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Cicerón (106-43 a. C): Un ciudadano culto, inteligente y contradictorio que vivió el derrumbamiento de la República Romana

Los excesos destruyen las capacidades

Plutarco

Los excesos destruyen las capacidades Plutarco Desconocemos, casi por completo, muchos aspectos significativos del pasado. Lo que ocasiona un adanismo vergonzante, así como una clamorosa escasez de datos fiables para analizarlo. Por otra parte, demasiadas biografías y apuntes biográficos miran mucho más hacia fuera que hacia adentro.

Ni es cierto que la historia se repita, ni que ‘los fantasmas del pasado’ estén muertos y enterrados. Sabiamente, historiadores y pensadores del mundo clásico nos advirtieron que la historia es maestra de la vida, aunque no se tengan en cuenta sus consejos por acertados que sean.

Entre unas cosas y otras, no somos muy conscientes de que por ejemplo, en los últimos veinticinco siglos, el ser humano con sus virtudes y sus defectos, sus grandezas y sus miserias… y, sobre todo, con sus contradicciones, no ha cambiado tanto como a veces pensamos.

Se puede ser culto e intuitivo, erudito y sabio… y, al mismo tiempo, cobarde y sin especiales dotes para triunfar en medio de las turbulencias de una vida pública y política que se iba deteriorando y no presagiaba nada bueno.

El periodo republicano –con sus aciertos y errores- fue una etapa admirable. Los romanos confiaban en el Estado, idearon un conjunto de normas, proyectos y leyes para garantizar la estabilidad, fueron sobrios y lograron extender su modelo civilizatorio. Quizás la corrupción, quizás la ambición desmedida de poder de algunos políticos y generales, quizás la pérdida de energía y vitalidad, el caso fue que la República y los valores que la habían hecho fuerte se agrietaron, se debilitaron… y dieron paso a formulas dictatoriales que hoy conocemos como la época del Imperio. Con la República se perdieron libertades y valores de una indudable importancia cívica. 2 Los romanos del periodo republicano tenían en alta consideración y practicaban virtudes viriles, entre ellas pueden citarse crear, luchar, servir y ayudar. Por otro lado, como hombres Íntegros rechazaban cualquier forma de opresión moral.

Nada que ver con el clima abyecto que se percibía en el ambiente y que anunciaba el advenimiento de un tiempo de decadencia, abusos y arbitrariedades.

Cicerón consigue lo que solo unas cuantas figuras de la historia han logrado y que no es otra cosa que captar y reflejar con propiedad y rigor el tiempo que le tocó vivir. Es, si sabemos escudriñarlo, un espejo en el que podemos miramos y que nos sigue reflejando veinte siglos después. Presagió la sin razón que asomaba por el horizonte y ese es sin duda, otro de sus méritos.

En Roma durante la República era posible el ascenso social, si se tenían disposiciones y actitudes especiales. No es que fuera una meritocracia, era una sociedad esclavista, mas destacar por su oratoria, administrar los asuntos públicos con habilidad y eficiencia o ser un ciudadano respetado por su integridad y valor, sin duda, abría puertas y brindaba oportunidades.

Desde hacía tiempo, existían disputas entre quienes pertenecían al linaje aristocrático y quienes habían ido escalando puestos, teniendo su origen en la plebe. Las guerras civiles o las figuras de Mario y Sila dan prueba de ello.

Por lo que respecta a Marco Tulio Cicerón, fue un ciudadano dotado de no pocas cualidades, destacó como jurista, orador, filósofo y escritor. Quizás lo que más me interesa de él, existiendo no pocas cosas en las que detenerse, es que ‘sus escritos’ son de gran valor para tener acceso a la vida cotidiana de los romanos, a sus pensamientos, preocupaciones, estados de ánimo, ambiciones y frustraciones. Es decir, la cara casi siempre oculta de la historia.

Tuvo no pocas contradicciones y debilidades. Conociendo, aunque sea someramente la Roma que le tocó vivir, nos damos cuenta de los numerosos aspectos comunes que existen con las sociedades actuales especialmente en épocas críticas como la nuestra, tan versátiles y tan líquidas.

Preguntémonos ¿cómo era? Desde luego, elitista y poseído de sí mismo. Se ha llegado a decir de él que era el hombre más civilizado de su época. Tuvo una educación rigurosa. Adquirió conocimientos sólidos de oratoria y de derecho. Conocía bien el griego, admiraba la cultura helena y llegó a adquirir una formación filosófica bastante completa que le permitió dotarse de un pensamiento ecléctico y de introducir en el mundo romano las principales corrientes, tanto de la filosofía clásica como las del periodo helenístico. Su estancia en la ciudad de Atenas, la recordaría siempre y le permitió absorber cuanto pudo del pensamiento y de la civilización griega.

No conocemos bien a Cicerón. Hay muchas cosas que se nos escapan entre los dedos. Pensemos en las Cartas a Ático que han llegado hasta nosotros, a través de copias y, que nos 3 permiten ahondar en sus preocupaciones intelectuales y existenciales y, también, a través de la confianza y de la amistad que tuvo con su condiscípulo, a sincerarse y darnos a conocer detalles de su intimidad. Estas epístolas son esenciales para conocer a Cicerón ‘por dentro y desde dentro’.

Hubo ocasiones en que fue prudente en exceso, incluso cobarde y voluble, lo que al fin y a la postre acabó costándole la vida. De sus escritos pueden extraerse valoraciones sugerentes de hechos históricos y, sobre todo, su interés por las distintas escuelas griegas que procuró enlazar en una visión de conjunto… practicando en este sentido un eclecticismo revelador. Pese a esto, aparecen aquí y allá, elementos de la escuela escéptica y estoica mucho más abundantes que del resto.

De sus obras, aunque sea brevemente, comentaré más tarde De república, De legibus y De senectute. Estuvo muy interesado toda su vida por el lenguaje de la moral y por la especulación filosófica, aspectos estos en los que no se ha insistido mucho.

Me atrevo a sugerir que quienes busquen adentrarse en ese Cicerón desconocido y más allá de los tópicos al uso, que lean y mediten sobre sus Cartas, que merecen una atención pormenorizada. ¿Para qué se escriben cartas? Tenemos casi olvidado el género epistolar, sin embargo, las cartas escritas a lo largo de veinte años, muestran, entre otras cosas, sus gustos y su estilo de vida. Podíamos imaginar que amaba los libros, pero ahora lo sabemos fehacientemente, gracias a ellas conocemos sus opiniones sobre los esclavos, aspectos de no poco interés sobre su familia y sus propiedades, por ejemplo lo orgulloso que se sentía de su lujosa mansión en el Palatino, que cuando cayó en desgracia, sus enemigos destruyeron. Y, sobre todo, el afecto y el cariño que tenía por su hija Tulia y los pensamientos lúgubres que se apoderaron de él cuando murió a consecuencia del parto, a la edad de treinta años. Tiene asimismo, mucho interés conocer sus predilecciones sobre los autores griegos que no sólo expone, sino que justifica. La falta de espacio me impide, muy a pesar mío, hacer algunas consideraciones al respecto.

Su actitud y, en cierto modo su ideología, ante los acontecimientos pecaba de un cierto conservadurismo. Sin embargo, con respecto a su familia, especialmente a su hija Tulia, no se comportó como un ‘paterfamilias’ sino como un padre afectuoso. Existía incluso una clara complicidad entre ambos.

Podemos valorar el ingenio de Cicerón. Su estilo es brillante y cautivador. Cuando emite comentarios sobre acontecimientos del momento, sus opiniones mordaces y sus bromas un tanto punzantes e incisivas, sin excluir sus sátiras, lo convierten en un creador fascinante.

Un buen conocedor de su biografía y de su entorno, Robin Lane Fox, rastreando establece unos supuestos de lo más reveladores. Por ejemplo, percibe con lucidez que la República estaba moribunda, que los tribunales de justicia habían pasado a ser irrelevantes y que acostumbraban a venderse al mejor postor, a quienes estaban dispuestos a entregar generosas dádivas a cambio de los favores que pretendían. Cicerón sentía un odio visceral hacia quienes van adquiriendo cada día más fuerza… y traen consigo el peligro de acabar con la República.

Debe valorarse que fue un decidido defensor de la tradición y sus valores y que combatió las tentaciones dictatoriales y totalitarias que se veían venir. Logró, durante un tiempo, capear el temporal, mas durante el Segundo Triunvirato, fue detenido y asesinado cuando intentaba huir. Ya, por entonces, la República tenía los días contados.

¿Cuál ha sido la influencia y transcendencia del pensamiento de Cicerón? Sin duda, mucha. Algunos autores sostienen que cuando Petrarca lee y analiza sus Cartas estamos asistiendo al momento inaugural del Renacimiento. Naturalmente, su proyección va más allá. De una u otra forma, los pensadores ilustrados lo reivindican y lo tienen en cuenta, especialmente por sus Tratados de contenido político. Pensemos en David Hume, John Locke o Montesquieu, todos sin excepción, lo señalan como el pensador más representativo de los años crepusculares de la República romana.

Una de sus preocupaciones primordiales fue, durante la mayor parte de su vida, la filosofía moral. Puede afirmarse que fue un escéptico moderado que, poco a poco, interiorizó los planteamientos sustanciales de la filosofía estoica. Por otro lado, le gustaba citar a Aristóteles por su rigor lógico, mas siempre tuvo una especial predilección hacia la Academia platónica.

En su andadura vital, las dudas y vacilaciones le cerraron muchas puertas. En lo que a la política se refiere era inseguro, llegando a practicar una especie de tercera vía que le restó credibilidad… al final decidió apoyar a quienes defendían el sistema republicano, tal vez fuese demasiado tarde.

Hago estas consideraciones para que el lector tenga presente que hay un Cicerón más allá de las Catilinarias. De lo que no cabe la menor duda es que advertía con plena conciencia, los peligros que se avecinaban. Es más, a partir de un momento determinado, renuncia a la vida política y escribe textualmente “a partir de ahora trataremos de servir a la patria con nuestros escritos y con nuestros libros”.

Para mí ese es el verdadero Cicerón. Su lucidez se pone de manifiesto cuando vaticina la desintegración de la República… lo que acarrearía el advenimiento de gobernantes dictatoriales, soberbios y destructivos. Una vez perdidos los pesos y contrapesos que habían mantenido al sistema republicano… lo que para él era un desastre, se avecinaba.

De esta época es asimismo su Panegírico a Catón, al que califica dolorosamente como el último republicano. Un rasgo de valor en esta etapa final de su existencia son sus famosas Filípicas, que para su desgracia no tuvieron ni el mismo efecto, ni el mismo éxito que las Catilinarias. En una de estas Filípicas, concretamente en la decimocuarta, pone de manifiesto abiertamente, su miedo a ser asesinado por los antirrepublicanos. Se cumplió el vaticinio con una precisión milimétrica.

Cicerón no solo fue un espíritu culto y sensible, que amaba los libros y que se dotó de una excelente biblioteca para poder tener largas conversaciones con quienes pertenecían a otras épocas, pero estaban unidos por afinidades selectivas, pongamos Platón.

Puede decirse que fue un espíritu libre y que valoró extraordinariamente ‘su libertad interior’. Sus afinidades y preocupaciones traspasan el tiempo. Es especialmente significativo lo que siglos más tarde opina Michel de Montaigne encerrado en su castillo, cuando dialoga con él, leyendo sus reflexiones y angustias. Dos hombres que en cierto modo tienen un universo común de preocupaciones… y que solo encuentran el sosiego cuando miran ‘hacia dentro’. Se sienten libres porque son dueños de sí mismos.

La época final de la República estuvo llena de confusión y de inestabilidad. En alguna medida, puede sostenerse que Cicerón fue un fugitivo de sí mismo, dotado de una intuición y curiosidad que le producía un deseo irrefrenable de entender el mundo, entender las claves de su época y entenderse a sí mismo.

Quizás por eso, hay aspectos de su vida que desconciertan tanto a los historiadores. Sus decisiones e indecisiones tienen una importante carga simbólica. Albergó sueños cosmopolitas, heredados del periodo helenístico. Sentía un deseo común a todos los innovadores: contar la historia de un modo distinto a como se estaba haciendo.

A Cicerón no lo podemos juzgar por los relatos hegemónicos de su época. Conviene verlo y apreciarlo como un hombre culto e ilustrado, sumido en las contradicciones de un mundo gris y opaco. Nunca perteneció al selecto grupo de los romanos influyentes… cuando lo comprendió ya era tarde, incluso para sobrevivir.

Roma estaba llena de personajes turbios. En ese ‘mundillo’ su ambigüedad no le conducía a nada bueno. Fue equívoco y pragmático. Tomó algunas decisiones equivocadas. No obstante, practicó siempre que le fue posible, una independencia de criterio. La grieta no hacía más que ensancharse. Todos los días amenazaba con ‘tragarse’ los excesivos tacticismos.

Así y todo logró dar forma a Tratados cuya fama e interés han traspasado el tiempo. La República iba perdiendo a ojos vista peso específico. En esas circunstancias caer en manos de aventureros sin escrúpulos, era cuestión de tiempo.

Las intoxicaciones políticas no son cosa de ahora. Se han practicado siempre. Las tentaciones autoritarias, es más totalitarias, iban mostrando su ’cara oculta’. ¿Por qué tenemos una imagen ennoblecida de Marco Tulio Cicerón? ¿Por qué nos parece digno de confianza? Quizás por sus dudas y por sus convicciones que le hacían reflexionar y no tomar partido a la ligera. Observa con preocupación y atención lo que sucede y da cuenta de ello. Quizás sea esa una de las principales misiones históricas de los intelectuales en tiempos de crisis.

Fue un hombre que supo mantener un equilibrio entre sus deberes públicos y políticos y su intimidad. Era plenamente consciente de que sus ejercicios arriesgados a favor de la memoria de la República era algo que ‘había que salvar’ ya que formaba parte de lo más característico de la cultura romana y del alcance político de un modo de convivencia y de la pervivencia de un modo de vida, donde las leyes estaban muy por encima de los gobernantes. Sin olvidar que, hoy como ayer, la corrupción deslegitima y como la carcoma destruye lentamente, desde dentro.

Fue, además, un perfeccionista. Nunca estaba conforme con sus discursos cuando los editaba, muy preocupado porque la palabra fuera precisa y porque sus elocuciones fueran cuidadas, convincentes e impecables desde un punto de vista lógico. Aprendió de los oradores griegos a argumentar, con contundencia y rigor, sin que esto supusiera merma alguna para su brillantez y elocuencia.

La filosofía romana le debe mucho. Su eclecticismo le permite fusionar las diferentes escuelas del periodo griego clásico y helenístico, aunque las que más huella dejaron en su espíritu fueron el escepticismo y el estoicismo, interiorizados y expuestos de una forma muy personal y original. Es, por ejemplo, muy interesante la distinción que hace entre ley civil y natural. Es más, llega a elaborar una filosofía natural. No hay que olvidar, en modo alguno, que fue uno de los pocos ciudadanos romanos que escribió Tratados filosóficos en latín, de ahí que más de una vez recibiera el apelativo de ‘traductor de los griegos’.

Sus preocupaciones filosóficas son profundas y, al mismo tiempo, muy modernas. Ahí están sus meditaciones sobre la muerte, sobre las pasiones o el dolor moral y, desde mi punto de vista, sobre todo acerca de las virtudes cívicas que estaban en peligro de extinguirse.

Las obras que más ha leído la posteridad y que siguen diciendo hoy mucho a quienes se aproximan a ellas, son dos Tratados no muy extensos, que abordan desde una perspectiva muy sugerente, la vejez y la amistad. En De senectute, Catón el Viejo dialoga con Emiliano y con Lelio. En este Tratado, Cicerón se muestra como un romano sobrio, de firmes convicciones y que valora en lo que vale, las tradiciones. Para él, los ancianos con la prudencia y sabiduría que han ido adquiriendo, están en condiciones de proporcionar consejos muy útiles para la gestión de los asuntos públicos. Han de ser respetados por su autoridad moral. Se debe contar con su ponderado criterio. Nada tan frívolo como prescindir de su experiencia vital.

Por lo que respecta a De amicitia es un Tratado nada convencional, tremendamente sincero y expresivo. Es, asimismo, un diálogo. Lelio acaba de perder a su amigo Escipión. A partir del dolor de esa pérdida, su conversación sobre la amistad es de altos vuelos. Decir amistad es hablar de un vínculo de lealtad inquebrantable. No es baladí que considere indispensable su supervivencia para que la República Romana recupere y reafirme esta virtud.

Quizás sea interesante a este respecto dedicar unas líneas a De officiis. Pierre Grimal, un conocedor excelente de Cicerón, nos dice que su intención es descalificar con argumentos sólidos, el aplauso fácil y la gloria falsa de quienes vitorean y alaban buscando exclusivamente un beneficio personal, prebendas y aquellos privilegios que otorga la proximidad a los poderosos.

Me gustaría añadir a lo hasta aquí expuesto, unas consideraciones sobre De fato, un Tratado sobre el destino de claras resonancias estoicas, ya que plantea el problema de el grado de libertad que tiene la acción humana. Su posición es nítida a este respecto, al rechazar con fuerza todo determinismo y reivindicar la voluntad humana. Cicerón no se identifica nunca con una sola línea de pensamiento o escuela, sino que toma y adapta lo que considera válido de varias de ellas.

Dejo para el final un Tratado que todo el mundo debería, a mi juicio, leer y releer De república. Cicerón la defiende como la mejor forma de gobierno. Creía y lo pone de manifiesto de forma ostensible, que el gobierno debería estar presidido por la justicia. Para él los gobernantes deben actuar como tutores de la República, buscar el bien común y no pensar, ni otorgar ventajas y privilegios a una determinada facción. Incluso se permite ir más allá. Quien no defiende la justicia está cometiendo una injusticia pública.

