sus capacidades”, (aunque también encontramos el concepto en la parábola de los talentos en el evangelio de San Mateo), obedece a un principio idealizado del bien común. La sociedad acepta solamente y presuntamente la igualdad ante la ley y mantiene intactos los mecanismos de explotación del hombre por el hombre, o mejor aún, permite que algunos colectivos humanos que, alegando su derecho de preservación, explota a otros colectivos, es decir naciones contra naciones, estados que explotan a otros estados, corporaciones que explotan a sus recursos humanos, etc.

Así es como se perfilan las naciones del primer o el tercer mundo, continentes de primera, como Europa o continentes de la trastienda de la humanidad, como África.

La pobreza, la marginación, la miseria y las desigualdades sociales no son algo históricamente superado. De los 5.660 millones de humanos que pueblan la tierra, sólo 1.200 millones viven en el primer mundo desarrollado; el resto lo hace en países del Tercer Mundo, subdesarrollado y algunos incluso pueblan los países del infradesarrollo.

Pero tratar la igualdad exclusivamente desde el punto de vista de la posesión de medios y bienes, del reparto de la riqueza o aún más de los derechos jurídicos, tal vez resulte demasiado simplista y es por ello por lo que el tratamiento de la desigualdad no puede ser abordado solo en un aspecto, el de la servidumbre o todo aquello que es atinente a las políticas capitalistas o regímenes que regulan las posesiones materiales e incluso intelectuales. Hay que analizar, también, la igualdad debido a culturas y/o de etnias, la igualdad de género, la igualdad de oportunidades y, en especial, aquellas que puedan conducir a la adquisición de conocimiento y al destierro de la ignorancia. La igualdad, en definitiva, en relación con la dignidad y en consonancia con la libertad de pensamiento.

Pero analicemos la igualdad desde otra perspectiva: ¿Es posible alcanzar culturas igualitarias? En los últimos años, varios antropólogos han llamado la atención sobre lo que llaman “sociedades igualitarias”, algunas de las cuales han investigado directamente a través del método de observación participativa.

Estas sociedades se encuentran en diferentes partes del mundo, por lo general, en nichos ecológicos aislados, e incluyen a los Hadza de Tanzania, los Mbuti del Zaire, los Bushmen Kung de Botswana y Namibia, y los Negritos Batek de Malasia.

No hay desigualdades claras de riqueza, poder o estatus entre ellos; además, no son ‘igualitarios’ por defecto, sino que enfatizan conscientemente el valor de la igualdad y la practican activamente[i]

En Tehuantepec, (región ubicada en el estado mexicano de Oaxaca) o en los kunas de Panamá, constituyen sociedades en donde, no es que haya un predominio y un poder mayor de las mujeres, sino que son culturas con unos valores hegemónicos cuya consecuencia es la presencia de mayor igualdad social e igualdad de género (Gómez, 2008, 2009, 2010, 2011). Águeda Gómez Suárez∗ Universidad de Vigo (España).

Por consiguiente, al menos en la experimentación de laboratorio, sí es posible. ¿Dónde se encuentra, entonces, la base para alcanzar la igualdad?

Spinoza, en su libro sobre Ética, propone que tanto hombres como mujeres deben aspirar a la verdadera esencia de la igualdad que conduce a la libertad, buscándola en la libertad interior. La clave propuesta, no solo por Spinoza, sino también por Thomas Hobbes, la base para alcanzar paulatinamente esa condición de igualdad estriba en el papel fundamental de la educación.

Por otra parte, Nietzsche afirma que ni existe la igualdad, ni la queremos, y es posible que tenga razón, pero ello es culpa de la educación recibida, el adoctrinamiento y condicionamiento en el pensar, sobre todo por los progenitores, artífices de la educación esencial. Por consiguiente, lo que existe efectivamente es que los seres humanos, al menos hasta el día de hoy, somos desiguales.

Sin embargo, aún existe otro factor para tener en cuenta, y es la necesaria capacidad de comprender a los otros desde la discrepancia, que resulta imprescindible desarrollar para afianzar una sociedad igualitaria.

