«El sujeto resiliente es un sujeto que, ante un conflicto entre sujeto y objeto, siempre se adapta al objeto, es decir, en vez de cambiar el mundo, el sujeto asume que es él mismo el que debe cambiar. Así pues, el orden social es considerado como un fenómeno natural»
El video ( https://youtu.be/DyZEWEjEPh4?si=9yWVWrKpUT2rngRA ) que adjuntamos en esta entrada es un resumen que el usuario Claudio Alvarez Teran elabora sobre el libro Odio la resiliencia, contra la mística del aguante del filósofo italiano Diego Fusaro, publicado en castellano por la editorial vasca Txalaparta.
El concepto de “resiliencia” es un concepto que proviene de las ciencias naturales y que hace referencia a la capacidad de los materiales y ecosistemas de mantener su estructura original tras el impacto de tensiones y condiciones adversas. Con el tiempo, el término de “resiliencia” ha adquirido significaciones que se aplican al ámbito de lo humano. Según Fusaro, hay un buen uso y un mal uso del término, dependiendo de si este contiene en sí una función ideológica.
El buen uso del concepto de “resiliencia” radica, según el autor, en el campo de la psicología, donde se define a esta palabra como la capacidad de un individuo para afrontar un trauma irreversible, aceptando el objeto del trauma y modificando la propia conducta. Como señala Fosari, aquí el uso de la palabra no tiene una función ideológica.
El mal uso del concepto, como hemos señalado anteriormente, deviene cuando este dispone de carga ideológica, es decir, cuando se aplica a la realidad política, social y económica. En el siglo XXI, el concepto de “resiliencia” forma parte del léxico moderno perteneciente al mundo de los negocios, junto a otros conceptos tales como “empoderamiento”, “motivación” o “mindfulness”. Según el filósofo, cuando el término se aplica en este sentido, hace referencia a una actitud de aceptación estoica a la realidad política y social, que se percibe como realidad inmutable. Consiguientemente, el sujeto resiliente (homo resilientis) es un sujeto que, ante un conflicto entre sujeto y objeto, siempre se adapta al objeto, es decir, en vez de cambiar el mundo, el sujeto asume que es él mismo el que debe cambiar. Así pues, el orden social es considerado como un fenómeno natural. Esta es la culminación, según Fosari, del hombre postmoderno. Un hombre que es hijo del desencanto, que no tiene nada por lo que creer, ni por lo que luchar.
Políticamente, el sujeto resiliente es el sujeto ideal del neoliberalismo. Es un sujeto optimista, ya que ve en la dificultad una oportunidad de mejora, pero al mismo tiempo es un sujeto intrínsecamente débil, ya que acepta la fuerza superior del objeto que tiene delante, es decir, acepta acríticamente la violencia cotidiana de la explotación de la mayoría en beneficio de unos pocos. El malestar social, es decir, la explotación, la precarización o las injusticias sociales no tienen lugar en el mundo, para el homo resilientis, ya que el malestar es siempre un malestar individual. El sujeto de aceptar el mundo con fortaleza. Se desactivan así las posibilidades de transformación social, fracasan las utopías transformadoras para dar lugar a un nuevo orden erótico donde prevalece el goce individual, la despolitización y la gobernanza tecnocrática. El sujeto de la historia ya no es el hombre, sino el mercado.
La clave de la resistencia ante la imposición del status quo se halla, según la propuesta de Fosari, en el lenguaje y en la lucha de clases. El lenguaje crea la realidad y la hace accesible y tiene, por tanto, una incidencia directa contra el conjunto de creencias y símbolos que sustentan el orden político. En un lenguaje marxista, el lenguaje tiene un impacto directo en la superestructura. La resiliencia debe ser llamada como lo que es: “resignación”, “resistencia apática”. El pensamiento crítico y la no asunción de la neolengua impuesta por el poder son indispensables para hacer frente al capitalismo totalitario y totalizante que acecha.