La corrección política es totalitarismo moderno

Slavoj Žižek

En tiempos como los que vivimos, caracterizados por la extrema simplicidad de los mensajes y por los análisis apresurados, casi podríamos decir ‘de usar y tirar’, es muy estimulante que haya pensadores que pongan muchas cosas ‘patas arriba’, que contemplen los hechos desde otras perspectivas y parámetros, obligándonos y estimulándonos a pensar… y, de paso, ampliando horizontes.

Slavoj Žižek nació en 1949, en Eslovenia (antigua Yugoeslavia). Aunque era muy joven, el primer hecho histórico que le inquietó y le proporcionó elementos de reflexión fueron los acontecimientos de la primavera del 68. Es un tanto ecléctico, ya que por una parte sus textos tienen un fundamento sociológico, mas también, está patente en su obra la influencia de Jacques Lacan. Un tercer elemento que se deja sentir con fuerza es su crítica a la cultura, de indudables resonancias nietzscheanas. Procede del marxismo, pero tiene con respecto a esta ideología y visión del mundo, diferencias profundas, especialmente con algunas de sus interpretaciones.

Es sencillamente apasionante, que aparte de Lacan, represente una clara influencia en su pensamiento Hegel. Se atreve a analizarlo desde ángulos y perspectivas no sólo novedosas sino inéditas.

La suya es una concepción materialista de la ideología. Hay quienes lo tienen por una celebridad filosófica. Lo que más me llama la atención es su ironía, su desenfado y lo que tienen de iconoclastas algunos de sus postulados. Siento hacia él más que curiosidad y me parece muy estimulante lo que dice y como lo dice. No es cuestión de coincidir con él en todos sus análisis –de hecho cae en contradicciones- pero sí poner de manifiesto que es apasionante su visión de la realidad, se coincida o no, con sus peculiares puntos de vista.

En determinados aspectos es un pensador sobrio y sólido. Le molesta y consecuentemente, arremete contra la burocratización de algunas instituciones relevantes. No desprecia el hedonismo, mas considera y con razón, que caer en la molicie, es empezar a dejarse atrapar en las redes y trampas que nos tienden.

Ataca la superficialidad e insustancialidad del mundo en que vivimos. Analiza con claridad, los efectos negativos de la globalización y considera que lo que queda del Estado del Bienestar, a esas alturas está ya en la ‘unidad de cuidados intensivos’.

Los sistemas imperantes no sólo son poco atractivos, sino que están cargados de tropelías, desafueros y brutalidades. Podríamos preguntarnos ¿hacia dónde nos encaminamos? o ¿qué hoja de ruta seguimos? mas también, ¿que queda del imperativo categórico kantiano? Leyendo algunas cosas que se publican a diario, todo parece indicar que ha dejado de ser la regla de oro de la conducta ética, para pasar a ser una antigualla prescindible.

Muchos comportamientos son cada día más gregarios, imitativos y emocionalmente dependientes. A diario leemos y escuchamos proclamas, no sólo vacías de contenido sino cínicas, caracterizadas por el ‘do as I say, not as I do’. Se cae en la estupidez más alarmante. Ahí está como prueba el ‘trumpismo’, sus acólitos y sus admiradores.

Una pregunta que deberíamos hacernos es ¿qué es digno de ser recordado y transmitido a las generaciones siguientes, de todo esto? Lo que podríamos calificar de dominio silencioso que acostumbra a actuar desde la penumbra, siendo sus tentáculos los medios de comunicación y una incitación machacona al consumismo, ejerce cada día un control más nítido y efectivo, inclinando a cientos de miles de incautos a la práctica de determinadas conductas y disuadiéndoles de otras. Una de las consecuencias más perniciosas es la acusación de estrafalario con que es motejado quien se atreve a poner en cuestión los fundamentos del orden decretado.

Únase a esto que no sólo sobreviven sino que emergen con orgullo aquí y allá, odios y estupideces pre ilustradas. Valgan como ejemplo las teorías creacionistas, la misoginia, el racismo, la homofobia o sentirse orgullosos de despreciar la razón y menospreciar la ciencia.

