Paule Mink (1839-1901) fue una mujer de intenso compromiso feminista y socialista, de origen social elevado polaco, pero cuyos progenitores le enseñaron la importancia del socialismo utópico, desarrollando desde muy joven una clara conciencia librepensadora y feminista. Escribió en la prensa, participó en la Primera Internacional, y sobre todo, en la Comuna de París. También se vinculó al mutualismo según las ideas de Proudhon. Posteriormente, participaría del complejo desarrollo del socialismo francés, además de seguir con su lucha feminista en la prensa, y fundando organizaciones. Pues bien, en 1892 Mink acudió al Congreso de Librepensamiento que se tenía que celebrar en Madrid, pero que Cánovas del Castillo suspendió.
Pues bien, en esta pieza nos acercamos al encuentro que tuvo con los socialistas españoles en Madrid. Nos interesa, además, porque Mink expuso en un escrito sus ideas socialistas sobre el librepensamiento que se ajustaban a lo que defendía el PSOE sobre el mismo, frente al que defendería el republicanismo español, con el que los socialistas encontraban otro motivo de enfrentamiento.
El Socialista protestó por la prohibición gubernativa al considerar que había sido una decisión arbitraria, e informaron del encuentro que habían tenido con Paule Mink. Los socialistas se lamentaban también de esta prohibición porque se habría privado a Madrid de poder escuchar las ideas de Mink, que, a buen seguro, no habría gustado a lo que el periódico socialista español consideraba la “turbamulta de republicanos de todos los colores que constituían el núcleo principal de aquella Asamblea”.
Ante esta prohibición Mink estuvo muy poco tiempo en la capital española porque tenía compromisos en Barcelona para impartir una conferencia y asistir a un mitin. En todo caso, quiso dejar un escrito, que se publicó en el periódico obrero.
Mink explicaba en su texto que había sido elegida representante del fallido Congreso por varias organizaciones: Unión de Librepensadores de Hérault (grupo “Víctor Hugo”), la Federación del Libre Pensamiento de Marsella y por el Libre Pensamiento de Orán (Argelia). Además, de dichas organizaciones, siempre según nuestra protagonista, habría recibido el mandato de defender en el Congreso los principios del socialismo revolucionario y los derechos del pueblo trabajador. Pero, además, representaba a dos publicaciones, La Revue Socialista y La Question Sociale. Con eso quería dejar claro cuáles eran sus ideas sobre el librepensamiento y el socialismo.
Efectivamente, Mink afirmaba que el librepensamiento no era más que una de las fases de la emancipación humana, y que no se realizaría la liberación religiosa más que con el triunfo del socialismo. Mientras el obrero estuviese bajo la dominación de un patrono no tendría una verdadera independencia ni en su conciencia, ni en su vida económica y política.
Por eso Mink quería explicar en el Congreso madrileño que para ser consecuentes con el librepensamiento había que ser socialista y luchar por la verdadera emancipación de la Humanidad en su triple dimensión: moral, material e intelectual.
Nuestra protagonista insistía en que los socialistas eran anticlericales, pero el clero no era el único explotador. El clericalismo seguiría existiendo mientras hubiera capitalistas para sostenerlo. La transformación económica, el fin del sistema del salario, era el único medio para terminar con el poder del clero. El pueblo se vería libre de la explotación y de los prejuicios religiosos. El fin de la explotación evitaría que el hombre buscase un “paraíso extraterrestre”, ya que la felicidad reinaría en la tierra con el triunfo de la solidaridad. En la sociedad socialista el paraíso sería humano, social, y la única religión que existiría sería la de realizar el bien y la felicidad de todos.
Hemos consultado el número 346 de El Socialista. Sobre el anticlericalismo socialista este autor ha publicado diversos trabajos en El Obrero. Sobre el anticlericalismo socialista español es importante acudir a:
Arbeloa, Socialismo y anticlericalismo, Madrid (1973).
Gómez Llorente, Aproximación a la historia del socialismo español hasta 1921, Madrid (1976), en el capítulo correspondiente a la posición anticlerical del Partido. Mate y V. Arbeloa, “La crítica de la religión en el socialismo español”, Sistema, 31 (1979).