Poco antes de su muerte, en el tercer libro De Officiis dirige un duro alegato contra los gobiernos dictatoriales. Tiene un mérito especial, lo escribe en los últimos días de su vida, cuando está huyendo de la persecución de Marco Antonio. Son, asimismo, dignas de ser recordadas, sus diatribas contra la crueldad y la tortura.

No quisiera concluir este ensayo sin añadir que tradujo el Timeo y el Protágoras de Platón, aunque no se conservan más que breves fragmentos.

Finalizo citando una somera bibliografía de libros claves sobre este jurista, orador y pensador.

  • José Guillén Caballero, es autor de Héroe de la libertad, donde desarrolla la vida política de Marco Tulio. Pese a su extensión, 2 vol., y a que desde 1981, ha pasado mucha agua bajo los puentes, merece la pena recordarlo y consultarlo con cierta asiduidad.
  • El gran Plutarco, por su parte, en sus Vidas paralelas, donde como se recordará compara a un romano con un griego, en su Demóstenes y Cicerón, establece vínculos con el más excelso de los oradores helenos.
  • Me parece relevante, asimismo, Cicero: A portrait, de Elizabeth Rawson. Es una más que apreciable visión de conjunto de las múltiples facetas, visiones y perspectivas que pueden extraerse de su legado.

Marco Tulio Cicerón interesó en el Renacimiento… en la Ilustración y sigue siendo imprescindible consultarlo, hoy.

Estos días en que asistimos angustiados a la invasión de Ucrania, al desprecio al orden internacional y a las leyes… creo que leer, releer y consultar aquellas páginas en las que habla directamente al corazón del hombre y defiende la dignidad humana y la justicia, es un ejercicio intelectual y moral que merece la pena seguir realizando. Creyó en un orden donde tuvieran cabida la integridad y los valores de la República romana.

Leer a Cicerón es un estimulo para el pensamiento crítico, especialmente, en tiempos sombríos… aunque solo sea para encontrarnos a nosotros mismos. Donde esté presente Cicerón habrá siempre una oportunidad para el humanismo.

Cornelius Castoriadis intuyó que a la filosofía política le falta imaginación (1922-1997)

“Una idea falsa, pero clara y precisa, tendrá más poder en el mundo que una idea verdadera y compleja”

Alexis de Tocqueville

Hay pensadores a los que hay que volver, para orientarnos en este presente incierto en el que nos ha tocado vivir. Cornelius Castoriadis es, con pocas dudas, uno de ellos. Sus planteamientos filosóficos, sociológicos y culturales son ahora más necesarios que nunca, pese a lo rápido que todo perece… y a que falleció a finales del siglo XX.

Es un pensador controvertido, lucido y crítico. Jean Paul Sartre dijo de él que “tuvo razón en el momento equivocado”. Sus ideas conservan frescura, capacidad de provocación y una reivindicación del poder de la imaginación, que nos hace mucha falta hoy en día, donde la mayoría de la actividad intelectual es plana e insustancial.

Cuando la democracia está debilitada, cuando asistimos a un ascenso de los populismos, frecuentemente trufados con la extrema derecha, es tonificante que acuda en nuestro auxilio este filósofo greco-francés que se enfrentó con una enorme integridad a todo lo que suponía dominación. Esta actitud valiente, le granjeó enemistades y descalificaciones por parte de quienes hacían una lectura “cerrada y ortodoxa”, tanto del marxismo como del psicoanálisis.

En el siglo XX empezó a fraguarse una visión multidisciplinar para descifrar una realidad, progresivamente compleja, en que habíamos de movernos. Cornelius Castoriadis fue un filósofo, mas, también, un economista y un psicoanalista.

Son pocos los que hoy recuerdan su carácter combativo y su defensa del concepto de ‘Autonomía política’. Creía que la acción debe seguir al pensamiento y, por eso, fue el creador y dinamizador junto con Claude Lefort del Colectivo “Socialismo o Barbarie” y de una revista transgresora con el mismo título que suscitó interesantes debates y no pocas polémicas y que ejerció una influencia en los círculos de izquierda en los años inmediatamente anteriores a Mayo del 68.

Luis Gómez Llorente nos hablaba, a veces, que en el pensamiento de Castoriadis había ideas fuerza y planteamientos que suponían rescatar y actualizar a Rosa Luxemburg. Al igual que otros, abandonaría el marxismo canónico pasando a elaborar y dar forma a un pensamiento político próximo al autonomismo donde eran perceptibles elementos e influencias del denominado socialismo libertario.

Tuvo el mérito de ser de los primeros en criticar el estalinismo y el socialismo real, a los que calificó, un tanto despectivamente, con el apelativo de burocráticos.

En estos momentos de debilidad democrática, es oportuno que hagamos unas consideraciones sobre la evolución que han seguido los acontecimientos antes de proseguir hablando de Cornelius Castoriadis y de sus planteamientos innovadores.

La filosofía castoriadana tiene mucho de pensamiento alternativo y de crítica feroz a la postmodernidad. Conforme fue ganando espacio esta línea de pensamiento, el deseo y las pulsiones de cambio se fueron, primero ‘sofocando’ y, más tarde, olvidándose como antiguallas, que había que introducir como si de un objeto inútil se tratara, en el baúl de los recuerdos.

Desde mi punto de vista, fue desmovilizador y reaccionario el anuncio, a bombo y platillo, de que había que poner fin a los denominados grandes relatos. ¿Qué ha venido después? fragmentación, confusión, desorden y, sobre todo, una pérdida de referentes… que impiden una visión de conjunto.

Todo esto lo vio venir. Por eso, con cierta radicalidad formuló que democracia y capitalismo eran para él, incompatibles. En medio del desprestigio general de las Instituciones, sus palabras, propias de un agitador intelectual cobran un sentido casi profético.

Las consecuencias han sido, entre otras, la desafección de miles de ciudadanos hacia el sistema democrático, la rabia y las frustraciones que deslegitiman principios largamente arraigados en las sociedades occidentales.

Llueve sobre mojado. Las contradicciones, tanto en el terreno político como en el cultural y social nos desgarran. Hoy, podemos incluso rastrear los distintos grados de la derrota que han ido dejando a su paso amargas decepciones. Castoriadis nos deja como legado una idea fuerza: sin inspiración, sin imaginación… sin rebeldía contra la dominación, sencillamente no hay futuro.

Nos invita con inteligencia a reaccionar frente al agotamiento estéril y acomodaticio que nos atenaza.

Un problema con el que nos tropezamos a diario es que el concepto de democracia cada día es menos unívoco y más equívoco. Por ello, nos movemos en un terreno harto resbaladizo cuando intentamos exponer y expresar cualquiera de sus conceptualizaciones.

Las palabras de Bernard Crick, teórico político británico y socialista democrático, cuyas opiniones pueden sintetizarse en los siguientes términos: ‘Hay muchos significados asociados a la palabra democracia. Si hay alguno verdadero, como parece haber dicho Platón, debe estar guardado en el cielo y, desgraciadamente, todavía no se nos ha comunicado’

En medio de tanto desconcierto y de tanta ambigüedad, el espíritu combativo y las palabras imaginativas de Castoriadis posibilitan que nos orientemos entre tanta confusión. Es de un valor estimable su postulado de que ‘hay que reinventar constantemente la construcción de las sociedades autónomas que vayamos ideando’. No es casual que algunos pensadores hayan definido su teoría como ‘filosofía de la imaginación’.

La advertencia es nítida. Es necesario crear vínculos entre Imaginación y política. Me parece igualmente, de calado la distinción que realiza entre política instituyente y política instituida. La primera es la que está atenta a favorecer las innovaciones y a ajustarlas al devenir social. La segunda, por su parte, es la que promueve la perpetuación de lo establecido. Para él, hay que apostar por el futuro sin conocer en que va a consistir.

No es casual que considere como uno de los males que nos atenaza el que hayamos encapsulado la imaginación, tarea en la que han influido no poco, los medios de comunicación de masas.

Gusta de analizar con profundidad el pasado, como lo hace con la democracia ateniense, donde percibe la autonomía y la creación de instituciones que se ajustan a las necesidades de su momento histórico.

Me parece formidable su crítica a Heidegger, al que acusa de paso, de adulterar las traducciones clásicas de los textos que utiliza.

Lo cierto es que la sensación de ineficacia y de insatisfacción puede dar lugar y, de hecho ya lo está dando, a una regresión democrática. Es por eso que hay que prestigiar la democracia como un sistema con capacidad para resolver conflictos y reconocer lo que ha supuesto su implantación para la mejora colectiva de las condiciones de vida.

Conviene, asimismo, hacer una breve reflexión sobre la irrupción de los populismos, tan vinculados a los movimientos de extrema derecha, y su deslegitimación democrática, que puede poner en peligro la estabilidad y traer como consecuencia una pérdida de derechos y libertades y un autoritarismo creciente.

Ha de tenerse muy presente el desorden y el reduccionismo propios de toda tipología social que pretenda perpetuar el pasado, negándose a poner en juego en el tablero, las innovaciones necesarias. Hay quienes ya se atreven a expresar que la crisis -o las sucesivas crisis- que padecemos podían acabar convirtiendo en un gigantesco vertedero, tanto la convivencia como lo que se ha dado en llamar la sociedad del bienestar.

No sé hasta qué punto somos conscientes de que el mundo ha perdido sensibilidad moral, política y sindical y, las ha sustituido por proclamas vacías y retóricas del más rancio reaccionarismo.

Otro pensamiento de Cornelius Castoriadis que no quiero pasar por alto, es que el sujeto es libre de adoptar sus propias decisiones. Es consciente de que el pensamiento autónomo se resquebraja y se impone un modo de vida alienado y heterónomo. Lo que naturalmente, es fruto de distintas presiones que invitan al ciudadano a que actúe de un modo determinado que ha sido fijado de antemano.

Precisamente de ahí proviene una de sus preocupaciones esenciales. No hay objetivo de mayor alcance ni enjundia que construir modelos de sociedad donde el hombre pueda reinventarse una y otra vez.

Otro aspecto sobre el que es pertinente reflexionar, pese a que algunos lo consideran desfasado, es el de autogestión, con todo lo que implica. Un atractivo más es que argumenta, concienzudamente y critica los postulados de las corrientes que vienen preconizando la muerte del sujeto.

Es mucho lo que aún tiene que decirnos, si leemos atentamente las ideas y planteamientos de sus obras más estimulantes y provocadoras. Fue sin duda adelantado e incluso profético en La sociedad burocrática, en la que junto a aspectos autobiográficos contiene reflexiones certeras sobre el París agitado mas, vivo y creativo que conoció.

Puede sostenerse, sin exageración, que su pensamiento es innovador. En cuanto a filosofía política se refiere, su visión tiene no poco de telúrica, de sincera y de original. Se le ha calificado de excéntrico. No me lo parece.

Sus detractores afirman que algunos de sus planteamientos son demagógicos… puede que fuera radical pero el momento histórico que vivió era propicio a rupturas, a cuestionar abiertamente el marxismo escolástico, es más, a hacerlo no solo desde un punto de vista ideológico sino moral y, al mismo tiempo, a realizar una crítica profunda y rigurosa del capitalismo, con una virulencia que después se ha ido perdiendo.

Fueron unos años en los que surgieron una pléyade de pensadores y activistas, que no es fácil encontrar juntos, pero que de una forma u otra se movieron en torno al círculo de Socialismo o Barbarie. Pensemos en Edgar Morin, Jean-François Lyotard, Henri Lefebvre o Guy Debord como elementos más activos y destacados.

Fue un inconformista nato y como a todo inconformista le costaba adaptarse a cualquier modalidad cerrada. Iba siempre más allá. Son cruciales sus análisis y sus reflexiones sobre el Mayo del 68. En esta etapa, su obra más representativa y de mayor calado es La institución imaginaria de la sociedad. Su pensamiento se vuelca en la acción humana al margen de lo estrictamente lógico. Hay quien ha opinado que es y representa ‘la inspiración espiritual del Mayo francés’.

Daniel Cohn-Bendit sostiene este mismo punto de vista. Se llega incluso a señalar que el famoso slogan “La imaginación al poder” procede, casi literalmente, del último artículo que escribió en la revista Socialismo o Barbarie.

Nunca fue un estructuralista. Polemizó y se apartó tanto de Michel Foucault como de Roland Barthes y tuvo no pocas desavenencias con Louis Althusser y Gilles Deleuze. Puede afirmarse que tampoco encajaba dentro de la línea de pensamiento lacaniana, pese a las afinidades y puntos de vista compartidos que en un principio tuvo con Jacques Lacan.

De un modo u otro lo que resulta obvio es que llegó a interesarse vivamente por el psicoanálisis, desde un enfoque y punto de vista muy personal y heterodoxo.

Me parecen relevantes sus reflexiones sobre que el ser social es actividad y es hacer. En un plano simbólico, el hombre genera el mundo que habita y con este procedimiento se inventa a sí mismo.

Para él todas las sociedades construyen sus propios imaginarios: instituciones, leyes, tradiciones, creencias, comportamientos…

Su interés se centra entonces en considerar que las sociedades cambian, analizando los periodos históricos de mayor movilidad y cambio social. Esto no está lejos de la consideración de que el hombre modifica y crea su entorno con la finalidad de dar respuestas convincentes a las necesidades individuales y colectivas que siente, ahora bien, lo hace dentro de una época concreta y de una cultura determinada.

Su pensamiento se aleja, cada vez más, del determinismo materialista histórico, profundizando la brecha que lo iba separando del marxismo ortodoxo. Por el contrario, cada vez cree más en un proyecto de auto-emancipación autónoma. Esta ha de rechazar las ideologías y visiones heterónomas que han construido sus imaginarios atribuyéndolos a alguna autoridad extra social.

Fueron años de confusión y de no poco oportunismo. Observándolos con una cierta perspectiva, es útil separar el trigo de la paja y distinguir las voces auténticas de quienes se quedaron en la hojarasca y en los aspectos anecdóticos y triviales.

Castoriadis buscó lugares y espacios intelectuales, cada vez más difíciles de encontrar, donde se pudiese respirar libremente. Algún tiempo después del Mayo francés, no es difícil advertir que aparecen formas de censura, más sutiles pero de similares tendencias castradoras. Los centros de poder son conscientes de que para ‘desactivar’ las ideas más movilizadoras el consumo, la alienación y el fomento del narcisismo individualista dan los mejores resultados.

Con el paso del tiempo, Cornelius Castoriadis se va convirtiendo en un fugitivo de sí mismo, cada vez más aislado.

Una cierta impostura sustituye al compromiso. El cambio de paradigma de los slogans ‘mayistas’ por las camisetas con el rostro del Che Guevara como mero adorno estético, dan buena cuenta de los que estamos apuntando. Un halo hiperindividualista y consumista lo invade todo. La consecuencia más evidente es el alejamiento de la política y el descredito de la democracia.

La huella de Cornelius Castoriadis ha sido evidente. Algunos de los pensadores contemporáneos más influyentes la han analizado críticamente. Señalemos entre ellos a Jurgen Habermas, Daniel Blanchard o Takis Fotopoulos. A este respecto, me parecen de un alto valor las palabras que le dedica Jurgen Habermas, que por otra parte, en diversas ocasiones, lo critica abiertamente. Reconocer el valor y el alcance del pensamiento ajeno es inequívocamente un signo de grandeza intelectual.

He aquí palabras de Jurgen Habermas “Castoriadis ha emprendido la tentativa más original, ambiciosa y reflexiva de pensar de nuevo como praxis emancipadora, la mediación de historia, sociedad, naturaleza interna y naturaleza externa”

Esta visión, todo lo parcial y fragmentaria que se quiera, debe servir al menos para valorar como la filosofía política del siglo XXI, con sus rupturas y los nuevos derroteros que explora debe continuar, al menos, reflexionando sobre el futuro y las amenazas que se ciernen sobre nuestro modelo de sociedad.

El pensamiento es continuidad, aproximación y ruptura. Los filósofos de la segunda mitad del siglo XX, muchos de los cuales presenciaron el derrumbamiento del marxismo y la aparición de otras corrientes y vivieron críticamente acontecimientos como el Mayo francés, deben pensarse y repensarse como es el caso de Cornelius Castoriadis. Sus ideas nos ayudan a comprendernos mejor como seres conscientes e intencionales.

De su vasta obra quisiera sugerir, aparte de las lecturas ya indicadas Los dominios del hombre. Gedisa – Barcelona, 1988. Se trata de un análisis lúcido sobre la sociedad contemporánea.

Para quienes quieran conocer un poco más y mejor a Cornelius Castoriadis, le resultará muy útil Castoriadis de José Manuel Vera – Ediciones del Orto. Madrid, 2002. José Manuel Vera es uno de los estudiosos y buenos conocedores del pensamiento del autor greco-francés. Autor, asimismo, de Leyendo a Castoriadis Transversales. España, abril 2006 y Castoriadis: la interrogación permanente, texto publicado en Iniciativa Socialista, núm.48 – Marzo 1998.

Porúltimo, quisiera dedicar un par de líneas a Castoriadis, un titán del espíritu, de Edgar Morin, texto que se lee con pasión, que no excluye los aspectos polémicos, pero que incide en la gran estatura intelectual del pensador greco-francés.

Tal vez, en otra ocasión haya que volver sobre Castoriadis. Algunas de las perspectivas que abrió merecen una exploración detallada y concienzuda. A la hora de hacer una revisión crítica de los filósofos y sociólogos más destacados del siglo XX y de sus aportaciones a la filosofía política, por el peso de su pensamiento, por la fuerza de sus ideas y por el desarrollo de sus teorías sobre el valor de la imaginación para la construcción de los modelos sociales, no puede prescindirse, a la ligera, del legado de Cornelius Castoriadis.

El centenario de Pier Paolo Pasolini (1922-1975), nos sale al paso… ¿estaremos a la altura?