La diferencia en el paquete de ideas, usos y costumbres que cada ser humano posee y que ha ido acumulando mediante imputs y conocimientos adquiridos, según determinadas circunstancias a lo largo de la vida y que mediante la educación y la socialización, han configurado una determinada forma de ser y de pensar (es lo que hemos dado en llamar personalidad) y eso hace que en la práctica sea muy difícil encontrar dos seres humanos con un comportamiento y un pensamiento idéntico, por tanto, en este sentido no todos somos iguales y, por consiguiente, constituye un requisito básico el respeto y la comprensión desde la diferencia.

La globalización que sobrevino a la caída del régimen soviético y que implicó, en la práctica, la hibernación casi permanente de la propuesta comunista (al menos de momento), trajo aparejado un crecimiento económico de la producción, sumado a una difusión de los conocimientos y a un aumento desregulado de la comunicación con el empleo de las nuevas tecnologías de la información; pero, sin embargo, se han mantenido intactas las estructuras profundas del capitalismo y su importancia macroeconómica. Esta situación se vio aún más agravada por la gran crisis del año 2008, que hizo tambalear las estructuras del sistema y que, de alguna manera, indujo, aunque débilmente, a repensar el capitalismo neoliberal. Pero habría que añadir que la globalización nunca alcanzó a las personas, no ha existido nunca una globalización social, se quedó en una mera mundialización de la economía. ¿Existió en realidad alguna transformación con la globalización?

Algunos pensadores de este siglo se plantean dicho análisis y se expresan: “Ahora tenemos que estudiar qué sucede con la desigualdad en la distribución de los ingresos y de las riquezas: ¿En qué medida las estructuras de la desigualdad, con respecto al trabajo y al capital, se transformaron realmente desde el siglo XXI?. Thomas Piketty[ii]

Los diferentes fenómenos que se han venido sucediendo en el primer cuarto de este siglo XXI: Pandemia Covid19, explosión del Yihadismo, guerras constantes en una intolerable y –lamentablemente- enorme extensión geográfica, en una multitud de estados africanos y también en los países de Próximo Oriente, desde Yemen a Irak, de Siria a Palestina; y las conflagraciones bélicas en territorios del Mar Negro, entre la Federación Rusa y Georgia, Ucrania, etc. por el control del Mar Negro, han provocado un aumento de la desigualdad, especialmente en determinados espacios geopolíticos y, al mismo tiempo, se suman incrementadas las desigualdades étnicas impulsadas por la nueva ultraderecha, herederas de los viejos fascismos del siglo XX, convertidos hoy en ultranacionalismos populistas y en muchos casos con una marcada autocracia.

La desigualdad por razón de sexo, raza y pobreza (distribución desigual de ingresos y riqueza), no sólo no tienden a desaparecer, sino que se afianzan en distintas zonas del mundo, a lo que habría que agregar los fundamentalismos religiosos y la enormemente deficiente educación en la mayor parte del mundo.

Si atendemos a que no puede haber una verdadera libertad si no existe la igualdad y a lo expresado anteriormente, podemos deducir que el gran reto para una política de progreso en lo que queda de siglo, lo encontraremos en un sistema que albergue los mecanismos necesarios para erradicar la desigualdad y la principal herramienta para alcanzarlo está, sin ninguna duda, en una mejora de la educación a nivel global, pero no estoy hablando solamente de la escolarización, sino más bien de la educación esencial, que se da en el seno de la familia, de la educación desde los entornos de socialización, y es allí donde nos encontramos también con algunas herramientas fundamentales que deberían ser objeto de debate para su transformación, y con ello me refiero a los medios de comunicación de masas y a aquellos medios facilitadores de información y “formación inducida” que se distribuyen a través de las nuevas tecnologías de la comunicación.

Pues, así como el ser humano cuando
alcanza su perfección es el mejor de los
animales, así también, fuera de la ley y la
justicia es el peor de todos.

Aristóteles.

La pobreza y la ignorancia siempre han degradado la condición humana y, por consiguiente, el concepto de justicia también va estrechamente asociado al concepto de igualdad, otra cosa es si es posible o no alcanzar una sociedad verdaderamente igualitaria.