Por todo esto, me motiva y mucho, el humor acerado e hiriente de Slavoj Žižek destacando sus ataques al populismo que ya podemos calificar, con poco margen de duda, de una verdadera plaga para la que todavía no hemos encontrado la vacuna adecuada. Otro hecho que me parece deleznable es quienes utilizan el poder que tienen en la mano, para crear conflictos artificiales, de los que por cierto obtienen su correspondiente rédito. Han logrado convertir la política en unos rituales vacios de contenido y así nos va.

Quizás por eso, la voluntad de provocación de Slavoj Žižek, por un lado está cargada de futuro y por otro, nos ayuda a soportar la insoportable vaciedad de nuestro presente.

Para empezar a desgranar su pensamiento es imprescindible considerar que realiza una lectura muy original y dialéctica de los filósofos y pensadores de los que se nutre. Comenzando, por extraño que pueda parecer, por Hegel, a quien atreviéndose a dar la vuelta a lo establecido, considera el primer post marxista.

Tiene una extraña facilidad para encontrar nuevos vericuetos y formulas de acercamiento, inéditas. Pensemos, por ejemplo, en la senda que sigue para enfrentarse a Karl Marx. Se muestra decididamente partidario de la interpretación y postulados de Louis Althusser, eso sí depurado hasta cierto punto, por el psicoanálisis lacaniano. Ese extraño maridaje entre Hegel y Lacan es obscuro, pero abre nuevos ángulos analíticos.

Me parece de una gran habilidad y rigor su consideración de que la sociedad mediática es, entre otras cosas por desgracia, una realidad sin realidad. Žižek no es propiamente un filósofo político, mas al considerar el valor de la democracia en las sociedades actuales, no duda en calificarla como coartada, meramente nominal, que lleva aparejada todo tipo de prácticas, frecuentemente fraudulentas, que la impugnan y la vacían de contenido. Comentarios como éste no están lejos de Alain Badiou con quien tiene no pocas coincidencias y afinidades.

Otro filósofo que suele tener muy en cuenta es Friedrich Nietzsche. Su crítica radical a la sociedad y a la cultura occidental, no sólo le atrae sino que con frecuencia utiliza o recuerda planteamientos y criticas nietzscheanas. En nuestras sociedades para él, todo a casi todo es falso, light, adulterado. Si hubiera que caracterizarlas reduciéndolas a una paradoja, podríamos decir que son la del café sin cafeína o la cerveza sin alcohol.

El lector a estas alturas ya habrá comprendido que en Žižek están presentes las sombras de ‘los filósofos de la sospecha’, aunque tratados y analizados desde su perspectiva y hasta me atrevería a decir que a su conveniencia. Así Freud, ocupa un lugar preferente, mas a través de interpretaciones lacanianas. Nietzsche en sus críticas a la cultura occidental y en muchas de sus descalificaciones y Karl Marx en sus juegos, nada inocentes, con Hegel a quien hace pasar por post marxista y en sus análisis, donde recuerda muchos aspectos leninistas e incluso algún que otro intento de rescatar enfoques stalinianos.

Como he venido comentando, fundamentalmente es un provocador. Es raro el planteamiento al que no le da la vuelta o lo conduce hacia lugares no frecuentados.

Su formación, obvio es decirlo, es sólida por lo que sus ‘boutades’ no lo son tanto sino las más de las veces mera provocación. Estudió filosofía y psicología en Liubliana, así como psicoanálisis en la Universidad de París-VIII (Vincennes-Saint Denis). Siempre es, no sólo interesante sino ‘epatante’ un pensador tan poco convencional. Quizás sea ese el motivo por el que ha sido profesor invitado en diversas universidades, Nueva York, Michigan…

Reconocerán ustedes que sus métodos y sus formas de acercamiento a la cultura son un tanto excéntricos pero a la par, fascinantes. Para analizar problemas culturales de las sociedades contemporáneas recurre a Kafka o a Shakespeare y, de cuando en cuando, a personajes históricos con mala prensa, como Maximilien Robespierre.