La ideología consumista… en vez de llevar una bandera, se ponen ropas que son una bandera. Han
cambiado algunos medios y algunos instrumentos externos, pero, en la práctica, es un empobrecimiento de la individualidad que se disfraza a través de su valorización.

Pier Paolo Pasolini

Pier Paolo Pasolini es, sin duda, desde una perspectiva cultural, más también ideológica, una de las figuras más representativas de la intelectualidad europea en el siglo XX. Estaba dotado de una gran vitalidad, energía y capacidad creativa.

Sin embargo, en estos años de desinterés, falta de pulso y apatía, ha sufrido un cierto ‘apagón’. Si la ocasión lo requiere se citan, como de pasada, algunos de sus films emblemáticos o más raramente alguno de sus poemas o textos ensayísticos… y poco más.

Especialmente grave, me parece que tanto en Italia como en el resto de Europa, los jóvenes tienen hoy otras expectativas, están muy alejados del contenido crítico de sus películas, de sus preocupaciones, de su sobriedad y de su actitud anti-consumista y desconocen, por completo, su valentía al apostar por la tolerancia, al situarse nítidamente al lado de los más vulnerables y al denunciar la explotación de los más débiles, la alienación y el desprecio a las minorías.

En breve, va a conmemorarse el centenario de su nacimiento (Bolonia, 5 marzo 1922) una ciudad que se ha caracterizado por su espíritu rebelde y por los conflictos sociales que tenían lugar. Las movilizaciones obreras fueron muchas, existían grandes diferencias… y la miseria, el dolor y la explotación estuvieron muy presentes hasta los años cincuenta.

Es este un momento adecuado para preguntarnos qué legado ha dejado tras sí. Es conveniente realizar unas valoraciones críticas sobre sus concepciones cinematográficas creativas y su pensamiento. En la segunda mitad del siglo XX fue un intelectual de vanguardia y su filmografía, traspasó los límites de su Italia natal, para convertirse en un director de referencia europeo. Fue, asimismo, periodista, filósofo y novelista, llegando a ser considerado uno de los intelectuales más citados y admirados por la originalidad y belleza de su filmografía y por su actitud valiente y decidida, a favor de causas que consideraba que debían ser apoyadas. Es particularmente relevante su visión de los marginados y los considerados ‘excéntricos’ por los mandarines de turno.

No debemos pasar por alto, de ninguna manera, que fue un intelectual polémico y controvertido, levantaba a su paso encendidas y encontradas pasiones. Unos lo defendieron y lo consideraron ‘un ariete’, que había abierto resquicios por los que avanzar en el reconocimiento de la dignidad humana, en tanto que otros lo vilipendiaban por sus ataques a la iglesia católica, a la actitud cruel y despiadada de los poderosos y por sus posiciones irreverentes y rupturistas.

Con el paso del tiempo, su figura continúa teniendo frescura, tanto por las manifestaciones de su espíritu inquieto como por su complejo mundo interior. Fue contradictorio, sentía un fuerte impulso religioso, mas estaba abiertamente en contra del dogmatismo y del ‘secuestro’ del sentimiento religioso por parte de una iglesia inmovilista que lo reducía todo a meros rituales. A la vez, el contenido social de sus ideas tenía una fuerte impronta marxista. Quizás por eso, se enfrentaba abiertamente a quienes, desde una visión acrítica del socialismo, consideraban el marxismo una iglesia, como contra quienes apegados a una tradición arcaica y medievalizante, convertían a la iglesia católica en un aparato de poder que progresivamente, se iba deslizando hacia la corrupción, sin lograr desprenderse de las consecuencias de su colaboración con el fascismo y de su connivencia con los poderosos.

Todavía hoy, la belleza de alguna de sus películas me conmueve. Sus diálogos son fértiles, sus imágenes impactantes. Nos muestra lo que sienten, lo que son y han sido, los humildes, los excluidos y vulnerables que es tanto como decir, los perdedores de cualquier época. Sus propósitos se manifiestan nítidamente. Sus películas son tan originales como transgresoras. Es capaz de desnudar, sin concesiones ‘su interior’ y desde una visión prístina e incontaminada denunciar la explotación, la injusticia y la violencia. No hacía gala de su homosexualidad, mas no la ocultó nunca… aceptando las consecuencias de sus transgresiones.

En la mayoría de sus films sabe fustigar, con acierto, la intolerancia y la insolidaridad, recurriendo con extrema habilidad a la parábola e incluso a la paradoja. Ya que lo que está haciendo constantemente son interpretaciones de la realidad. Advierte, con lucidez, el daño que pueden causar ciertas amenazas fantasmagóricas que pretenden, ante todo, debilitarnos mediante el miedo y la inseguridad.

No es fácil descifrar los propósitos de Pasolini. En sus creaciones hay veces en que se desprende un halo de pesimismo, mas la vitalidad y la esperanza acaban haciéndose presentes. Aquí y allá su humanismo procura torcer el brazo a cualquier forma de cinismo con sus corolarios de inacción y cobardía.

Pretende hacerse entender si no por todos por muchos, sin renunciar a lo complejo y estéticamente elaborado. Muchas veces he pensado que como otros cineastas a los que admiro, busca que el espectador se haga preguntas, en lugar de hacerlo receptor pasivo de ‘píldoras3 didácticas’. Esta contienda a brazo partido, hace que se sienta precozmente viejo pero, siempre, busca comunicar y provocar respuestas. La comunicación por la comunicación, la entiende como una cáscara hueca, en tanto que los contenidos son los que transmiten vida.

Es más, sin conocimientos, sin raíces, sin memoria, no existiría la conciencia. Para él –y ahí está buena parte de su grandeza- la reflexión y un poco de humor e ironía, deben de estar –y de hecho están- al servicio del espíritu crítico.

Hemos de poner en valor su valentía y su coherencia en vísperas de su centenario. Nos debe servir ante todo, para refrescar la memoria y para que las generaciones nacidas a finales del siglo XX y en el XXI, tengan la oportunidad de conocerlo y valorarlo. En muchos momentos comprometidos decidió ser libre y se negó con entereza a doblegarse o a poner fin a sus valientes y decididas críticas.

Nunca se arrepintió de ser el autor de algunas de las películas más escandalosas del cine europeo del momento. Señalemos tan solo Saló o los ciento veinte días de Sodoma, El Decamerón o El Evangelio según san Mateo, donde se funden logrando un resultado hermoso, la espiritualidad cristiana y marxismo.

Me parece significativo que Pier Paolo Pasolini despreciaba a su padre y sentía veneración por su madre. Por ello, no puede extrañarnos que Susana Corussi (su madre) representara a la Virgen María, en “Il Vangelo secondo Matteo”

Los más cinéfilos recordaran, sin duda, que fue un formidable director de actores. Todavía se recuerda la portentosa interpretación de Anna Magnani en Mamma Roma o tantos momentos inolvidables de Franco Citti, uno de los actores que más y mejor trabajó a sus órdenes.

Su espíritu libre le permitía hacer lo que hasta ese momento otros no se habían atrevido, como cuando en Edipo Re decide apartarse de Sófocles y hacer una interpretación muy personal. De forma similar, cuando rueda Medea -incluyendo a María Callas en el reparto- actualiza y se aparta, hasta cierto punto, de la línea argumental de Eurípides.

Desde muy pronto tuvo feroces enemigos que lo atacaron inmisericordemente desde todos los frentes. Fue denunciado por corrupción de menores y esta no es más que la primera de las muchas persecuciones judiciales que padeció. En la ‘muy católica Italia” igualmente fue condenado por críticas a la Iglesia y a la religión. Por otro lado, el Partido Comunista lo expulsó, al considerar la homosexualidad una degeneración burguesa. La intolerancia, como puede apreciarse, estaba muy repartida en la sociedad italiana del momento y alcanzaba tanto a ‘tirios como a troyanos’.

Quisiera dejar sentado porque lo considero relevante, que Pier Paolo Pasolini puede y debe ser considerado uno de los representantes más cualificados del llamado ‘Neorrealismo italiano’, al menos, en su primera etapa.

Es obligado señalar, aunque sea sucintamente, algunos de los premios y distinciones que le fueron otorgados. La lista es amplia. Señalemos, tan solo el Premio Especial del Jurado en el Festival de Venezia por El Evangelio según San Mateo (1964) y en el de Cannes, el Gran Premio del Jurado por Las mil y una noches.

Cuando se trasladó a Roma, Fellini lo apoya y lo ayuda. No tuvo mal padrino. Pasolini por su parte, sabe reflejar con lucidez la vida en los barrios marginales. Dará lugar por tanto, a películas de un fuerte impacto, controvertidas, polémicas y, desde luego, escandalosas para la sociedad bien pensante.

Los ambientes que refleja son sórdidos y suburbiales. En películas como Accattone o Mamma Roma aparecen prostitutas, chaperos, jóvenes marginales sin futuro que huyen hacia delante y delinquen constantemente, así como una extrema violencia y una ausencia desgarradora de horizonte vital. Es muy angosta –si es que existe- la ‘salida del infierno’.

Tiempo habrá en los próximos meses para ir analizando, de forma más pormenorizada, alguno de los aspectos que hemos enunciado.

Existe –todo consiste en querer verlo- un delgado y sutil hilo luminoso que une el pasado con el presente. Cuando reflexionamos sobre el pasado lo estamos interpretando desde nuestro presente y se establece entre ellos una interrelación dialéctica.

Pasolini cree que es imprescindible ser heterodoxo para ser libre. Es plenamente consciente del precio que hay que pagar, especialmente en sociedades cerradas, por ejercer una actitud disidente, sin tapujos. El mero hecho de ser coherente y de atreverse a practicar una libertad de pensamiento, fue resultando cada vez más arriesgado, quizás por eso, provocar era cada vez peor visto por ‘los bien pensantes’, siempre dispuestos a la censura y al escarnio.

Hay que estimular a los jóvenes a que se animen a adentrarse en ‘el universo Pasolini’. A mediados del siglo pasado fue un icono intergeneracional. Sus películas y sus gestos cifrados van dirigidos a quienes estén dispuestos a acompañarlo por el espinoso camino que emprendió.

A un tiempo era frágil y fuerte. Para avanzar hay que luchar y hay que dejar que las contradicciones aflores y se manifiesten. Solía asumir los retos que le iban saliendo al paso con naturalidad, no exenta de amargura.

La sociedad italiana estaba cada vez más fragmentada, poniendo de relieve desigualdades e injusticias que muchos no estaban dispuestos a seguir aceptando sin rebelarse. Quizás por eso, fueron años de miseria, seguidos de una cierta recuperación económica donde la clase obrera planteaba sus reivindicaciones… y luchaba por mejorar sus condiciones de vida. Hay quienes han visto a Pasolini como un visionario. No lo creo. Fue, eso sí, un hombre que ojo avizor pensó que las contradicciones del presente se podían superar. Una buena parte de su obra está consagrada a esa esperanzada finalidad.

Un escritor –y lo mismo podríamos decir de un cineasta- si es intuitivo y perspicaz, atisba lo que ocurre a su alrededor… y hasta es capaz de predecir los cambios sociales, como había formulado unos años antes, Walter Benjamin.

Pier Paolo Pasolini, eligió su trinchera que fue la de la soledad. El artista, el creador no es aquel que tiene posiciones inamovibles, sino el que con ductilidad, acierta a describir no sólo los hechos sino los cambios de perspectiva que van teniendo lugar.

Su mirada fue siempre dialéctica. En su pensamiento están en ebullición los fantasmas interiores que provienen del pasado y la resistencia que hay que ejercer contra las intolerancias y el inmovilismo del presente. Podría decirse que es una conciencia crítica en acción. Sin alharacas, con naturalidad, su mirada crítica –que algunas consideran revolucionaria- es casi, casi un ejercicio de humildad insumisa.

Se juzga así mismo constantemente sin contemplaciones. Quizás, por eso, ‘sus confesiones son tan duras, tan abruptas, tan tormentosas’. Intenta parapetarse contra los soberbios, los intolerantes y los que se consideran en posesión de la verdad, con una entereza moral puesta a prueba una y otra vez. Buen conocedor como era de la obra de Antonio Gramsci, piensa que la lucha por otra cultura es también la lucha por otra moral, o lo que es lo mismo, por otro modo de ver y sentir la realidad.

Su mundo interior, desde su juventud fue turbulento y sometido a fuertes desgarros. Por tanto, no es de extrañar que entre sus escritores predilectos, en esos años, figuraran Fiódor Dostoievski, William Shakespeare o Samuel Taylor Coleridge.

Practicó, también –y con acierto- la poesía. Obtuvo, por ejemplo, el 1957 el prestigioso Premio Viareggio, por su poemario “Le ceneri di Gramsci” (las cenizas de Gramsci), que me parece excelente. Si bien no son fáciles de encontrar -pueden hallarse en las páginas de sus ensayos- comentarios, reflexiones y análisis de un valor nada desdeñable. La mayor parte de ellos están recogidos en “Passione e ideología”. De sus novelas de corte realista, donde describe una atmosfera violenta, miserable y feroz destacan “Muchachos de la calle” y “Mujeres de Roma”

Hemos de ir aproximándonos al final de esta larga nota propedéutica. No obstante algo hemos de decir sobre su brutal asesinato, cometido en 1975, en las arenas de Ostia, cerca de Roma, pese al tiempo transcurrido, aun restan muchos puntos obscuros, hilos de los que tirar y asuntos por esclarecer. En un primer momento se quiso atribuir el asesinato a un joven chapero, que fue detenido conduciendo el coche de Pasolini.

Una nota de crueldad innecesaria fue que el cuerpo estaba desfigurado ya que el coche le pasó varias veces por encima, por si esto fuera poco, el cuerpo fue quemado con gasolina posteriormente. Hasta aquí todo podría pasar por unas notas truculentas. Pero hay mucho más oculto, agazapado tras una densa capa de penumbra.

El supuesto asesino fue condenado en 1976, pero más tarde se desdijo de su testimonio, comentando que fueron tres jóvenes quienes perpetraron el crimen, gritando continua y machaconamente ‘¡maricón y sucio comunista!’ Cuando murió estaba escribiendo “Petróleo” su obra póstuma que no pudo finalizar.

Parece probado que Pier Paolo Pasolini tenía el propósito de hacer público en “Petróleo” el nombre del asesino de Enrico Mattei, presidente de la compañía petrolera italiana Eni.

Es más que posible que su asesinato tuviera que ver con las revelaciones que pensaba hacer. De hecho, las páginas del cuaderno donde se abordaba este espino asunto parece ser que fueron arrancadas.

Italia es un país maravilloso pero complejo. Bajo una capa apacible guarda no poca violencia. Fuerzas obscuras están operando constantemente. Hay personajes poderosos que parecen gozar de inmunidad y a quienes no alcanza nunca o casi nunca la mano de la justicia. Del asesinato de Pasolini sólo me resta por señalar que no es un caso cerrado, sino que por el contrario permanece abierto, muy abierto. Quizás algún día pueda conocerse la verdad de los hechos.

Pongo aquí fin a este breve ensayo, esperando que en 2022 sean muchos los comentarios, artículos y homenajes que se le rindan. Creo que es inexcusable que se programen ciclos de sus películas más representativas y que se organice una exposición que ponga de relieve la importancia de su figura, en la cultura del siglo XX.

Las televisiones públicas, las editoriales y las revistas culturales deberían participar activamente en este singular evento.

La neuroética, enfoque desde la psicología y la investiación científica

LOS JUSTOS

Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

Jorge Luis Borges.

La ética según la conceptualización aristotélica es la disciplina que se ocupa del bien y del mal y sus relaciones con el comportamiento. Si describimos los valores éticos más relevantes se pueden mencionar, la justicia, la libertad, el respeto, la igualdad, la responsabilidad, la integridad, la lealtad, la honestidad y la equidad, podríamos estar hablando de las ideas fuerza de la francmasonería, pero si diseccionamos el concepto y escudriñamos el trasfondo observaremos que la ética constituye la forma de ser y hacer del ser humano.

La palabra ética deriva del griego ethos, que significa la ‘manera de ser’, ‘el carácter’, ‘la costumbre’, lo que los seres humanos son y hacen y el vocablo ethos se corresponde con la voz latina moras, de donde deriva la acepción moral en nuestra lengua. Por consiguiente, la ética atañe a todo lo que es y hace el ser humano y por tanto el carácter y el temperamento de las personas se encuentran estrechamente ligados a su ética.

Ética y Moral. Aunque aún es frecuente utilizar ambas palabras con el mismo significado, los filósofos tienden a distinguir entre ética, como la reflexión filosófica sobre la moral, y moral, como un conjunto de normas, más o menos explícitas, que configuran una doctrina moral concreta: la moral católica o judeocristiana, islámica, burguesa, incluso marxista o la vinculada a determinada cultura o la respuesta de lo que llamamos civilización, etc.

Pero si la ética la encontramos relacionada con la personalidad, a través del carácter y el temperamento, podemos deducir que en gran medida la ética emana o está originada en nuestro cerebro, factor explicado científicamente por la neuroética.

Aristóteles, lo define como el bien que todos buscamos y como el fin que da sentido a nuestra vida y así alcanzamos la felicidad, que radica en una vida virtuosa. Así la prudencia o la templanza, por ejemplo, son virtudes cardinales.

Sin embargo,Immanuel Kant,entiende la ética, como un imperativo categórico que la razón nos impone por el hecho de ser seres racionales. Kant nos dice, “Actúa de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de los demás, siempre como un fin y nunca sólo como un medio”. El respeto a la dignidad del otro (y de uno mismo), reflejada por la muy común aseveración, “Lo que no quieres para ti, no lo quieras para nadie” o “trata a los demás como quieres que te traten a ti”, no “prejuzgues a los demás, piensa que seguro que te están prejuzgando a ti”.

Las concepciones filosóficas de la ética o la moral pretenden ser universales. A diferencia de las doctrinas morales religiosas, que valen sólo para los creyentes de las diferentes religiones, una ética laica busca establecer una normativa, ya sea bajo la forma de virtudes, de valores o de principios, que valgan para toda la humanidad. No vale la idea de que cada uno tiene su ética.