Los estudios empíricos del último siglo han especulado sobre la existencia y las perspectivas de igualdad en las sociedades pasadas y futuras.  Aquí encontramos una división de opiniones, algunos sociólogos, pensadores y científicos han argumentado que la desigualdad es una característica inherente de todas las sociedades y que el ser humano es envidioso y celotípico por naturaleza; mientras que otros han sostenido que las sociedades igualitarias han existido en el pasado, incluso en épocas “prealfabéticas” y, por tanto, pueden existir en el futuro y, es más, pueden ser el eje orientativo de una nueva política socialista. Una política para alcanzar sociedades fraternalmente estructuradas y basadas en los principios de igualdad y libertad. En este punto acuden a mi mente los pensamientos vertebradores que alumbraron la revolución francesa y que aún, 233 años más tarde, no hemos conseguido materializar.

Claro está que los seres humanos son diferentes, dependiendo del desarrollo de sus habilidades, de su talento o capacidades, y  también desde la perspectiva emocional y del desarrollo evolutivo de cada persona y, en definitiva, por la construcción armónica o inarmónica de su personalidad, pero estas características deberían ser los únicos patrones de medida; es necesario destacar que ninguno de ellos obedece a una razón étnica, de diferenciación sexual y ni mucho menos marcado por la diferencia de ingresos o de posesión de riqueza, y ni tan siquiera dogmática.

“Existe un concepto globalizable de justicia a pesar de las diferencias culturales. Este concepto se basa en la igualdad con miras al establecimiento de un orden jurídico global democrático” que, más allá de cualquier frontera física, geográfica o mental, “garantice la administración de la justicia al interior de y entre los Estados”. [iii] El objetivo es establecer una igualdad que garantice la ausencia de cualquier tipo de discriminación y, por supuesto, que sea equitativa. (El concepto de equidad lleva implícita una idea de justicia en relación con una situación deseable).


[i] (Woodburn 1982:931-2).

[ii] Thomas Piketty, El Capital del Siglo XXI. Fondo de Cultura Económica.2015

[iii] Por: Otfried Höffe Centro de Investigación Politische Philosophie Seminario de Filosofía de la Universidad de Tubinga Tubinga, Alemania sekretariat.hoeffe@uni-tuebingen.de

El origen de la Liga Nacional Laica en España, por Eduardo Montagut

El 31 de diciembre de 1929 se publicaba en El Socialista uno de los documentos más importantes de la Historia del laicismo en España. Estamos hablando del texto que escribió Luis Araquistáin sobre la necesidad de crear una Liga Nacional Laica.

“¿Por qué no existe en España una Liga Laica?”, se preguntaba el intelectual y político socialista. La Liga tendría que cumplir, entre otros objetivos, conseguir que en España no fueran enterrados “católicamente” los que habían muerto como habían vivido al margen de la religión católica. De esa manera se evitarían hechos, calificados como vergonzosos, como el caso de un “ilustre escritor liberal”, que fue enterrado por la Iglesia, contra la voluntad del finado, mientras la opinión pública, sin conocer la verdad, consideraba que era otro que, en el último momento, se había arrepentido, fomentando, de esa manera el escepticismo popular sobre la firmeza de las convicciones de los personajes más representativos.

En todo caso, Araquistáin admitía que muchos liberales españoles, muy laicos y anticatólicos “de boquilla” alentaban con su actitud ese escepticismo popular no tanto en la hora de la muerte donde se podía justificar el cambio por el desfallecimiento final, sino por su actitud en vida, ya que, sería muy difícil encontrar alguno que se hubiera casado solamente por lo civil, que no hubiera bautizado a sus hijos, o que no los enviase a un colegio religioso. Araquistáin arremetía con energía contra el concepto de tolerancia de muchos anticlericales, que enarbolaban esa bandera contra la intolerancia. Y en esto salía su socialismo, ya que se preguntaba cuántos de esos liberales anticlericales serían tolerantes si un estado socialista les expropiara sus bienes adquiridos “abusivamente”. En el fondo seguían siendo católicos. Para Araquistáin un católico no podía ser liberal, o a esos liberales les convenía tener a la Iglesia de aliada, un factor fundamental para entender que siguiera teniendo tanto poder en España.