Para él, el cine es otro elemento de análisis e interpretación de primer orden y máximo interés, como lo prueban sus estudios, entre otros, de Hitchcock, David Linch o Ernst Lubitsch, donde hace magníficas piruetas entre filosofía, psicoanálisis y cine. A través de la filmografía de sus directores predilectos pone de relieve el fundamentalismo, la opresión que llevan a cabo las estructuras capitalistas, el anti-capitalismo ineficaz, desvaído y retórico… y las razones que nos han llevado a las crisis sistémicas que venimos padeciendo.

A muchos sorprende –otros están ya curados de espanto- que utilice el psicoanálisis lacaniano para observar y poner de relieve determinados síntomas que aquejan a la política internacional.

Su obra es extensa y polifacética, por ello me limitaré a poner sobre el tablero cuatro o cinco títulos. Destacar estos y no otros es, por supuesto, subjetivo. En primer lugar señalaré “El sublime objeto de la ideología”, en cuyo título ya se advierte un enfoque irónico y una mirada un tanto despreciativa, data de 1989 año de la caída del Muro y se aparta de la concepción marxista tradicional, para esbozar y desarrollar una línea de argumentación materialista de la ideología que sigue a Lacan pero que también, adopta elementos de Hegel.

No me resisto a hacer un ligero comentario sobre “Lacrimae rerum. Ensayo sobre cine moderno y ciberespacio”, donde puede apreciarse su versatilidad al elegir puntos de vista tan alejados, unos de otros, desde los que realizar sus análisis. Žižek acostumbra a decir que las palabras no son solo palabras, sino que informan y conforman los contornos de lo que podemos y no podemos hacer.

Creo que es imprescindible su “Cómo leer a Lacan”, que apareció en Paidós (Argentina) en 2008. Me parece un texto clave para conocer de primera mano sus opiniones sobre este psicoanalista heterodoxo que tanto influyó en él. Resulta muy útil para apreciar su ‘modus operandi’, en lugar de repetir lo que otros han venido señalando.

La ironía, el distanciamiento y la fusión de elementos considerados dispares, ya le hizo en 1994 publicar “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a Hitchcock” aparecido en Edit. Manantial (Buenos Aires), en una época tan temprana como 1994.

De lo mucho, que desde mi punto de vista habría que leer y revisar de su producción, está un texto, relativamente reciente de 2018, que lleva por título “Contra la tentación populista” publicado en Ediciones Godot (Buenos Aires). Se trata de un ensayo de mediana extensión, de poco más de cien páginas. Curiosamente, 2018 es el año en que se conmemora el segundo centenario del nacimiento de Karl Marx. Me parece muy oportuno aplicar, de forma heterodoxa y libre, el análisis marxiano a un epifenómeno tan simplista pero, quizás por eso, tan envolvente en Europa y Estados Unidos, que basa buena parte de su eficacia en la propagación de mentiras, fakes news y tergiversaciones interesadas. No se ha escrito poco sobre el populismo, más son interesantísimos los puntos de vista analíticos que Žižek sostiene, entre otros, que este tipo de movimientos son una farsa, una burla y un escarnio de la lucha de clases.

No soy ningún experto pero con respecto a Lacan, hace algunas consideraciones sobre lo real, lo simbólico y lo imaginario, ciertamente atractivas y que invitan a seguir la senda que explora. Para él son tres órdenes o registros inseparables. En más de una ocasión adopta una actitud de desdoblamiento, recordando la cita de Arthur Rimbaud que tantas veces repite Lacan, “Yo soy otro”.