¿Cómo sería un juicio ético y moral según la ética kantiana?

Para determinar la validez de un acto moral, de acuerdo con I. Kant, debemos prestar atención a la voluntad de cada persona y no a la acción misma. Los actos, manifiesta Kant, no son ni buenos ni malos; bueno o malo es sólo el sujeto que los realiza, lo que nos conduce a un principio fundamental, “la ética constituye una práctica incondicional de la razón”.

La filosofía kantiana, asevera que todos los seres humanos, disponemos de la capacidad de razonar, esta capacidad es innata, como el resto de las cualidades de la razón, una vez más nos acercamos a la hipótesis científica de que estas capacidades se encuentran en nuestro sistema psiconeurológico, específicamente en el cerebro. Lo único que cuenta es la intención en el pensamiento kantiano y si se hace uso de la razón de forma libre y sin condicionamientos.

El hombre no puede ser indiferente a la problemática metafísica, tal es la razón por la cual siempre tomamos alguna posición al respecto, puesto que el conocimiento humano se limita a la experiencia. De esta forma, actuaremos moralmente sólo cuando podamos desear que nuestro deseo se considere válido para toda la sociedad. La pretensión es eliminar las excepciones, siendo igualmente válida para todas las personas. ¿Sin embargo esta aseveración es posible?, si consideramos que el análisis metafísico, en ocasiones podría alejarse de la praxis científica, seria sin duda, como mínimo cuestionable, pero si consideramos que la razón es innata y por consiguiente inherente a nuestro cerebro, instintiva o pulsional, entonces la aseveración resultaría correcta.

El imperativo kantiano no garantiza gratificaciones de índole narcisista, egocéntricas, con espejo celotípico, sino que implica respeto a la ley ética. Kant señala que el sujeto puede encontrar cualquier argumento que fundamente una conducta suya opuesta a la razón legitima o a la norma, se esconde detrás de un sinfín de mecanismos de defensa, para justificarse, huir, proyectar, pero lo que no puede el sujeto es eludir su propia reprensión, no puede alejarse de sí mismo y en ese laberinto suele perderse en la angustia.

Por otra parte, J.Lacan, el intelectual más avanzado del psicoanálisis, trata de llevarnos a considerar lo que distingue la ley moral que constituye la ética de Aristóteles, y la ética del psicoanálisis que toma en cuenta otra ley, la que nos encamina hacia un más allá del principio del placer.

Así, el avance de la ciencia nos lleva hoy a considerar la neuroética, como una disciplina que avanza en el origen y en la explicación de la personalidad humana o al menos en la expresión comportamental.

El concepto, ciertamente no es nuevo, sin llevar los avances que hoy disponemos en neurología, el legado de Sigmund Freud a la neurociencia se llama «inconsciente». El padre del psicoanálisis fue pionero a la hora de hacernos ver que las personas no somos conscientes de gran parte de los procesos que lleva a cabo el cerebro y la mente.

La Neurociencia cognitiva es un área académica que se ocupa del estudio científico de los mecanismos biológicos subyacentes a la cognición, y la neuroética una disciplina que se desprende de ella y trata de explicar la respuesta en la conducta de nuestro comportamiento.

La neuroética es una parte de la bioética, una nueva forma de fundamentar la ética desde la neurobiología y no desde el saber filosófico, que se encarga de estudiar el impacto ético, legal y social de los conocimientos y las investigaciones sobre el cerebro, y de las aplicaciones prácticas que tienen éstos en la medicina y la psicología, y por consiguiente, en la vida de las personas.

En suma, neuroética es una excelente introducción tanto para el lector inadvertido como para los profesionales de distintas áreas de la salud (Psicología, Psiquiatría, Neuropsicología, Medicina) y otros profesionales como filósofos, sociólogos etc., preocupados en la participación de las neurociencias en la comprensión de la mente, el comportamiento, las organizaciones socioculturales, la salud mental, la educación, pero ante todo en la percepción de la existencia humana y su futuro.

El cerebro es base de los procesos mentales y comportamientos, por tanto, porque no, también de la razón, las creencias y el criterio. La Neurociencia investiga la estructura y organización funcional del cerebro.

Podemos distinguir dos subdisciplinas, la ética de la neurociencia, que se ocupa de los problemas éticos, sociales y legales, asociados a la investigación y las aplicaciones de la Neurociencia, y la neurociencia de la ética, que se propone investigar los sistemas neurales que están en la base de las intuiciones, juicios y comportamientos morales, y estudia los procesos mentales superiores como la autoconciencia. Así la ética tiene una base cerebral que determina los actos éticos.

William Safire, periodista ganador del premio Pullitzer en 1978, definió esta disciplina como “el examen de lo que es correcto e incorrecto, bueno y malo, en el tratamiento clínico y/o quirúrgico y en la manipulación del cerebro humano”. Sin lugar a duda, la neuroética, plantea un problema ético profesional, ya que en efecto podría hacerse uso de una nefasta manipulación que arrastre al ser humano hacia el caos, ya que podrían responder a sesgos cognitivos que obedecen a intereses de determinadas ideologías, con el objetivo de controlar la vida humana.

Emilio García García, del Departamento de Psicología Básica de la facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, nos dice que los seres humanos hemos desarrollado, un instinto natural,(recordemos en este punto la idea que para Spinoza, explicaría la Naturaleza-Dios que es su propia causa y la única esencia), existente que surge como una capacidad en cada niño, diseñada para generar juicios inmediatos sobre lo que esta moralmente bien o moralmente mal, sobre la base de una gramática inconsciente de la acción. Una parte de esta acción fue descrita por la mano ciega de Darwin, millones años antes de que apareciera nuestra especie, el resto se fue añadiendo a lo largo de la evolución y son exclusivas de los seres humanos.

Definitivamente, no podría tratarse como revolucionaria una idea que estaba ya en el nacimiento de la medicina occidental, desde la escuela hipocrática. Desde la neurociencia, hoy se interpreta la conciencia como una conquista evolutiva de la interacción entre genes, cerebro y cultura, que cada ser humano consigue en su desarrollo personal y proceso de socialización.

El cerebro humano ha desarrollado unas capacidades cognitivas, emocionales, lingüísticas y sociales singulares, que le han permitido la interacción social, la creación y transmisión de la cultura y el desarrollo personal.

En la perspectiva filogenética, (como ya hemos apuntado anteriormente) de millones de años, surgió una capacidad cognitiva exclusiva de la especie humana: la capacidad del individuo para identificarse con los otros miembros de su especie, que le permite comprender a los demás como agentes intencionales y mentales.

De la mano de la filosofía y en especial de la metafísica hemos avanzado paulatinamente hasta alcanzar una aproximación explicativa del mundo de la conciencia, de la esencia de la mente humana y de la psique, del griego ψυχή, psyché, que podría traducirse como alma humana, la fuerza vital de un individuo y de la mano de la ciencia, paulatinamente vamos alcanzando la explicación de la esencia de la naturaleza humana, que es como decía Baruc Spinoza, una causa libre y única esencia existente.

Es por tanto la mente, alojada en el cerebro, resultado de la naturaleza que de manera armónica da respuesta al todo de la existencia universal y en este todo, que la ciencia demuestra poco a poco, sus imbricaciones y sus correlaciones, se encuentra la explicación de aquello que emerge de la mente, de las células que la albergan y/o que dan como respuesta las manifestaciones comportamentales y entre ellas, la ética.

Giacomo Rizzolatti, neurobiólogo italiano, fue el descubridor de las neuronas espejo. Rizzolatti estudió medicina y se dedicó a la investigación. En 1996, junto con otros científicos investigaban la corteza frontal inferior de un mono macaco para estudiar las neuronas encargadas de los movimientos de la mano. De este modo, las neuronas espejo fueron descubiertas por casualidad.

En investigaciones posteriores se ha confirmado el hallazgo y se ha descubierto la localización de las neuronas espejo: en las regiones parietal inferior y frontal inferior del cerebro. Además, se ha confirmado la presencia de este tipo de neuronas también en humanos.

Las neuronas espejo o neuronas especulares son las células nerviosas de nuestro cerebro encargadas de imitar las acciones que inconscientemente llaman nuestra atención. Estas neuronas nos permiten sentir empatía, imitar a los demás, así como sentir y saber si alguien nos está mintiendo o engañando.Reir al ver reir, contagiarse del ánimo de los otros, sentirse unido al otro, el egregor, son producto de las neuronas espejo.

Sabemos del inconsciente colectivo, la memoria colectiva y los arquetipos descritos por Jung y por consiguientese deduce el fenómeno que conocemos como el egregor. Un concepto de empatía que hace referencia al pensamiento colectivo o tal vez a la fuerza generada por el compartir emocionalmente aquel contenido que proviene de la conciencia. Esa entidad colectiva, que da lugar a una cierta simbiosis que contribuye al desarrollo vital.

Pero así como nosotros somos capaces de generar toda esta conciencia compartida, ella también tiene el poder de afectarnos.

Para Karl G. Jung, esa entidad psiquica colectiva, hace referencia a una dimensión que está más allá de la consciencia y que es común a la experiencia de todos los seres humanos. Hoy los avances científicos nos aportan el conocimiento desde la praxis, que efectivamente eso es posible gracias a las neuronas espejo.

Estas neuronas espejo constituyen una red invisible que une a las personas y que permite aprender de los demás. Permiten a los seres humanos comprender los sentimientos de los demás y establecer conexiones con otras personas. Cuando una persona observa a otra actuar, pensar o sentir se producen pequeños disparos eléctricos en el cerebro que activan esa señal recibida. Juegan un papel importante en la imitación, el aprendizaje y la empatía. Las neuronas espejo, por consiguiente, están implicadas en la conducta interrelacional, el comportamiento social y el aprendizaje.

Estas neuronas son las que convierten al hombre en un ser social y podemos encontrar desde luego, una disfunción que altere la capacidad empática o las habilidades interrelaciónales, y eso nos otorga una somera explicación de ciertos trastornos o enfermedades psíquicas. Los egocentristas, el narcisismo, las conductas celotípicas son disfunciones que afectan a la relación con los demás.


Este texto también está disponible en formato PDF con todas las notas a pie de página: https://clublibercogitatio.com/wp-content/uploads/2021/11/La-neuroética-enfoque-desde-la-psicología-y-la-investiación-científica.pdf

Un assaig sobre federalisme, anàlisi sociològic (soci polític), des del perfil de Joan Mª Bofill

Joan Maria Bofill: l’evolució de la tradició republicana federal empordanesa cap al catalanisme.

Joan Maria Bofill neix a Figueres el 1845 fill d’un fabricant blanquer. S’inicia a la política institucional inserit com a oficial de la secretaria dels dos primers presidents de la I República Espanyola, Estanislau Figueras i Francesc Pi i Margall. Durant el Sexenni també fou secretari del ministre d’hisenda figuerenc Joan Tutau. Prèviament, en la seva estada docent a Sevilla, havia participat durant la Gloriosa a la Junta Revolucionària d’aquesta ciutat on hi fundà Juventud Republicana. Ja iniciada la Restauració i resident a la seva ciutat natal, fou regidor de l’Ajuntament de Figueres entre 1877-79, 1881-85 i 1890-93 i alcalde entre 1898-1901. En aquest període la seva influència política no abastà només l’àmbit local ja que arribà a ser president del Consell Regional Federal de Catalunya i al 1903 és elegit diputat al Congrés on s’emmarcarà dins el grup republicà liderat per Salmerón. Malgrat que no exercirà més càrrecs institucionals fins a la seva mort, al juny de 1914, seguí actiu en la militància política com a viu record d’unes idees i d’una generació, en certa manera fundacional, que marcà una forma particular d’entendre el republicanisme. Tal com constatarà un any després Joan Arderius: Con don Juan Bofill desapareció de la tierra una gloriosa pàgina de la história republicana, un venerable vestigio del periodo heroico de la Revolución y de la República.

La biografia del personatge, escassament coneguda tot i el seu ampli recorregut polític, des del Sexenni fins a la constitució de la UFNR (en fou un dels quatre vicepresidents en la seva assemblea constituent), presenta encara molts buits historiogràfics de base i, especialment, de contextualització política i ideològica. Aquesta comunicació basada principalment en l’anàlisi del llibre Opus. Muestrario de propaganda política, social, científica, literaria y librepensadora, publicat al 1911 i on es recullen articles seus publicats a la diversa premsa en què col·laborà, pretén situar els trets fonamentals del seu pensament polític dins de les coordenades cronològiques del pas que certs sectors del republicanisme federal iniciaren cap a un cert catalanisme d’esquerres o, dit d’una altra forma, cap a un catalanisme de base republicana. Aquest llibre, prologat per Vallés i Ribot no deixa de ser una defensa ideològica dels sectors federals que acabaven de constituir la UFNR el 1910 i intentaven protagonitzar-ne la seva vida política. El mateix Vallés i Ribot ho assenyala clarament. Després de destacar la vàlua intel·lectual de Bofill i la seva capacitat oratòria, no s’està de dir que als textos publicats s’hi discuteix el catalanisme, combatent el reaccionari y apoyant el lliberal y dihent d’aquest que substancialment coincideix ab las doctrinas federals. Tot una declaració i defensa sobre les pròpies fronteres polítiques.

El material analitzat en aquest treball no són tots els escrits periodístics de Bofill sinó només els recollits interessadament i amb clara intenció conjuntural en un moment determinat com 1911. No obstant, ens és suficient per fer-ne un perfil de la temàtica al voltant del catalanisme i les bases teòriques que li condueixen i l’acompanyen: la ciència, l’anticlericalisme o el republicanisme reformista de tendència socialista. Per aprofundir conclusivament en la biografia política i ideològica de Bofill i la seva evolució detallada caldria una investigació aprofundida almenys en cincs àmbits: la seva activitat política durant el Sexenni amb càrrec a Madrid, la seva actuació com a regidor i alcalde Figueres, el paper orgànic dins el partit federal, la seva vida associativa, tant cultural com econòmica i, finalment, la seva tasca científica i docent. Ens centrarem, però, només en constatar la particular caracterització de Bofill com un element més del pas de transició entre part del republicanisme federal clàssic al catalanisme lliberal, com l’anomena Vallés i Ribot.

Bofill, doncs, és un exemple d’aquells republicans federals que a finals de segle XIX, davant dels bloquejos polítics de la Restauració comencen a resituar el seu pensament polític i la seva acció militant en relació a un fenomen ideològic nou, el catalanisme. Primer amb recel i distància, posteriorment amb certa simpatia i identificació i, finalment, confluint orgànicament amb la seva ala esquerra.

Els primers escrits i comentaris de Bofill sobre el catalanisme cal inscriure’ls dins del debat generat entorn de la necessitat o no de formacions polítiques d’estricta obediència catalana i del significat pràctic i institucional que per a Catalunya comportava seguir-ne les seves doctrines. Un any abans de la fundació del Centre Català per part d’Almirall, Bofill ja teoritza sobre la necessitat que el catalanisme sigui un moviment modernitzador per tal de poder sentir-s’hi personalment identificat, tot i que en aquest període á medias solamente. I mai completament, ja que en aquest sentitcondemna durament qualsevol imatge medievalitzant del país que pugui generar aquest pensament catalanista i tot intent, suposat, de recuperar institucions antigues i caduques mereix la seva ferma oposició.

Entra directament, per tant, en diàleg franc amb el catalanisme com a forma d’entendre el país, demana claredat d’objectius i, bàsicament, sentit de progrés. Accepta que les lleis i els costums formen el caràcter d’un poble, però en aquest període del anys vuitanta les característiques singulars del fet català les basa tant sols en les percepcions econòmiques de l’estalvi i del treball individual. Enfoca, per tant, la personalitat catalana només cap a un sentit social i econòmic i no tant polític.

Fixada aquesta clara posició de partida durant la dècada dels vuitanta, per tornar a trobar escrits seus entorn al tema cal que fem un salt fins l’any 1898. En una conjuntura diferent, però no menys significativa, reflexiona àmpliament sobre un concepte central: la pàtria. Serà des d’aquest concepte bàsic que podem analitzar la visió bofilliana del catalanisme. Un catalanisme que aviat entra en la política institucional. Des de la seva visió federal i ja declaradament socialista veu la pàtria com un espai obert sense límits que entronca directament amb un humanisme universalista de base federal. No és només un territori: Por patria entendemos el conjunto de todas las cosas que posee el hombre en comunidad con sus semejantes, de las cuales puede disfrutar gratuita y personalmente.

A la pàtria, doncs, hi conviu una base material d’afirmació individual i una solidaritat comuna que abasta des de la humanitat en sentit abstracte fins al cercle d’identitat i convivència més petit i proper. En una defensa del seu punt de vista, considera els federals i socialistes els més patriotes de tots ja que per principi garanteixen, d’una banda, la diversitat i, de l’altra, l’efectiva possibilitat de gaudir dels béns materials i espirituals.

Així considera, exemplificant-ho en tant que federal i aprofitant el conflicte bèl·lic del moment, els cubans i filipins com a compatriotes ja que aquests en conjunt formen una comunitat de drets i deures. Com a socialista també són compatriotes perquè tenen el dret de propietat i el de gaudir-ne lliurement. Per tant, sota aquest concepte de pàtria, la guerra que enfronta percepcions diferents de la seva realitat no té cap sentit. Conseqüentment aquesta idea de base el porta a condemnar les guerres colonials del moment i la seva justificació sota l’apel·lació dels diferents patriotismes antagònics. La misèria i l’explotació de la guerra obeeixen per a Bofill a les necessitats de lucre d’una minoria. Per aquest motiu i des d’una voluntat analítica n’extreu una clara conclusió de combat polític socialista: Ya no hay más Ley, Dios, ni Patria que el Capital.