Por eso, proponía la creación de una Liga Laica para defender a los que querían morir como habían vivido, pero también para defenderlos en vida, alentando su libertad de conciencia y la de sus hijos. La Liga se convertiría, por lo tanto, en un apoyo fundamental para los laicos en España. Este asunto sería capital en la futura Liga Nacional Laica, especialmente atenta a las grandes dificultades que una persona laica tenía, especialmente, en el ámbito rural en la España de la época.

En 1930 se constituyó la Liga Nacional Laica en España. Contamos con dos estudios muy interesantes sobre la misma. En primer lugar, estaría el trabajo de Julio Ponce Alberca, “El laicismo español en los prolegómenos de la Segunda República. La Liga Nacional Laica (1930-1937)”, publicado en Hespérides, (1993), y, luego, el más reciente de Julio de la Cueva Merino, “Socialistas y religión en la Segunda República. De la Liga Nacional Laica al inicio de la Guerra civil”, en el libro de Izquierda obrera y religión en España (1900-1930), del año 2012.

El manifiesto fundacional de la Liga Santa se publicó en el número del 10 de junio de 1930 de El Socialista. Aporta algunas claves sobre la presión social que ejercía el catolicismo en la España que comenzaba la intensa década de los treinta, y de los intentos de establecer el Estado laico en España, en vísperas de la proclamación de la Segunda República.

Los miembros de la Liga se lamentaban que hubiera que seguir luchando por los derechos de las minorías que no profesaban la religión del Estado. Esas minorías no podían dar testimonio de su conducta, y debían mantenerse en la esfera de lo privado. La Liga insistía mucho en la presión social en relación con las creencias. Habría una influencia inquisitorial y una tradición gregaria que impulsaba a la sociedad y a los poderes a combatir a los disidentes cuando aspiraban a ocupar un lugar público. Para ello se empleaban todos los medios de coacción. En España quien se manifestaba como no católico si no disfrutaba de una determinada posición económica, social o intelectual sufría claramente esa presión.

La secretaría de la Liga publicó un manifiesto en el que informaba sobre esta asociación fundada en Madrid, y que nada más nacer sufrió un duro ataque de El Debate, aunque también había recibido muchas adhesiones y hasta algún donativo sustancioso. Los miembros de la Liga querían dejar claro que no pretendían combatir creencia alguna. En su seno cabía todo el mundo, incluidos los que profesasen alguna confesión religiosa, porque el objetivo de la Sociedad no era atacar a nadie, sino defender el derecho de cada persona a tener y exteriorizar sus ideas en materia religiosa y sus derivaciones, es decir, en relación con las cuestiones de la vida espiritual de las personas, y que la mayoría de los españoles, siempre según el texto, resolvían siguiendo las soluciones que brindaba la Iglesia, o la “religión oficial”. Se estaban refiriendo a cuestiones relacionadas, por ejemplo, con la muerte, los cementerios, y otros momentos de la vida que monopolizaba la Iglesia.

Los miembros de la Liga se lamentaban que hubiera que seguir luchando por los derechos de las minorías que no profesaban la religión del Estado. Esas minorías no podían dar testimonio de su conducta, y debían mantenerse en la esfera de lo privado. La Liga insistía mucho en la presión social en relación con las creencias. Habría una influencia inquisitorial y una tradición gregaria que impulsaba a la sociedad y a los poderes a combatir a los disidentes cuando aspiraban a ocupar un lugar público. Para ello se empleaban todos los medios de coacción. En España quien se manifestaba como no católico si no disfrutaba de una determinada posición económica, social o intelectual sufría claramente esa presión. La situación era aún peor cuanto más pequeño fuera su lugar de residencia. Era común el empleo de la violencia física contra los protestantes, la quema de libros, el cierre arbitrario de escuelas laicas, la apertura de causas criminales sobre supuestos sacrilegios, etc. Por eso, la Liga anunciaba que protestantes y judíos españoles encontrarían apoyo de la misma.

Quienes somos

Somos un grupo de ciudadanos/as cuya característica común es el pensamiento libre, reunidos para impulsar la reflexión en torno a los principios de igualdad, fraternidad, libertad, justicia social y desarrollo humano.

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