Pese a haber recibido tantas críticas y ataques, el filósofo esloveno, a mi modesto entender, no es frívolo. Es paradójico hasta ir más allá de la aporía y sigue caminos intrincados para llegar a conclusiones, que en modo alguno son académicas ni trilladas. Es, sin embargo también, en este caso inoportuno y peligroso, seguir la corriente imperante, porque su lectura es estimulante e invita al lector a acompañarlo por vericuetos que desembocan, muchas veces, en fértiles hallazgos.

Reconocerá el lector avisado que los tres anillos entrelazados que forman el nudo Borromeo, dan que pensar. No es en modo alguno frívolo y los ucases arrojados desde la petulancia, la seriedad más aburrida y la rígida ortodoxia en nombre y representación de diversas formas políticamente correctas de pensamiento, no restan un ápice de interés, a los provocadores saltos mortales y al más difícil todavía de sus tesis.

Téngase en cuenta que algunos capítulos de la modernidad y de sus epígonos, que como siempre, no tienen ni siquiera la originalidad de sus maestros, son un largo y tortuoso camino en el proceso de destrucción de la razón ilustrada.

Por otro lado, nadie ha sostenido que el estilo de Žižek y el contenido de sus textos, no tenga dificultades. El estilo aforístico de Nietzsche y sobre todo, de Lacan no es sencillo de desentrañar. Su querencia por Hegel lo lleva a practicar lo que podríamos considerar ‘el trabajo de lo negativo’.

Algunos críticos reconocen que sus estrategias retóricas son ágiles y entretenidas, mas también enriquecedoras… producen en nosotros un efecto deslumbrante y abrumador, no exento de confusiones, trampas y algún que otro simulacro de engaño. En definitiva, otra invitación a una lectura desprejuiciada de la que pueden extraerse no pocas ideas nuevas y creativas si la ‘mochila’ que llevamos a la espalda no está excesivamente cargada de dogmatismos.

Prueben ustedes, por ejemplo, a interpretar este aserto que desprende un inequívoco ‘tufillo’ hegeliano “Pienso secretamente que la realidad existe para que podamos especular sobre ella

Hemos expuesto, someramente, su gusto por las paradojas, por innovar y por retorcer y ofrecer nuevas perspectivas de ciertas ideas que, hasta el presente habían disfrutado de lecturas e interpretaciones unívocas. Considérese, por ejemplo, este otro pensamiento: “no puedes cambiar a las personas, pero puedes cambiar el sistema para que las personas no sean empujadas a hacer ciertas cosas” o este otro: “vivimos en tiempos extraños en los que somos inducidos a actuar como si fuéramos libres”.

Me parece estupendo su afán por destruir tópicos y lugares comunes. El prestigio de los expertos es muy alto y va ‘in crescendo’, sin embargo, haríamos bien en preguntarnos al servicio de quienes están la mayoría de ellos…Slavoj Žižek, los considera en general, subalternos y mayordomos del poder ¿Por qué? porque no piensan sino que su labor -por lo general bien retribuida- es aplicar sus conocimientos a las tácticas y estrategias de los poderosos.

Con todo, uno de los aspectos que más me seducen de él es su opinión -repetida en múltiples ocasiones- de que nos sentimos libres porque nos falta el lenguaje necesario para articular nuestra falta de libertad.

Slavoj Žižek en la actualidad profesor de la Universidad de Londres, sigue arrojando imperturbable, sus dardos provocadores… probablemente para hacernos reaccionar. No me negarán que se requiere valor para afirmar que el observador forma parte de lo observado… esto trae como consecuencia una posición materialista cuya conclusión es que el mundo no existe.

Igualmente, creo de un notable interés su aserto de que la función de la ideología no es huir de la realidad, sino hacerla habitable.

Finalizo retomando lo que sostuve al comienzo de este breve ensayo. Slavoj Žižek es ante todo, un provocador… más mi opinión es que es mucho lo que se pierde privándonos de degustar sus provocaciones, obviamente coincidamos con ellas o no. ¿A caso no definimos esto con frecuencia, aunque sin excesivo rigor como enfoque crítico?

Atrévanse a iniciar esta aventura del pensamiento sin anteojeras. No se sentirán defraudados.