Per totes aquestes raons que parteixen de la seva visió ideològica i ja en un pla més polític s’oposa, per principi, a regionalistes, catalanistes, nacionalistes i cosmopolites i als seus respectius sentits patriòtics. Condemna la idea dels regionalistes de considerar la seva pàtria col·lectiva la regió ja que per a Bofill la Región no existe hoy como ellos la sueñan. Torna a la seva prèvia preocupant visió crítica dels regionalistes-catalanistes que conceben Catalunya com a un derivat medieval, á las regiones tales como existieron en otras épocas. Els titlla, de totes totes, com a gent de visió limitada i deficient.

No obstant, encara critica de forma més intensa els nacionalistes (en sentit espanyol) per erroneos, ja que almenys considera que la regió dels regionalistes té una fisonomia pròpia i real. Segons ell, els nacionalistes eliminen tot sentit de comarca i de regió, només existeix Espanya: Su error consiste en confundir la patria con la nación, el territorio con sus habitantes, lo que es hijo de la Naturaleza con lo que es producto de la organización del país. Finalment, els anomenats cosmopolites també són condemnats per Bofill pel fet de tenir una concepte de pàtria vago é indeterminado, poc real en definitiva.

Aquesta visió teòrica que cristal·litzada entorn de la problemàtica colonial i del creixent paper regionalista de finals de segle, tindrà també una dimensió d’estratègia política i electoral. Entroncant amb la visió que certs aspectes del catalanisme, malgrat certs prejudicis, eren comuns al federalisme entra en el debat sobre la conveniència o no d’unions puntuals dels dos moviments. Per exemple la proposta del Comitè municipalista federalista de Barcelona de col·laborar amb la Unió Catalanista en un objectiu mutu, la defensa de l’autonomia de Catalunya.

En general, el principal problema que alguns sectors federals veuen en establir lligams amb el catalanisme és en primer lloc l’accidentalisme que aquests defensen i, en segon terme, la dificultat que tenen sovint en admetre tot tipus de drets individuals. Tanmateix Bofill es posiciona favorablement al pacte sempre i quan no sigui permanent sinó puntual i es faci a nivell català a través de la regional federal del partit i no només a Barcelona.

Aquesta acceptació conjuntural i estratègica es deu al regionalisme implícit que per a ell conté la visió federal de l’autonomia regional i municipal. Per lluitar per a l’assoliment d’aquests principis constitutius del federalisme els regionalistes poden ser perfectament aliats seus. El pragmatisme de Bofill el porta també a afirmar taxativament que quan cal combatre per l’autonomia individual, els aliats han de ser tots els demòcrates i quan l’objectiu és l’autonomia de la nació, els companys naturals de lluita són els republicans. Com a dirigent polític experimentat considera que en cada moment cal aliar-se depenent del que s’accentuï com a prioritat immediata.

Però el pes real del partit federal a Catalunya i les seves estratègies electorals en aquests inicis de segle fa que les seves fronteres ideològiques no siguin del tot nítides, especialment com veiem amb en les seves relacions amb certs sectors del catalanisme emergent. Hi ha un problema d’identitat i de fixació del propi espai. Bofill es pregunta: ¿Es que con ser españoles dejamos de ser catalanes, ni con ser federales dejamos de ser catalanistas?

No vol que els confonguin, però davant de l’escissió del CNC per part d’aquells a qui qualificarà de catalanistes liberals convertits al republicanisme, hi trobarà elements cada cop més comuns un cop tallats els lligams que els unia amb els que considera catalanistes clericals i reaccionaris. Poc a poc, durant els anys següents, Bofill anirà perfilant la idea que el federalisme és l’autèntic catalanisme i aposta clarament per la defensa de l’autonomia catalana aparcant, en el combat ideològic immediat, la federació espanyola. Lluita per una autonomia integral sin distingos, sin limitaciones, sin traba, sin segundas intenciones, sin otros fines que el de poder realizar nuestra propia naturaleza. Amb tot, els principis filosòfics federals clàssics segueixen tenint el seu pes, el que batejarà com a catalanisme racional. Per a Bofill l’autonomia catalana ha d’anar acompanyada per l’autonomia municipal fins a arribar a l’autonomia individual per a cada català singular: Cataluña autónoma y libre sin serlo los catalanes sería la pequeña Rusia de Occidente.

Aquestes precisions dogmàtiques diferenciadores davant d’uns catalanistes que en conjunt sempre veurà massa tendents al clericalisme s’esvairan durant el combat solidari de 1907. Serà amb la lluita electoral de Solidaritat Catalana quan Bofill concentrarà els seus esforços publicistes en defensar la visió d’una Catalunya autònoma per damunt d’altres elements definidors del seu pensament polític. Una autonomia que haciendo aplicación de ella á Cataluña tendriamos nuestro poder legislativo, nuestro poder judicial y nuestro poder ejecutivo (…), és a dir, unes Cortes encargadas de legislar para Cataluña.

Aquesta clara obertura cap a un evident catalanisme la basa en el manteniment dels aspectes més tradicionals del seu pensament federal: la desconfiança en l’acumulació del poder i la igualtat de drets i deures sense privilegis. Així, uns governs civils i unes delegacions d’hisenda aminorades en el seu paper reequilibrarien els poders i augmentarien la llibertat ciutadana, la llibertat que en el fons l’interessava. L’esperança de federació queda reduïda, de moment, a l’autonomia de Catalunya sense perjudicio de la independencia nacional. La nació, doncs, segueix essent clarament Espanya en tant que unió de ciutadans.

Deixant clar que el seu és un catalanisme de base federal, durant el 1907 es llença a la defensa estratègica de la Solidaritat Catalana. Ho fa combatent les crítiques dels sectors del propi republicanisme que no ho veuen amb bon ulls. Les seves argumentacions estan basades fonamentalment en la tradició estricta republicana de regeneració del règim: Pues ahora en Cataluña creemos, con razón ó sin ella, que la salud de nuestra región, la tan deseada autonomía, la libertad de Cataluña y de los catalanes, nos la hemos de conquistar nosotros mismos, defendiéndonos en común del caciquismo, de la centralización, de las impossiciones de los gobiernos de la monarquía.  Per justificar aquest reformisme possibilista, aquest gradualisme, invoca Salmerón segons el qual cal provocar primer els canvis i després consolidar-los amb ajuda de totes les classes socials. Un interclassisme del qual Solidaritat Catalana n’era un exemple i un model per exportar per a cert republicanisme espanyol.


Aquesta estratègia, però, xoca amb altres sectors del republicanisme, especialment el lerrouxista. Per tant, no hi ha millor argument de combat que eliminar-lo del propi camp: El lerroussisme es, avuy per avuy, la torna de la pesada, el llonguet de la Monarquia. Un Bofill clarament propagandista dividirà els partits en solidaris catalans o autonomistes i en solidaris anticatalans o centralistes. En el primer grup hi situa el federal, l’unionista, el regionalista i el carlí. En el segon, sense distingir-los, el liberal, el conservador i el lerrouxista. Però per no confondre tots els partits i per remarcar i defensar el caràcter estratègic en tot moment de Solidaritat, qualifica literalment la coalició com a defensiva, obligada i moral, és a dir conjuntural. Evidentment, l’altra coalició en què hi situa el lerrouxisme és titllada de voluntària i, sobretot,  d’immoral.

Aquesta coalició, doncs, es vista per Bofill com un element de regeneració d’Espanya a partir de la regió. Cal donar vida i força a les regions per a que Espanya pugui funcionar correctament i harmònica: Niego que quiera bien á España quien reniegue de su región, arribarà a afirmar. La seva és una opció per l’espanyolitat en tant que lliure elecció i com a fórmula per fer més estret el lligam. Sempre des del respecte mutu per aconseguir una Catalunya libre, feliz, contenta de si misma, hablando su propia lengua, rigiéndose por sus propias leyes, protegiendo por igual todos sus hijos.

Seguint amb la relació Catalunya-Espanya però entrant en un nivell més cultural, observem com la reivindicació lingüística no és un element que Bofill utilitzi sovint. Defensa la llengua catalana com una característica més de la personalitat de Catalunya però directament es limita bàsicament al seu conreu en escrits poètics o sardanístics. El seu pensament sobre el tema enllaça amb la teoria que distingeix nació i estat. Així afirmarà que cada pueblo, cada nación, tiene su lengua propia, exclusiva, intrínseca, natural. Que en aquest cas és lògicament el català. El castellà serà un idioma interregional, que no vol dir que Espanya tingui un idioma concret.

Castella i català són dos idiomes clarament espanyols: ¿Es acaso la oficialidad de la lengua el carácter que la constituye en idioma? Pero ese es un carácter postizo, impuesto casi siempre por la violencia del que manda y, por consiguiente sujeto á variaciones. Assenyalarà doncs els diferents nivells d’ús i de presència d’ambdues llengues en un fet vinculat al poder polític, econòmic i militar: El espíritu centralizador, absorvente, avasallador y uniformista de los nacidos en tierra de Castilla se manifiesta de un modo general en todos los órdenes de la vida y especialmente en el lenguaje.

En aquest sentit no veu ni en els republicans ni en els més liberals dels castellans el reconeixement del dret a la llibertat i a obrar com cadascú és segons la pròpia personalitat: Ahora mismo, con el despertar de Cataluña y el maravilloso renacimiento del idioma catalán, ciertos periódicos madrileños, los que por otros conceptos se tienen por más adelantados en ideas, vienen tornando contra el regionalismo, contra el nacionalismo, contra el autonomismo, que tienen sus verbo en nuestro idioma nacional. Tarea inútil la suya.

Per tots aquests motius ideològics i per d’altres de més estratègia política conjuntural s’enfrontarà alguns cops des de la seva tribuna d’articulista a periodistes de la capital espanyola que combaten, sense coneixement de la realitat catalana, la política solidària amb falsedats i mentides: Y vienen los periódicos del trust madrileño, los periódicos de empresa que juegan á monárquicos y republicanos para mejor acaparar entre todos la opinión y los céntimos de España, pero que no tienen apenas lectores en Cataluña, é hinchan el perro de la victoria antisolidaria. Uns diaris en els quals Bofill hi surt algun cop criticat, fet que demostra la influència política i la difussió que tingué en aquests moments una publicació com El Ampurdanés editada a Figueres. Un indret que el mateix Bofill titlla de rincón de Cataluña que es el último confín de España. Però referent geogràfic de l’imaginari republicà i federal peninsular.

Un republicanisme que Bofill tindrà sempre com a punt central del seu pensament i que malgrat enfrontaments incomprensions i desconeixements de gran part del món republicà espanyol serà el seu objectiu polític primer. Encara que arriba a afirmar romànticament que Cataluña farà da se, la frase no deixa de ser una imatge de regeneració i de reconstrucció d’una nova Espanya des de Catalunya: …el triunfo de la Solidaridad Catalana hoy y el triunfo de la Solidaridad Española mañana. Un regionalisme triomfant que aspira a la modernitat i al progrés espanyol a través de l’esforç en la feina i en la creació cultural. Característiques locals en què s’emmiralla cert pensament català que comença a diferir quan a estratègia d’un nou nacionalisme espanyol que contemporàniament es gesta en clau castellana. Així, en un moment determinat Bofill, criticant aquells que consideren Barcelona com a propietat seva (en tant que nacional-espanyola) després d’una victòria electoral, afirmarà: ¿Barcelona vuestra? La reina del Mediterraneo no se avendrá nunca á respirar los aires del Guadarrama. Cultura y Trabajo se axfixian á algunos centenares de metros sobre el nivel del mar. Libertad y autonomía son plantas que crecen al aire libre en las zonas templadas, no en las regiones de climas extremos.

Com veiem, el catalanisme estratègic i electoral de Bofill, tot i que nítid i reflexiu, no deixa de ser, tanmateix, una adaptació evolucionada del seu pensament federalista clàssic ancorat en estructures teòriques i conceptuals plenament del XIX. Un pensament federal que en el seu cas particular, catedràtic de física i química, arrela en el positivisme cientificista: Yo miro el organismo de los cielos, y en cada sistema planetario veo una federación. Tant en els homes com en la naturalesa hi veu l’equilibri entre l’autonomia individual i la unió col·lectiva. Com molts altres federals del moment veurà en els Estats Units d’Amèrica i en Suïssa exemples del seu model ideal d’organització política, però els arguments que utilitzarà per defensar-ho no basaran en anàlisis pròpies de les ciències socials sinó de les naturals.

Així, el seu discurs partirà sempre d’un cert to professoral, argumentant des de la física i l’astronomia principalment. L’harmonia necessària que cerca la natura, les seves lleis eternes les veu traslladades mimèticament en les societats i les famílies. Una harmonia que pot fallar si els homes l’alteren, conscientment o no. Aquesta és una clau important en el pensament bofillià, la capacitat del homes de buscar el seu propi camí de progrés en societat. Per aquest motiu l’amor, l’amistat i la fraternitat com a components immanents de la humanitat i com a forces que uneixen els homes de la mateixa manera que ho fa la llei d’atracció en la física, seran els sentiments que cal difondre i socialitzar entre el poble.

El component filosòfic del lliurepensament en la seva visió de les societats humanes és evident en Bofill i acaba impregnant tota la seva activitat pública. No podrem entendre els seus intents teòrics per desmarcar-se del catalanisme més tradicional i condicionar-ne la creació d’un de més progressista i esquerrà sense tenir en compte aquest principi.

Membre destacat i declarat de la lògia maçònica La Luz de Figueras, escriurà múltiples articles en què ataca el clericalisme en todas sus especies y variedades com a el único enemigo serio y terrible de la ciencia y la civilización. El seu cientificisme positivista queda reflectit novament en els seus atacs des de múltiples perspectives a la religió catòlica. Des de la burla a aspectes litúrgics i doctrinaris, que els confronta amb les ciències físiques, fins a la identificació del capellans com a estament retrògrad i parasitari de l’estat i de la societat.

En aquest sentit, els escrits de Bofill es poden situar en la tradició del més ampli pensament republicà laïcista. Des de la seva vessant de publicista polític enfoca molt sovint els seus escrits a partir de la dicotomia entre el capellà i el mestre. A efectes pràctics i programàtics, considera que a aquests darrers cal donar-los els pressupostos de què disposa l’Església Catòlica protegida per l’Estat.

Serà doncs una constant en els escrits de Bofill la lluita contra el dogma catòlic. Aprofitarà el calendari litúrgic, especialment la Quaresma, per combatre aspectes com el dejuni o el negoci amb les butlles. A més a més en els seus escrits quedaran plenament reflectits els combats ideològics entre sectors de la societat empordanesa per a l’hegemonia de l’espai públic, el quals es transformen sovint en enfrontaments físics. Amb aquesta intenció de lluita quotidiana i immediata també utilitza el to burlesc per satiritzar i ridiculitzar l’estament religiós i les seves pràctiques, com ara un fet tant cabdal com els enterraments.

L’anticlericalisme de Bofill no es limita a l’àmbit estricte comarcal sinó que il·lustra el seu pensament tot evocant, per exemple, escrits que es feren tan populars a tot l’estat com Electra de Blasco Ibáñez. I és que Bofill és un personatge que depassa l’estricte àmbit local. Per exemple, il·lustra contínuament la seva activitat com a diputat amb el seu combat contra l’intent de Maura d’acordar amb el Vaticà l’autorització a tot tipus de congregacions.

Però la veritable filosofia anticlerical no es limitava a un combat teòric encara que algunes vegades acabi també amb enfrontaments físics. L’anticlericalisme va lligat a la lluita social per a l’alliberament humà. És, doncs, una lluita plenament social. Una lluita en definitiva que té un fonament bàsic en la realitat del món del treball i en les seves conseqüències econòmiques. Aspectes, aquests darrers, que cal tenir present en els continus esforços publicistes de Bofill per destriar dos tipus de catalanisme abans d’integrar-se en la seva ala esquerrana i republicana.

En aquest sentit Bofill es declara socialista ja durant el Sexenni. Un socialisme particular derivat dels seus plantejaments republicans i demòcrates, en definitiva reformista. I, en el seu cas, intel·lectualitzant i fins a cert punt elitista. No hem d’oblidar que fou propietari d’una adoberia a Figueres i que formava part dels majors contribuents de la ciutat.

La concepció social de Bofill té sempre un equivalent moral extret de la seva filosofia científica. Per a ell existeix una llei universal sobre la reproducció dels éssers amb la finalitat de conservar l’eternitat humana. El treball material és clau per aquesta conservació i reproducció i el que qualifica de treball intel·lectual seria l’eina per a perfeccionar-se socialment.

Així, doncs, sota el mateix concepte de treball hi ha implícita una certa idea de divisió de les tasques socials. Bofill no deixa de ser una persona d’ordre que intenta, davant de la misèria material de la masses treballadores, que el progrés es pugui realitzar de manera pacífica (sin sangre) tot conscienciant (a los ricos), de satisfer les necessitats de tothom.

Aquest principi reformista l’abocarà a preocupar-se entre d’altres per la situació higiènica de la població, pels horaris laborals o per les necessitats d’esbarjo. Una activitat, aquesta darrera, que potenciarà a Figueres tot integrant-se a les juntes del Casino Menestral, una de les institucions clau de la socialització republicana a la ciutat fundada el 1856.

L’esbarjo, el complement del treball que no el seu oposat, serà una oportunitat més per observar el perfil de base anticlerical de Bofill, per exemple, en la polèmica sobre el descans dominical. Un costum, segons ell, arrelat només en la cultura estrictament cristiana i, per tant, no necessàriament universal: els jueus i lliurepensadors no tenen perquè celebrar una festivitat que no es seva.

Des d’un esperit plenament liberal també considera l’obligatorietat festiva del diumenge com un atac directe a la llibertat dels patrons i dels obrers. Defensarà que el descans ha de ser pactat per les parts segons les necessitats de cada indústria de forma individual. Tanmateix, des d’una visió complementària més socialdemòcrata proposa que els municipis fomentin els llocs d’esbarjo tot invertint en museus, biblioteques o jardins botànics. És a dir, combatre l’alienació social que observa en les activitats d’oci habituals que es poden trobar en les tavernes o, específicament com assenyala, en els espectacles taurins. Cal, doncs, una política pública orientada a la formació en el lleure, a la formació cultural. Una educació del poble en la que l’estat no inverteix de forma suficient i que, des del seu federalisme municipalista, veu en els ajuntaments l’eina de transformació social necessària per combatre la ignorància.

En aquest sentit, des de la seva responsabilitat durant tres anys com a alcalde de Figueres tindrà l’oportunitat d’instaurar una sèrie de mesures encaminades a equilibrar el fet laboral i el descans. Instaurarà la jornada de vuit hores per als treballadors de l’ajuntament com a exemple a seguir.

Encara que en rigor el seus principis polítics en relació al moviment obrer i camperol estan sempre orientats de forma explícita a l’harmonització entre capital i treball i, per tant, reformista dintre la llei, en ocasions trobem en els escrits de Bofill alguna mostra de pensament més radical i més allunyat del liberalisme doctrinari. Així, pretén combatre la manca de productivitat de les terres resultat de males pràctiques dels propietaris con aplicar la existente (llei) de expropiación forzosa por causa de utilidad pública, simplificando extraordinariament el procedimiento de la expropiación.

Bofill comença a introduir en la seva concepció de l’acció política l’Estat com a element de dinamisme econòmic per aconseguir transformacions socials. És també aquest Estat, i no només la societat, el que cal millorar i reorientar en sentit favorable a les classes populars. L’Estat comença a ser vist com un veritable instrument al servei les classes propietàries en defensa dels seus interessos i del seu ordre.

Les classes passives, juntament amb l’Església Catòlica, constitueixen un exèrcit de privilegiats, els quals protegits per l’Estat, no contribueixen al progrés col·lectiu i al benestar de totes les capes de la població. No obstant, Bofill no farà un pas més enllà dels seus principis liberals republicans. El seu socialisme serà més una consciència social que un programa igualitari. Un programa, tanmateix, que per dur-lo realment a la pràctica cal una acció política prèvia, una organització. És a dir, un partit. Aquesta consciència partidista la té Bofill ben arrelada des de l’experiència del Sexenni que pogué viure des de llocs privilegiats. La seva activitat dirigent i de lideratge dins el Partit Republicà Federal a l’Empordà és explícita a partir de la darrera dècada del XIX. En un dels seus innumerables discursos i conferències en centres federals afirmarà ben clarament el que per ell és el partit i la seva finalitat: la justicia, la paz y la armonía de los hombres. Com que l’home és dèbil i no pot aconseguir la supervivència en solitari cal reunir-se, associar-se i organitzar-se. Aquests constitueixen els tres graons de la Humanitat per assolir la llibertat.

El republicanisme federal havia entrat a l’etapa restauracionista afeblit per les lluites del Sexenni i ubicat clarament a l’oposició del règim. Bofill intentarà mantenir el caliu partidista tot defensant la via federal com la genuïna hereva de l’esperit de la Gloriosa i dels seus avenços. Així, ja durant el 1869 escriurà diversos articles a El Ampurdanés tot combatent el gir antiliberal (contra la llibertat) que prenia el rumb de la revolució. Defensa la necessitat de dotar d’una completa llibertat al país ja que és l’única forma d’assolir la justícia.

Qualsevol de les retallades a la llibertat que detecta en el govern del moment, basades en la pretesa necessitat d’ordre i estabilitat, fomenten segons Bofill el retorn de la reacció, un retorn col·lectiu a l’obscuritat contrari a la llei natural del progrés humà. En la seva moral entroncada en el cienficisme, l’home necessita de la llibertat per poder vehicular la seva responsabilitat. Com afirmarà clarament, si l’Home no pot gaudir su responsabilitat es despojarle de la cualidad de Hombre, es convertirlo en siervo, es arrebatarle los atributos de su ser.

Partint d’aquest sòlid pensament identificat amb l’acció republicana i federal durant el Sexenni, bastirà tot una estratègia de memòria per construir un espai polític a l’Empordà i a Figueres durant les primeres dècades de la Restauració. Amb el mestratge present de Sunyer i Capdevila (major) cercarà en el passat remot les arrels del pensament republicà comarcal: (…) somos los descendiente de aquellos republicanos de Grecia, rodios y focios (…) aún conservamos el nombre de ampurdaneses y el uso del gorro frigio convertido en la airosa barretina.

D’aquesta forma la identitat catalana i la republicana es fusionaran com a elements constituents d’una cultura partidista de foment de la mobilització i de suport polític. El camí per usar materials ideològics que des d’altres àmbits paral·lels anava creant el catalanisme estava obert. Però el pas de Bofill no serà immediat ni linial. La seva doctrina arrelada en el pensament doctrinari de Pi i Margall serà sòlida i la seva militància en el partit federal, malgrat principis compartits amb la resta de republicans, també.

Plenament inserit en el combat electoral municipal a Figueres, Bofill critica des de la premsa la resta de grups republicans. Ho fa en menor mesura pels seus procediments polítics ja que el seu argumentari de fons és sempre la seva concepció filosòfica de la naturalesa, per extensió de la societat i, en darrera instància, de l’individu.

És, doncs, des de Figueres i en la creació d’uns espais polítics i socials hegemònicament afins al republicanisme que Bofill construeix el seu pensament. Un corpus que el podem considerar com un exemple de l’enllaç entre els records i els valors polítics i culturals de les lluites populars del Sexenni a través de la Restauració amb la restructuració orgànica del republicanisme a principis del segle XX. L’arrelament durant aquests anys del catalanisme serà un element de reflexió al si del republicanisme català en el qual Bofill hi participà directament tot intentant diferenciar-ne una ala esquerra a la qual hi intenta aportar els valors, referents i experiència del republicanisme federal, tot procurant mantenir un cert perfil propi. En el seu cas, tenint molt present les bases de poder  municipal que gaudia el federalisme figuerenc que a l’alçada de 1911, quan es publica el recull d’escrits que hem comentat, començava a experimentar un clar relleu generacional cap a uns dirigents on convicció repúblicana i reivindicació nacional catalana anaven completament lligades.

La visió de Bofill del catalanisme i de les relacions Catalunya-Espanya, objecte analític de partida d’aquesta comunicació, no poden entendre’s sense inserir-hi en el nucli del seu pensament aspectes clau com el paper de la religió catòlica, les conseqüencies de les relacions econòmiques i laborals i una filosofia liberal i maçònica de la llibertat humana. Com afirma sintèticament a l’alçada de 1904, amb el que suposa la construcció d’un programa teòric complert que no es cansarà de repetir durant tota la dècada següent, Queremos los catalanistas verdaderos una Cataluña rica por el trabajo, culta por la instrucción, digna por la libertad, autónoma en su vida interior, expansiva en su vida de relación.


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La ignorancia ilustrada

Rationalitas et intelligentia non constituunt fideiussorem vincere ignorantia

Andrés Cascio

La ignorancia ilustrada es aquella condición que resulta de expresar por todos los medios, formas y recursos disponibles por un ser humano el arte de la ignorancia y la mediocridad, mediante la dimensión figurativa de su pensamiento.

Descansa en la habilidad para no parecerlo y disimularlo, de demostrar ante el público una imagen de absoluta sabiduría, conocimiento y dominio de los más diversos temas, cuidando de no evidenciar su total ausencia. Puede responder a un individuo que se presenta como docto, leído o experto en una materia, informado, pero en el trasfondo de sí mismo, no se reconoce tal verdad. Suele recoger información poco contrastada, opiniones vanas, comentarios sin demasiado asidero, recurre a supuestas fuentes, que solo consisten en ser “lectores de tapas”, es decir aquellos que leen el resumen de un libro en su tapa de contraportada y hacen de ello doctrina “fundamentada”.

Los ignorantes ilustrados, han aumentado significativamente desde la aparición de internet y la proliferación del uso de las redes sociales, donde se constituyen, auténticos foros experienciales de sabiduría ignorante, un conocimiento que hace de la excepción o particularidad, una generalidad y de la opinión publicada una certeza indiscutible.

El fenómeno no es nuevo, siempre han existido aquellos que sabían mas de curas y enfermedades que los médicos o los científicos, los que, a través de su experiencia vivida, (en la universidad de la calle), dictaminaban y dictaminan hoy en día, sus certezas de cualquier conocimiento, mas allá de cualquier estudioso o demostración deductiva e incluso científicamente racional.

Lo curioso que tales sujetos, siempre con cierto toque narcisista, hacen gala de sus conocimientos, recurren a una verborrea, que aparece como una expresión de una oratoria erudita.

La gran mayoría de la población tiene un coeficiente intelectual normal, unas aptitudes normales y unos conocimientos e imaginación también normales. Es decir, todos somos mediocres en el buen sentido de la palabra: “de calidad media”, según la primera acepción en la definición de la RAE. No se trata pues de una limitación, sino de ser conscientes de nuestras posibilidades, iguales a las de casi todo el mundo y no asumir cierta pose de superioridad por el supuesto de la posesión de conocimientos.

En su relación con el conocimiento, la ignorancia adquiere un significado de “carencia” o de imperfección, ¿por qué entonces querer figurar por lo que no se es, ni se posee?

En filosofía el estado de ignorancia va parejo e inversamente proporcional a la adquisición de conocimiento, siendo éste el objeto de estudio de la epistemología. Sospecha antes de creer, se cuestiona y cuestiona, intentando encontrar alguna verdad. El paradigma científico-positivista centra su filosofía de la ciencia en lo que se dio en llamar la teoría verificacionista del significado. Newton y Descartes fueron sus principales exponentes, sin embargo, el comportamiento de lo social no es absoluto sino relativo, y la observación aún verificada, no necesariamente me aporta conocimiento, simplemente me aporta la certeza de que lo observado, captado o leído, se basa en alguna comprobación, de acuerdo con determinados parámetros, pero no significa que me conduzca a conocer la esencia verdadera o cierta de aquello que me traslada la información.

Algunas creencias de una llamada sabiduría popular buscan en la tradición, en las costumbres ancestrales, en la trasmisión oral, la explicación y el conocimiento que garantiza la certeza de un hecho o de una situación. Así por ejemplo la superstición se trasmite de la misma forma que una doctrina dogmática en la que se basan las creencias y, sin embargo, podemos afirmar que existe una falta de aseveración o corroboración racional o científica, que nos permita otorgarle credibilidad.

El avance del conocimiento, como contrapunto a la ignorancia, siempre ha sido una crítica y oposición a las creencias religiosas y los mitos, así como al ejercicio del poder social, que consagran el statu quo y dificultan la evolución hacia el progreso.

Con la transición del tiempo que conocimos como edad contemporánea a la nueva era digital, los cambios de paradigmas conllevan una búsqueda inmediata de respuesta a todo aquello que ocasiona interrogante y para ello las nuevas tecnologías facilitan acceso instantáneamente mediante las redes sociales o los grandes buscadores, para encontrar una respuesta que tranquilice y nos dé luz a los interrogantes surgidos.

Pero esa búsqueda, no necesariamente es la correcta o esta fundamentada, si bien es una verdad que nos resulta convincente, aceptable y sobre todo que calma mi ansiedad. Quienes la escriben o la difunden, persiguiendo un afán de protagonismo, un interés comercial, o buscando dar sentido a sus convicciones, aunque no sean estas surgidas del conocimiento, el análisis y/o la reflexión científica, sino más bien surgidas de un empobrecido racionamiento, de una respuesta profesional estándar (que no siempre puede dar respuesta a todas las situaciones), de los objetivos comerciales o incluso de mentes alarmistas.

Recordemos que el miedo y la duda que esconde, en mayor o menor grado, suele estar detrás de muchas de aquellas indagaciones que buscan respuestas. El miedo es una emoción que aparece por una intensa sensación de una duda que provoca angustia, a veces es desagradable, provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasadoy otras veces por la incertidumbre de las acciones que debemos llevar a cabo.

Así, si alguien me argumenta que no coma fruta demasiado madura porque me ocasionará algún perjuicio, pero otros nos dicen que puede prevenir el cáncer, el individuo será favorable a creer aquello que tenga un relato mejor elaborado y que aparece fundamentado, pero en el fondo esta predispuesto a creer, o tal vez a no creer otra versión porque no confía o no cree en el emisor del mensaje, lo justifica con algún mecanismo de defensa, “es un razonamiento pasado de época, hay pensamientos más actuales, no sabe de lo que habla, hace poco leí un comentario sobre Freud, que decía:  “es un cavernario, hoy las cosas y el conocimiento ha avanzado mucho”, etc….” .

En tiempos pasados, la religión, las supersticiones, la confianza en amigos o conocidos, a través del boca a boca, llevaban a creer determinados conceptos, era frecuente escuchar, “yo tengo un amigo que sabe”, “el cura me lo ha dicho”, un conocido que estudia…”, “conozco a un fisioterapeuta que me ha dicho……” “ en el grupo de WhatsApp han comentado que …” y el mensaje recibido es extensible a todos y cada uno de los casos, a veces modificado o enriquecido. Pues con la sobrecarga de datos e información y salvando las distancias en muchas ocasiones las personas tienden a creer una aseveración que, sin dudarlo, esas personas creen constatadas o son ellos mismos los que escudriñan sin mucha solidez en distintas fuentes, hasta que se convencen.

El cura o el amigo de antes, puede ser hoy un profesional en una WEB o la página de alguna organización, que lógicamente ha sido creada con algunos fines determinados, en un grupo de WhatsApp, aquello aparecido en una red social de exagerada difusión o simplemente lo dicho como ejemplo de lo que “le sucedió a una amiga”.

En otras ocasiones son las exageraciones en una respuesta, las que se dan como mínimos para una situación determinada, extrapolando la información, el conocimiento adquirido llega al receptor, con alguna deformación por sobredimensión o por la distorsión de los supuestos.

Así algunas personas van acumulando conocimiento en diferentes áreas, distintos conceptos que han averiguado con verdadera ansiedad, preparado en diferentes campos y con una experiencia comparada (comparada con otros iguales, con los que tal vez comparten alguna situación), terminan convirtiéndose, mediante aquello que algunos en la vida mundana, lo expresan como “la escuela de la vida”; en personas ilustradas o tal vez seria correcto decir, ignorantes ilustrados.

La verdadera búsqueda del conocimiento debe comenzar por analizar las fuentes, corroborar la veracidad, comprobar la experimentación demostrada, es decir asegurarse de que no es una teoría deductiva simplemente o inductiva, sino que de alguna manera responde a una verdad corroborada, además de analizada, permítaseme, epistemológicamente.

Hay teorías muy convincentes, que pertenecen a la ficción o que provienen de la interpretación o percepción, de mitos y leyendas, que sin lugar a duda pueden constituir una fuente simbólica interesante para la ayuda en la búsqueda del conocimiento, pero que en cualquier caso obedecen a una especulación dogmática o acto de fe, incluso a una especulación cognitiva.

Los conocimientos adquiridos por aquellos sujetos, que a la sazón hemos dado en llamar ignorantes ilustrados, provocan una sensación de tranquilidad, ya que han apaciguado sus inquietudes, pero en otras ocasiones estos mismos individuos intentan convencer a otros de esos conocimientos, incluso a aquellos, tal vez algo mas versados en ciertos temas, lo que conlleva un cierto grado de obsesión, que en alguna ocasión puede llegar a ser la fuente de algún conflicto.

La filosofa Marina Garcés afirma que:“la guerra anti ilustrada legitima un régimen social, cultural y político basado en la credulidad voluntaria” ………, en otro apartado continúa:“Entiendo la ilustración como el combate contra la credulidad y sus correspondientes aspectos de dominación”

Garcés no comparte ese pensamiento apocalíptico que ve como imposible o fútil la tarea ilustrada de sapere aude o “atreverse a saber”, a pensar por uno mismo y con otros, ejerciendo ese uso público de la razón del que habló I. Kant.

Lo importante para Garcés no es tanto la cantidad de información y sus vías de adquisición, sino su calidad o la manera en que se elabora, un modo de relacionarnos con el ser que contribuye o no a transformarnos a nosotros y a nuestro mundo. Los mismos impulsores del movimiento ilustrado advirtieron que la disponibilidad y la accesibilidad de los nuevos conocimientos no cerraban el problema, sino que abría otros: la velocidad, la arbitrariedad, la inutilidad y la imposibilidad de comprender lo que se está produciendo. De manera similar, Garcés ve en el sistema de generación de conocimiento algunos mecanismos de neutralización a la crítica o espíritu crítico, tales como la saturación de la atención, la segmentación de públicos, la estandarización de los lenguajes y la hegemonía del solucionismo entre otros.

Si me hago eco del pensamiento de la filosofa Marina Garcés, es porque la generación de conocimiento no debe de ser un obstáculo, siempre que la persona que indague sobre cualquier tema sea capaz de pensar y analizar, pero libre de todo condicionamiento. El solucionismo es una de las grades amenazas, se buscan respuestas para allanar una duda o un problema de la vida cotidiana, se persiguen conceptos que alerten de las consecuencias que se deben enfrentar, en la vida diaria, con el consumo, con el desarrollo de la actividad diaria o simplemente de la vida, (o mecanismos que implican vegetar en un medio social determinado). Se buscan soluciones inmediatas, pero ello no implica respuestas o conocimientos que puedan dar contestación a la esencia de esas búsquedas. No pretendo juzgar, ni dar como respuesta el pensamiento de Garcés, pero he cogido estas ideas para añadirlas a mi reflexión.

El mediocre siempre verá problemas, y atisba dudas en las soluciones de los problemas de su vida y de la vida de cualquier otra persona que lo rodea, se cierra en sus negaciones y no es visionario, no puede ver lo que hay más allá en el horizonte, en ocasiones no es capaz de ver su propia realidad.

Algunas veces se esconde detrás de la mortaja de algo pasado, otras se esconden en el devenir y el mañana no es otra cosa que el sueño errante de lo inexistente, una mentira que desde lo onírico justifica la existencia, una explicación de que mañana será mejor o mas allá de la muerte esta la respuesta a la felicidad, una creencia por acto de fe o una mentira piadosa.

La ignorancia, es propia de las mentes mediocres, que subrepticiamente, aunque no sea de exprofeso, bucean en la ignorancia para huir del sufrimiento, aquello que se desconoce, no causa ansiedad y en la simpleza de las cosas se puede pastar sin mas objetivo que vivir. Vivir sin vivenciar.

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Teresa de Jesús

Muchos creen en el destino, factor que crea una ilusión, hemos escuchado reiteradamente, frases, como, “la vida es así”, “así son las cosas”, “la esperanza de vida” o mas recientemente “es lo que hay”, ello busca la conformidad, la resignación, alude a una ilusión, la de alcanzar felicidad, tranquilidad y comodidad. Esta manera de pensar está en el ideario político que busca dominar mediante la ignorancia de las masas, que esconde en el fondo una huida de la realidad, huir del conocimiento, refugiarse en la oscuridad, donde nadie me ve y desde donde oteo una existencia limitada.

Huir del temor es solo acrecentarlo

Krishnamurti

El conformismo, en la mayoría de las veces, no es otra cosa que temor al fracaso y el refugio en la ignorancia, en las creencias, en lo convencional, en lo fatuo, esconde el miedo al saber y el miedo a uno mismo.  Así mismo, el conformismo social es un tipo de comportamiento cuyo rasgo más característico es la adopción de conductas inhibitorias de la conciencia en el proceso de construcción de la realidad.

La sociedad, o las sociedades de hoy en día en este mundo globalizado, como se deduce de la ley de la entropía, tienden cada vez a un mayor caos, así, cada vez son más los mediocres y los mediocres y en manos de los mediocres se encuentra   la deshonestidad, la corrupción, y de ellos salen las leyes y normas mediocres que sumergen al mundo cada vez en más caos… ¡así es el ciclo de la mediocridad! Y la mediocridad se origina en la ignorancia.

¿Quién no se atribuye alguna virtud, cierto aliento o un firme carácter? Muchos cerebros torpes se envanecen de su testarudez, confundiendo la parálisis con la firmeza, que es donde pocos elegidos, los bribones, se jactan de bigardía y desvergüenza, equivocándolas con el ingenio, los serviles y los para pocos pavonéanse de honestos, como si la incapacidad del mal pudiera en caso alguno confundirse con la virtud… lo habitual no es el genio, ni el idiota, no es talento ni el imbécil. El hombre que nos rodea a millares, el que prospera y se reproduce en el silencio y en la tiniebla, es el mediocre” El hombre mediocre, José Ingenieros psiquiatra y pensador argentino.

Las sociedades de hoy, desde las ópticas conservadoras o las ideologías construidas en la derecha política promueven que la tradición es el valor social fundamental, sin embargo la tradición es un anclaje en el pasado, un mirar permanentemente hacia atrás y suele ser propio de personas que tienen miedo al presente, una romántica nostalgia de mantenerse inmóvil en un tiempo que ya no existe, es no solo vivir en la ignorancia del presente, sino intentar ponerle  freno a la  inexorable marcha del progreso, en un camino hacia el futuro.

La complejidad del mundo ha llevado al ser humano a simplificar la realidad, a abstraer la naturaleza para hacerla más cognoscible, sumergidos en una ignorancia ilustrada, en un caos que acepta a la sociedad tal y como se presenta con una total imprevisibilidad, una sociedad fútil, vacía, superficial, sin consistencia, producto de esa ignorancia colectiva.

Permítanme ahora citar a J.P. Sartre. Para Sartre la libertad es la categoría antropológica fundamental: el hombre no es consecuencia de determinismo alguno, ni biológico, ni histórico, ni social, ni teológico; es una consecuencia de lo que él mismo ha decidido ser. Y este, es el ser autor o responsable radical de uno mismo, tiene varios efectos en el ámbito de los sentimientos.Este filósofo existencialista en su libro “El existencialismo es un humanismo”; describetres afectos que acompañan a la libertad: la angustia, el desamparo y la desesperación. Me gustaría agregar a costa de parecer ridículo, que la libertad, observamos muchas veces, se encentra acompañada de una clara desigualdad y sumergida en la citada ignorancia.

En cualquier caso, la ignorancia, puede verse desde ángulos distintos, desde escuelas de pensamiento diferentes, incluso desde distintos ámbitos y estilos de comunicación, pero en cualquier caso podrían ser conducentes hacia la aseveración de que el fenómeno de la ignorancia ilustrada es una realidad insana para el desarrollo de la sociedad.

La educación es la única cura para la ignorancia.

Slavoj Žižek, un filósofo esencialmente provocador…

La corrección política es totalitarismo moderno

Slavoj Žižek

En tiempos como los que vivimos, caracterizados por la extrema simplicidad de los mensajes y por los análisis apresurados, casi podríamos decir ‘de usar y tirar’, es muy estimulante que haya pensadores que pongan muchas cosas ‘patas arriba’, que contemplen los hechos desde otras perspectivas y parámetros, obligándonos y estimulándonos a pensar… y, de paso, ampliando horizontes.

Slavoj Žižek nació en 1949, en Eslovenia (antigua Yugoeslavia). Aunque era muy joven, el primer hecho histórico que le inquietó y le proporcionó elementos de reflexión fueron los acontecimientos de la primavera del 68. Es un tanto ecléctico, ya que por una parte sus textos tienen un fundamento sociológico, mas también, está patente en su obra la influencia de Jacques Lacan. Un tercer elemento que se deja sentir con fuerza es su crítica a la cultura, de indudables resonancias nietzscheanas. Procede del marxismo, pero tiene con respecto a esta ideología y visión del mundo, diferencias profundas, especialmente con algunas de sus interpretaciones.

Es sencillamente apasionante, que aparte de Lacan, represente una clara influencia en su pensamiento Hegel. Se atreve a analizarlo desde ángulos y perspectivas no sólo novedosas sino inéditas.

La suya es una concepción materialista de la ideología. Hay quienes lo tienen por una celebridad filosófica. Lo que más me llama la atención es su ironía, su desenfado y lo que tienen de iconoclastas algunos de sus postulados. Siento hacia él más que curiosidad y me parece muy estimulante lo que dice y como lo dice. No es cuestión de coincidir con él en todos sus análisis –de hecho cae en contradicciones- pero sí poner de manifiesto que es apasionante su visión de la realidad, se coincida o no, con sus peculiares puntos de vista.

En determinados aspectos es un pensador sobrio y sólido. Le molesta y consecuentemente, arremete contra la burocratización de algunas instituciones relevantes. No desprecia el hedonismo, mas considera y con razón, que caer en la molicie, es empezar a dejarse atrapar en las redes y trampas que nos tienden.

Ataca la superficialidad e insustancialidad del mundo en que vivimos. Analiza con claridad, los efectos negativos de la globalización y considera que lo que queda del Estado del Bienestar, a esas alturas está ya en la ‘unidad de cuidados intensivos’.

Los sistemas imperantes no sólo son poco atractivos, sino que están cargados de tropelías, desafueros y brutalidades. Podríamos preguntarnos ¿hacia dónde nos encaminamos? o ¿qué hoja de ruta seguimos? mas también, ¿que queda del imperativo categórico kantiano? Leyendo algunas cosas que se publican a diario, todo parece indicar que ha dejado de ser la regla de oro de la conducta ética, para pasar a ser una antigualla prescindible.

Muchos comportamientos son cada día más gregarios, imitativos y emocionalmente dependientes. A diario leemos y escuchamos proclamas, no sólo vacías de contenido sino cínicas, caracterizadas por el ‘do as I say, not as I do’. Se cae en la estupidez más alarmante. Ahí está como prueba el ‘trumpismo’, sus acólitos y sus admiradores.

Una pregunta que deberíamos hacernos es ¿qué es digno de ser recordado y transmitido a las generaciones siguientes, de todo esto? Lo que podríamos calificar de dominio silencioso que acostumbra a actuar desde la penumbra, siendo sus tentáculos los medios de comunicación y una incitación machacona al consumismo, ejerce cada día un control más nítido y efectivo, inclinando a cientos de miles de incautos a la práctica de determinadas conductas y disuadiéndoles de otras. Una de las consecuencias más perniciosas es la acusación de estrafalario con que es motejado quien se atreve a poner en cuestión los fundamentos del orden decretado.

Únase a esto que no sólo sobreviven sino que emergen con orgullo aquí y allá, odios y estupideces pre ilustradas. Valgan como ejemplo las teorías creacionistas, la misoginia, el racismo, la homofobia o sentirse orgullosos de despreciar la razón y menospreciar la ciencia.

Por todo esto, me motiva y mucho, el humor acerado e hiriente de Slavoj Žižek destacando sus ataques al populismo que ya podemos calificar, con poco margen de duda, de una verdadera plaga para la que todavía no hemos encontrado la vacuna adecuada. Otro hecho que me parece deleznable es quienes utilizan el poder que tienen en la mano, para crear conflictos artificiales, de los que por cierto obtienen su correspondiente rédito. Han logrado convertir la política en unos rituales vacios de contenido y así nos va.

Quizás por eso, la voluntad de provocación de Slavoj Žižek, por un lado está cargada de futuro y por otro, nos ayuda a soportar la insoportable vaciedad de nuestro presente.

Para empezar a desgranar su pensamiento es imprescindible considerar que realiza una lectura muy original y dialéctica de los filósofos y pensadores de los que se nutre. Comenzando, por extraño que pueda parecer, por Hegel, a quien atreviéndose a dar la vuelta a lo establecido, considera el primer post marxista.

Tiene una extraña facilidad para encontrar nuevos vericuetos y formulas de acercamiento, inéditas. Pensemos, por ejemplo, en la senda que sigue para enfrentarse a Karl Marx. Se muestra decididamente partidario de la interpretación y postulados de Louis Althusser, eso sí depurado hasta cierto punto, por el psicoanálisis lacaniano. Ese extraño maridaje entre Hegel y Lacan es obscuro, pero abre nuevos ángulos analíticos.

Me parece de una gran habilidad y rigor su consideración de que la sociedad mediática es, entre otras cosas por desgracia, una realidad sin realidad. Žižek no es propiamente un filósofo político, mas al considerar el valor de la democracia en las sociedades actuales, no duda en calificarla como coartada, meramente nominal, que lleva aparejada todo tipo de prácticas, frecuentemente fraudulentas, que la impugnan y la vacían de contenido. Comentarios como éste no están lejos de Alain Badiou con quien tiene no pocas coincidencias y afinidades.

Otro filósofo que suele tener muy en cuenta es Friedrich Nietzsche. Su crítica radical a la sociedad y a la cultura occidental, no sólo le atrae sino que con frecuencia utiliza o recuerda planteamientos y criticas nietzscheanas. En nuestras sociedades para él, todo a casi todo es falso, light, adulterado. Si hubiera que caracterizarlas reduciéndolas a una paradoja, podríamos decir que son la del café sin cafeína o la cerveza sin alcohol.

El lector a estas alturas ya habrá comprendido que en Žižek están presentes las sombras de ‘los filósofos de la sospecha’, aunque tratados y analizados desde su perspectiva y hasta me atrevería a decir que a su conveniencia. Así Freud, ocupa un lugar preferente, mas a través de interpretaciones lacanianas. Nietzsche en sus críticas a la cultura occidental y en muchas de sus descalificaciones y Karl Marx en sus juegos, nada inocentes, con Hegel a quien hace pasar por post marxista y en sus análisis, donde recuerda muchos aspectos leninistas e incluso algún que otro intento de rescatar enfoques stalinianos.

Como he venido comentando, fundamentalmente es un provocador. Es raro el planteamiento al que no le da la vuelta o lo conduce hacia lugares no frecuentados.

Su formación, obvio es decirlo, es sólida por lo que sus ‘boutades’ no lo son tanto sino las más de las veces mera provocación. Estudió filosofía y psicología en Liubliana, así como psicoanálisis en la Universidad de París-VIII (Vincennes-Saint Denis). Siempre es, no sólo interesante sino ‘epatante’ un pensador tan poco convencional. Quizás sea ese el motivo por el que ha sido profesor invitado en diversas universidades, Nueva York, Michigan…

Reconocerán ustedes que sus métodos y sus formas de acercamiento a la cultura son un tanto excéntricos pero a la par, fascinantes. Para analizar problemas culturales de las sociedades contemporáneas recurre a Kafka o a Shakespeare y, de cuando en cuando, a personajes históricos con mala prensa, como Maximilien Robespierre.

Para él, el cine es otro elemento de análisis e interpretación de primer orden y máximo interés, como lo prueban sus estudios, entre otros, de Hitchcock, David Linch o Ernst Lubitsch, donde hace magníficas piruetas entre filosofía, psicoanálisis y cine. A través de la filmografía de sus directores predilectos pone de relieve el fundamentalismo, la opresión que llevan a cabo las estructuras capitalistas, el anti-capitalismo ineficaz, desvaído y retórico… y las razones que nos han llevado a las crisis sistémicas que venimos padeciendo.

A muchos sorprende –otros están ya curados de espanto- que utilice el psicoanálisis lacaniano para observar y poner de relieve determinados síntomas que aquejan a la política internacional.

Su obra es extensa y polifacética, por ello me limitaré a poner sobre el tablero cuatro o cinco títulos. Destacar estos y no otros es, por supuesto, subjetivo. En primer lugar señalaré “El sublime objeto de la ideología”, en cuyo título ya se advierte un enfoque irónico y una mirada un tanto despreciativa, data de 1989 año de la caída del Muro y se aparta de la concepción marxista tradicional, para esbozar y desarrollar una línea de argumentación materialista de la ideología que sigue a Lacan pero que también, adopta elementos de Hegel.

No me resisto a hacer un ligero comentario sobre “Lacrimae rerum. Ensayo sobre cine moderno y ciberespacio”, donde puede apreciarse su versatilidad al elegir puntos de vista tan alejados, unos de otros, desde los que realizar sus análisis. Žižek acostumbra a decir que las palabras no son solo palabras, sino que informan y conforman los contornos de lo que podemos y no podemos hacer.

Creo que es imprescindible su “Cómo leer a Lacan”, que apareció en Paidós (Argentina) en 2008. Me parece un texto clave para conocer de primera mano sus opiniones sobre este psicoanalista heterodoxo que tanto influyó en él. Resulta muy útil para apreciar su ‘modus operandi’, en lugar de repetir lo que otros han venido señalando.

La ironía, el distanciamiento y la fusión de elementos considerados dispares, ya le hizo en 1994 publicar “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a Hitchcock” aparecido en Edit. Manantial (Buenos Aires), en una época tan temprana como 1994.

De lo mucho, que desde mi punto de vista habría que leer y revisar de su producción, está un texto, relativamente reciente de 2018, que lleva por título “Contra la tentación populista” publicado en Ediciones Godot (Buenos Aires). Se trata de un ensayo de mediana extensión, de poco más de cien páginas. Curiosamente, 2018 es el año en que se conmemora el segundo centenario del nacimiento de Karl Marx. Me parece muy oportuno aplicar, de forma heterodoxa y libre, el análisis marxiano a un epifenómeno tan simplista pero, quizás por eso, tan envolvente en Europa y Estados Unidos, que basa buena parte de su eficacia en la propagación de mentiras, fakes news y tergiversaciones interesadas. No se ha escrito poco sobre el populismo, más son interesantísimos los puntos de vista analíticos que Žižek sostiene, entre otros, que este tipo de movimientos son una farsa, una burla y un escarnio de la lucha de clases.

No soy ningún experto pero con respecto a Lacan, hace algunas consideraciones sobre lo real, lo simbólico y lo imaginario, ciertamente atractivas y que invitan a seguir la senda que explora. Para él son tres órdenes o registros inseparables. En más de una ocasión adopta una actitud de desdoblamiento, recordando la cita de Arthur Rimbaud que tantas veces repite Lacan, “Yo soy otro”.

Pese a haber recibido tantas críticas y ataques, el filósofo esloveno, a mi modesto entender, no es frívolo. Es paradójico hasta ir más allá de la aporía y sigue caminos intrincados para llegar a conclusiones, que en modo alguno son académicas ni trilladas. Es, sin embargo también, en este caso inoportuno y peligroso, seguir la corriente imperante, porque su lectura es estimulante e invita al lector a acompañarlo por vericuetos que desembocan, muchas veces, en fértiles hallazgos.

Reconocerá el lector avisado que los tres anillos entrelazados que forman el nudo Borromeo, dan que pensar. No es en modo alguno frívolo y los ucases arrojados desde la petulancia, la seriedad más aburrida y la rígida ortodoxia en nombre y representación de diversas formas políticamente correctas de pensamiento, no restan un ápice de interés, a los provocadores saltos mortales y al más difícil todavía de sus tesis.

Téngase en cuenta que algunos capítulos de la modernidad y de sus epígonos, que como siempre, no tienen ni siquiera la originalidad de sus maestros, son un largo y tortuoso camino en el proceso de destrucción de la razón ilustrada.

Por otro lado, nadie ha sostenido que el estilo de Žižek y el contenido de sus textos, no tenga dificultades. El estilo aforístico de Nietzsche y sobre todo, de Lacan no es sencillo de desentrañar. Su querencia por Hegel lo lleva a practicar lo que podríamos considerar ‘el trabajo de lo negativo’.

Algunos críticos reconocen que sus estrategias retóricas son ágiles y entretenidas, mas también enriquecedoras… producen en nosotros un efecto deslumbrante y abrumador, no exento de confusiones, trampas y algún que otro simulacro de engaño. En definitiva, otra invitación a una lectura desprejuiciada de la que pueden extraerse no pocas ideas nuevas y creativas si la ‘mochila’ que llevamos a la espalda no está excesivamente cargada de dogmatismos.

Prueben ustedes, por ejemplo, a interpretar este aserto que desprende un inequívoco ‘tufillo’ hegeliano “Pienso secretamente que la realidad existe para que podamos especular sobre ella

Hemos expuesto, someramente, su gusto por las paradojas, por innovar y por retorcer y ofrecer nuevas perspectivas de ciertas ideas que, hasta el presente habían disfrutado de lecturas e interpretaciones unívocas. Considérese, por ejemplo, este otro pensamiento: “no puedes cambiar a las personas, pero puedes cambiar el sistema para que las personas no sean empujadas a hacer ciertas cosas” o este otro: “vivimos en tiempos extraños en los que somos inducidos a actuar como si fuéramos libres”.

Me parece estupendo su afán por destruir tópicos y lugares comunes. El prestigio de los expertos es muy alto y va ‘in crescendo’, sin embargo, haríamos bien en preguntarnos al servicio de quienes están la mayoría de ellos…Slavoj Žižek, los considera en general, subalternos y mayordomos del poder ¿Por qué? porque no piensan sino que su labor -por lo general bien retribuida- es aplicar sus conocimientos a las tácticas y estrategias de los poderosos.

Con todo, uno de los aspectos que más me seducen de él es su opinión -repetida en múltiples ocasiones- de que nos sentimos libres porque nos falta el lenguaje necesario para articular nuestra falta de libertad.

Slavoj Žižek en la actualidad profesor de la Universidad de Londres, sigue arrojando imperturbable, sus dardos provocadores… probablemente para hacernos reaccionar. No me negarán que se requiere valor para afirmar que el observador forma parte de lo observado… esto trae como consecuencia una posición materialista cuya conclusión es que el mundo no existe.

Igualmente, creo de un notable interés su aserto de que la función de la ideología no es huir de la realidad, sino hacerla habitable.

Finalizo retomando lo que sostuve al comienzo de este breve ensayo. Slavoj Žižek es ante todo, un provocador… más mi opinión es que es mucho lo que se pierde privándonos de degustar sus provocaciones, obviamente coincidamos con ellas o no. ¿A caso no definimos esto con frecuencia, aunque sin excesivo rigor como enfoque crítico?

Atrévanse a iniciar esta aventura del pensamiento sin anteojeras. No se sentirán defraudados.

Controversias y zonas, todavía en penumbra, sobre Amerigo Vespuccio (1454/1512)

De lo que existe, hay ciertas cosas que dependen de nosotros, y otras que no

Epicteto

Mientras que en Italia la figura de Amerigo Vespuccio sigue despertando interés y hasta levantando pasiones –basta recordar los actos organizados con ocasión del V Centenario de su muerte en 1512-, entre nosotros sigue pasando desapercibido y como de puntillas.

Se conocen, sí, aspectos relevantes de su vida más hay datos que son negados o puestos en duda por los historiadores. Existen, también, biografías de distintos periodos. Desde mi punto de vista, destaca la de Stefan Zweig que una vez más, nos introduce al personaje dentro de sus coordenadas históricas, sociológicas, culturales y científicas. Es más, procura observarlo desde dentro. Con humildad, no exenta de rigor analítico y de un cierto escepticismo nos hace ver que los caminos de la historia y su investigación son erráticos y, en diversas ocasiones han ido dando tumbos… antes de poner las cosas en su sitio, logrando que encajen al menos, provisionalmente.

Quien quiera iniciarse en Amerigo Vespuccio y todo lo que conlleva y trae consigo su figura, haría bien en comenzar su andadura leyendo o releyendo la biografía de Zweig.

Este navegante nacido en Florencia acabó por dar nombre al continente americano. ¿Cuál es la grandeza de sus aportaciones? Llegar al convencimiento y atreverse a formular que las tierras en las que Colón puso el pie no eran Asia sino un nuevo Continente.

¿Qué sabemos de su carácter y formación? Fue concienzudo y supo ganarse la confianza de, por ejemplo, los Medicis a quienes sirvió o de los reinos de Castilla-Aragón o Portugal que apoyaron y financiaron sus viajes. Sabemos que tenía conocimientos de astronomía, matemáticos y geográficos, especialmente por lo que a cartografía se refiere, nada desdeñables. Era despierto, inteligente, buen observador, concienzudo y dotado de una elegante curiosidad intelectual. Son esas algunas de sus características más destacadas que Zweig resalta. Su mirada y su visión del mundo eran un tanto escépticas, tanto con respecto a la “época que le tocó vivir” como a los tiempos que habrían de suceder a su presente incierto lleno de incertidumbres y desafíos.

Prudentemente y sin alharacas supo ser fiel a sus convicciones. Fue decidido, cuando había que serlo y, digno de que se depositase confianza en él. Como hombre recio que era despreciaba la frivolidad moral y apreciaba la lealtad y la amistad.

El mundo en el que le tocó desenvolverse estaba sufriendo alteraciones profundas. A periodos de quietud, siguen otros un tanto caóticos y donde todo o casi todo parece asimétrico. En esos momentos de “aullidos inaudibles” encuentra su espacio, lo que podríamos denominar “la topografía del error”, siguiendo a Walter Benjamin.

No debemos olvidar que a lo largo de su vida habían tenido lugar sucesos y descubrimientos que, no solo iban a alterar los conocimientos científicos y culturales sino que iban a inaugurar un nuevo periodo histórico.

La figura de Amerigo Vespuccio ha tenido y, lo que es incluso más curioso, sigue teniendo defensores y detractores. El ser humano es complejo y, por tanto, están sujetos a interpretación la mayor parte de sus iniciativas, proyectos e incluso descubrimientos.

Hacía tiempo que la teología cedía terreno aceleradamente, a favor de la ciencia y del humanismo. Las huellas de un Dante Alighieri, Giotto, Rogerio Bacon y otros, en modo alguno, podían pasar desapercibidas. Como una mancha de aceite se iba extendiendo el convencimiento de que hay cosas en las que los modernos pueden enmendar la plana a los antiguos o lo que es lo mismo, que un nuevo mundo está por instalarse desplazando al antiguo. Los encargados de gestionarlo somos los vivos aunque contemos con las aportaciones de los clásicos.

Los acontecimientos se iban precipitando aceleradamente. El portugués Bartolomé Díaz dobló el Cabo de las Tormentas, pasando a denominarlo el Cabo de Buena Esperanza, logrando llegar al Océano Indico a través del Atlántico. Los descubrimientos se iban sucediendo unos a otros hasta alterar profundamente, los conocimientos establecidos. Me parece justo mencionar, aunque sea de pasada, a Paolo dal Pozzo Toscanelli ya que Amerigo Vespuccio lo tuvo muy en cuenta en la elaboración de sus proyectos así como en la redacción de determinados documentos.

En 1503 aparece en París “Mundus Novus” de Amerigo Vespuccio. Ni que decir tiene que un editor avispado puede ocasionar verdaderos “cataclismos”. Se trata de una carta dirigida a Lorenzo de Pierfrancesco de Medici. ¿Por qué escribe esta carta Vespuccio, la imprime y se la dedica a un Medici? La respuesta está contenida en la propia misiva para que su recuerdo siga vivo en la posteridad. En esta carta da cuenta del viaje que realizó en 1501, a bordo de barcos portugueses. Describe y da fe a aspectos interesantes de lo que aconteció en esos meses.

¿Es el “Mundus Novus” una gran obra? Tajantemente no, pero son muchas las cosas que juegan en el acontecer histórico: elegir el momento oportuno, contar con el apoyo –podría decirse incluso que oportunista- de un editor y querer rendir tributo a la familia de los Medicis son, sin duda, factores que entran en juego.

Entre las curiosidades que pueden y deben citarse está el nombre de Venezuela ¿por qué? porque la entrada al Lago Maracaibo, recordó a Vespuccio, Venezia y de ahí el nombre de Venezuela o pequeña Venezia, con la que “bautizó” esas tierras.

Una serie de imprecisiones se ciernen sobre estos hechos. ¿Cuántos viajes realizó Amerigo Vespuccio? En realidad, no lo sabemos con certeza. Es de destacar que algún tiempo después aparece “Lettera di Amerigo Vespucci delle isole nouvamente ritrovate in quattro suoi viaggi” ¿Cuál es el incuestionable valor de esta obra? En el que en ella exprese su firme convencimiento de que existen nuevas tierras, otro continente podríamos decir, entre Europa y Asia. Por otra parte, afirma que sus viajes fueron cuatro. No hay motivos para ponerlo en duda, salvo que se tengan pruebas de lo contrario.

Siguen los felices hallazgos, quizás las casualidades que en determinados momentos parecen dirigir o adelantar los pasos de la Historia. Así el cosmógrafo Martín Waldseemüller tuvo la feliz idea de editar las cartas de Vespuccio junto a su “Cosmographiae introductio”, incluyendo además, sendos retratos de Ptolomeo y Vespuccio. Me parece oportuno citar unas palabras suyas incluidas en el prefacio: “Ahora que esas partes del mundo han sido extensamente examinadas y otra cuarta parte ha sido descubierta por Amerigo Vespuccio, no veo razón para que no la llamemos América, es decir, tierra de Amerigo, su descubridor, así como Europa, África y Asia recibieron nombres de mujeres”. Desde luego, la letra pequeña que acompaña a los grandes descubrimientos es, sin la menor duda, apasionante.

No podemos pedir conclusiones precisas cuando el mundo conocido está en eclosión, en ebullición, más creo que sería exigible “desfacer algún que otro entuerto” y llevar un poco de información y de luz a algunos silencios glaciares. Las deducciones precipitadas se van decantando y asentando. Sabido es que las intuiciones son un arma de doble filo, más hay que ir poniendo las cosas en su sitio.

En otro lugar hemos comentado que tuvo detractores y buenos amigos y protectores. Fray Bartolomé de las Casas fue un tipo nervioso y sanguíneo. En ocasiones y, sin venir a cuento, arremete contra Vespuccio poniéndolo de vuelta y media, llega a motejarlo “de mentiroso y ladrón”, entre otras lindezas semejantes. Por eso es útil, muy útil, escuchar relajadamente y con respeto el “Réquiem” de Mozart… y no prestar excesiva atención al griterío y a las voces frenéticas que acompañan lo que podríamos denominar el paisaje atormentado del tiempo.

El Renacimiento y el Humanismo han ido dejando su poso. Asistimos a una auténtica transformación del mundo y como en toda transformación están presentes las conspiraciones y las paranoias… aunque pronto desaparecerán de la escena, dejando su lugar a una nueva cultura y a una nueva sensibilidad.

Poco a poco, las naciones y sus mandatarios van asumiendo la importancia de aquellos ingentes espacios ignotos… y aquellas distancias inhumanas que guardan una nueva fauna, una nueva flora y, al parecer de algunos, auténticas y abundantes riquezas.

Una lección que deberíamos tener presente es que mientras aquellos que anclados en la tradición y el inmovilismo piensan que estamos viajando hacia ninguna parte, en realidad lo estamos haciendo hacia nuevas concepciones del mundo. A todo crepúsculo sigue una aurora. La figura de Amerigo Vespuccio con estas y otras consideraciones se agiganta, hasta convertirse en una metáfora política, sociológica e histórica.

En la Civilización Occidental los viajes han sido determinantes; ahí está la Odisea, donde Homero o los sucesivos homeros supieron plasmar lo que de aventura tiene el viaje. En su caso, sin embargo, Ulises regresa a Ítaca, de donde partió. En la concepción del mundo que se va abriendo paso, el afán de muchos es encontrar nuevas rutas, poner el pie en lugares desconocidos e ignotos. Se viaja por muchos motivos, entre ellos, conocer más y conocer otras tierras y otras gentes, amén de la codicia y hallar nuevas rutas para el comercio de las especies. La antropología cultural debe, en nuestro caso, sus orígenes a establecer correlaciones de afinidad y contraste entre los dos mundos.

Amerigo Vespuccio fue un hombre capaz. Estuvo todo lo alejado que se puede estar de extravagancias, trivialidades y banalidades. Su punto de vista, aunque se haya hecho poco hincapié en ello, es el del observador, el del científico, el de quien sabe “sacar jugo” a las noticias que le llegan, a los mapas… al igual que otros muchos hombres tenía en el fondo de su espíritu un afán de gloria, más en todo momento supo embridarlo y controlar la vanidad.

Por este y otros motivos el “Mundus Novus” puede ser considerado nada menos que un monumento memorable de la humanidad. Hay quienes han considerado a Vespuccio un intérprete de sueños. Creo que se debe seguir explorando en esta dirección.

Nos van saliendo al paso hechos harto significativos, pero ocultos por una densa capa de indiferencia. De un tiempo a esta parte, se está haciendo un uso abusivo del término y del concepto intrahistoria; de forma más modesta yo sugeriría que se prestara mayor atención a la letra pequeña. Aquella en la que no se ha reparado o se ha enviado, sin más preámbulo, a espacios marginales.

¿Quién presta hoy atención, sin ir más lejos, a la Comunidad de Saint-Dié? Su iniciativa de alguna manera sirvió para modificar la perspectiva de los hechos. El haber advertido la importancia del “Mundus Novus” es de una agudeza y penetración admirable. No les paso desapercibido que Vespuccio había escrito: “En aquella parte meridional yo he descubierto el Continente habitado por más multitud de pueblos y animales que nuestra Europa, o Asia, o bien África” Era precisa una clara inteligencia para descifrar lo que estas palabras significaban y lo que tenían de relevante.

Vespuccio le dio el nombre de Nuevo Mundo, sin más. No debe pasarnos, sin embargo, desapercibido el mérito de los cartógrafos, geógrafos y científicos del Gymnasium Vosgianum, sostenido y financiado por Renato de Anjou, rey de Provenza. Estos sabios lo que pretendían era divulgar y hacer accesible los descubrimientos científicos, recurriendo a la impresión de libros para que su conocimiento pudiera extenderse.

Me parece de transcendental valor que se atrevieran a dar el nombre del nuevo continente a quien tuvo la osadía de formular que no se trataba de una prolongación de Asia, sino de un mundo nuevo. Elegir esa denominación frente a otras como Tierra de Papagayos, Brazil, Isla de Santa Cruz o Islas Occidentales es, también, altamente meritorio.

Amerigo Vespuccio, que por cierto tuvo una buena amistad con Cristóbal Colón y nos dejó testimonios de que lo apreciaba, tuvo una existencia aparentemente gris. Murió y fue enterrado en Sevilla en 1512 sin que historiadores ni cronistas den la menor importancia al hecho.

Un signo de estupidez y de soberbia es el atacar a un personaje histórico para ensalzar a otro. Tanto Cristóbal Colón como Amerigo Vespuccio tienen un lugar en la Historia, aunque en el caso de Vespuccio haya recibido insultos sin venir a cuento de Fray Bartolomé de las Casas, como ya hemos indicado en su Historia General de las Indias, de Miguel Servet y hasta de Voltaire.

Las cosas empiezan a variar cuando interviene la historiografía y se examinan con rigor testimonios, documentos y las cartas, de su –si no abundante sí, interesante- correspondencia.

Merece la pena destacar que Amerigo Vespuccio tuvo biógrafos desde épocas muy tempranas. El bibliotecario y escritor florentino Ángelo María Bandini (1726/1803), autor de “Vita e lettere di Amerigo Vespucci” pasa por ser el primero. A esta siguieron otras, muchas de ellas de autores italianos. Vuelvo a insistir en que la de Stefan Zweig ofrece muchos puntos de interés y muchos hilos de los que tirar.

No es extraño que no abunden biografías sobre Vespuccio en castellano. Opino que debería hacerse un esfuerzo para suplir esta laguna y, de paso, hacer mención a los últimos descubrimientos. El prestigioso profesor Magnaghi, nos ha advertido con su habitual perspicacia, que hay que poner más atención de la que se ha prestado hasta ahora, a las “Cartas”. Es un comentario muy acertado.

Amerigo Vespuccio se naturalizó español. Según consta en una carta de fecha 24 de abril de 1505. Conocemos asimismo que fue nombrado Piloto Mayor de Castilla, dependiente de la Casa de Contratación.

Hay una carta, sin embargo, en la que no se ha hecho excesivo hincapié, dirigida a su hijo Diego, por el almirante Cristóbal Colón, en la que define textualmente a Vespuccio como “hombre de bien”.

Mi propósito al escribir este breve ensayo, fuera de factos y eventos como V Centenarios y años de descubridores, es contribuir modestamente, a la rehabilitación de la figura de Amerigo Vespuccio, fundamentalmente por su importancia histórica como cosmógrafo, navegante y descubridor.

Sobre Amerigo Vespuccio al igual que como tantos otros grandes hombres no está todo dicho. Deben rellenarse las lagunas, despejarse los interrogantes y dar respuestas convincentes a no pocas dudas que aún subsisten.

Como prueba de que sigue habiendo incógnitas sin desvelar, aludiré a que últimamente se han planteado coincidencias entre los escudos de armas de los Despuig catalanes y los Vespucci florentinos. El origen de este nuevo fleco es una carta que se guardaba, celosamente, en la biblioteca del Conde de Montenegro (Mallorca) y que en la actualidad se muestra en el Museo Marítimo de Barcelona. Merece, a mi juicio, un estudio exhaustivo que establezca que hay de cierto en las afinidades supuestas. Hay que dilucidar que concomitancias o semejanzas hay entre las “avispas” de uno y otro escudo y, también, ¿qué hace allí la tan traída y llevada Flor de Lis?

Creo sinceramente, que no se pueden cerrar páginas antes de haberlas leído y analizado pormenorizadamente. La figura del florentino Amerigo Vespuccio todavía… pese al tiempo transcurrido, continua generando controversias, lo que claro está contribuye a hacerla más viva y actual ayudando a esclarecer las zonas donde aún prevalecen las sombras.

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